Charlottesville fue la gota que amenaza derramar el vaso; Donald Trump muy en su estilo y en consonancia con sus “principios” fascistas se negó a realizar una condena clara y contundente a los grupos neonazis y supremacistas blancos que se manifestaron con inusual violencia en Virginia el pasado 12 de agosto, provocando la muerte de una persona, asesinada por uno de ellos en la confrontación con contramanifestantes que los increpaban; su actitud le valió una respuesta casi generalizada, dos Consejos Empresariales se negaron a seguir acordando con la Casa Blanca, en las bancadas republicanas del Congreso la crítica fue directa y hasta los mandos militares veladamente condenaron su actitud.
Como era de esperarse, Trump se ha vuelto un personaje sumamente previsible; su reacción fue armarse un “cuasi” mitin de campaña el pasado martes en el Centro de Convenciones de Phoenix Arizona, reducto de sus seguidores a ultranza, para arremeter sin medida y sin clemencia contra todo y contra todos los que considera sabotean su presidencia imperial; de entrada culpó a los “medios corruptos” –algo así como Nicolás Maduro increpa a sus detractores-, los llamó además “medios falsos y deshonestos”; poco faltó para que una enardecida audiencia arremetiera contra los periodistas, reporteros, fotógrafos y camarógrafos que cubrían desde el lugar destinado a la “fuente” el evento; de tal magnitud fue la provocación que James Clapper, anterior jefe del espionaje de EEUU, sentenció “nunca había visto –en un presidente- algo tan preocupante” y por primera vez, da cuenta la crónica de CNN, cuestionó la capacidad de Trump para “ejercer el cargo de presidente”.
Ya entrado en gastos recurrió a su “cliente favorito”, México; dos son los temas recurrentes, el Muro y la renegociación del TLCAN; en el tema del muro, que en el mismo lugar había advertido que “México lo va a pagar aunque ellos no lo sepan” advertencia pronunciada horas más tarde de reunirse con el presidente Peña; el destinatario de sus diatribas ha cambiado, ahora son los malvados demócratas, que le impiden “hacer grande a América”; de ellos –dijo- “voy a ser muy claro con los demócratas que se oponen al muro e impiden la seguridad en la frontera, estáis poniendo en riesgo la seguridad de América”.
En el mismo acto según crónica de El País “en 77 minutos de diatriba, le dio tiempo para frivolizar con un posible indulto al exsheriff de Maricopa Phoenix, Joe Arpaio, La Casa Blanca había dicho por la mañana que el presidente no anunciaría nada en ese sentido. Pero Trump no se contiene: ¿A los que están aquí les gusta el sheriff Joe? ¿fue condenado por hacer su trabajo?, dijo para que la gente lo jaleara. ‘Voy a hacer una predicción, creo que le va a ir bien, ¿vale?. No lo voy a decir está noche porque no quiero causar polémica’ –concluyó-. Arpaio fue condenado por desacato tras incumplir una sentencia que le ordenaba dejar de perseguir ciudadanos por el color de su piel para comprobar su situación migratoria. Por racismo, en definitiva espera su sentencia en octubre. El indulto al hombre que simboliza el racismo contra los inmigrantes latinos en Estados Unidos, es la última afrenta al grupo social con el que más se ha enfrentado Trump”.
En cuanto al TLCAN las cosas tampoco parecen salirle como quisiera; su amenaza de que tal vez “no llegaría –EEUU- al final de la renegociación en curso”, además de “casi” ser ignorada, no causó mayor impacto, los mercados financieros no mienten, lo cual tratándose de un posicionamiento del Presidente de los Estados Unidos, es bastante grave, revela la enorme pérdida de credibilidad en menos de siete meses de haber asumido el “liderazgo” del alguna vez “gendarme del mundo”.
Justin Trudeau, Primer Ministro de Canadá afirmó que “nada distraerá” a su gobierno de buscar una modernización del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, para “mantener el beneficio que se ha logrado en el crecimiento económico y en la creación de buenos empleos”; juicios ampliamente documentados con datos duros y cifras contundentes por su Ministra negociadora el día que arrancó la primera ronda; agregó haber conversado sobre el tema con Trump y sin hacer alusión directa a la amenaza de terminar con el TLCAN emitida horas antes, Trudeau puntualizó “nada nos distraerá de buscar una cercanía seria y positiva en este proceso de renegociación”.
Por su parte Luis Videgaray, cosa rara en él, poniéndose las pilas asumió la amenaza trumpista como una “estrategia de negociación”; en entrevista para Grupo Fórmula dijo “Más allá de sus declaraciones –de Trump- Estados Unidos está negociando y lo hace de una manera clara. No es una sorpresa, debemos reaccionar con seguridad y entender que es parte de un proceso de negociación. Nosotros seguiremos negociando con claridad, con firmeza y con la cabeza fría. Tenemos que aprender a reaccionar, no a sobrerreaccionar a este tipo de declaraciones” y concluyó “Si Trump quisiera terminar el TLC no creo que desperdiciara ocho meses en un proceso complejo, con muchísima gente involucrada, el gobierno actuará sin estridencias”.
Como se advertirá, Trump no trae ya las mejores fichas; si quisiéramos hacer un chascarrillo diríamos que ya, para que hasta Videgaray le enmiende la plana y lo descalifique, debe ser motivo de alarma para Trump; “eso sí calienta” diría uno de los clásicos.
La gran interrogante es ¿hasta dónde? Y ¿hasta cuándo?…
Es viernes ¡hoy toca! Diría Germán Dehesa…
¿Alguien puede asegurar que esto ya está decidido?..
RAÚL CASTELLANOS HERNÁNDEZ / @rcastellanosh