Trump el Khítryi: Luis Octavio Murat

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Donald Trump alborotó, de nueva cuenta, el concierto internacional de países al reconocer a Jerusalén como la Capital de Israel. Así, Tel Aviv, dejó de ser para Estados Unidos la capital de Israel.

De tal suerte, que la Embajada estadounidense se trasladará a Jerusalén, ciudad santa y manzana de la discordia entre palestinos y judíos, la cual, desde 1948, quedó dividida: una, la del este y otra, la del oeste, en donde Israel estableció la capital, sede que no fue reconocida por 168 países que establecieron relaciones con el nuevo estado judío.

De ahí que la ciudad sagrada sea considerada capital de Israel solo por Israel, pero no para el concierto internacional de naciones, salvo ahora, que Estados Unidos decidió reconocerla como capital de Israel.

México, por su parte, ha fijado al respecto su posición política, a través de la Secretaría de Relaciones Exteriores, en el sentido de que Tel Aviv continuará siendo la capital sede de la embajada mexicana, al igual que las 160 naciones que mantienen relaciones diplomáticas con el Estado judío.

La SRE, a cargo del canciller Luis Videgaray, reiteró que México continuará manteniendo la relación bilateral en forma estrecha y amistosa con Israel, así como también, apoyando las reivindicaciones históricas del pueblo palestino.

“México reitera su firme convicción de que una solución pacífica del conflicto debe producirse mediante negociaciones directas, sin premoniciones, entre las partes, que resuelvan los problemas sustantivos, incluido el estatus definitivo de Jerusalén”.

El comunicado de la SRE subraya que: “México respalda el diálogo como el medio para resolver el diferendo entre Israel y Palestina”.

Por su parte, el Presidente Trump señaló: “obvio es que Jerusalén es la capital de Israel, esto no es más que reconocer la realidad”, por lo que decidió cumplir con la Ley del Congreso que desde 1995 exige que Washington traslade su embajada a la ciudad santa de Jerusalén.

Lo afirmado por el presidente Trump no es igual para el resto de los países que sostienen relaciones diplomáticas con Israel, y que, además, tienen sus embajadas en Tel Aviv sin proyecto de moverlas.

La decisión de Estados Unidos, seguramente afectará el equilibrio político en el Medio Oriente e impactará la política internacional en la región, lo que nos hace recordar un supuesto de Henry Kissinger, Secretario de Estado en el gobierno de Richard Nixon, y quien advertía que cuando la política interna de un gobierno es alterada, lo mejor para un presidente es encontrar una salida política provocando un problema político externo, a fin de distraer a la opinión pública.

Seguramente, algún asesor leyó las memorias de aquel destacado académico y brillante estadista, que gracias a sus conocimientos sobre política internacional, pudo ayudar al presidente Nixon para lograr sonados éxitos diplomáticos en su viaje al Medio Oriente en junio de 1972.

Trump logró lo que se propuso, ¡vaya que lo hizo!

El efecto ha sido el que aconsejaba Kissinger: lograr distraer la problemática interna como son los affaires rusos, el espionaje y las acusaciones contra sus ex colaboradores que mintieron al FBI para cumplir las ordenes presidenciales.

Ademas, Trump cumplió la promesa de campaña hecha a los judíos avecindados en en Estados Unidos, en el sentido de reconocer a Jerusalén como la capital de Israel. Promesa desampara cumplida que le abonará votos para la reelección.

Recordemos que, en 1995 el Congreso de los Estados Unidos aprobó mayoritariamente una ley que instruía al poder ejecutivo para establecer la embajada estadounidense en Jerusalén.

Sin embargo, durante 22 años no se hizo, incluso, Bill Clinton, George W. Bush y Barack Obama, a pesar de haber sido autorizados por la ley para cumplir el mandato constitucional, no lo hicieron debido a la realpolitik prevaleciente en el Medio Oriente que ha derivado, varias veces, en guerras, enfrentamientos armados y actos terroristas que han derramado mucha sangre.

Por esas razones, los ex presidentes prefirieron, en 22 años, no espantar el avispero y, en cambio, continuar negociando con las partes para establecer la paz precaria.

“Han transcurrido más de dos décadas postergando la ley”, afirmó Trump y, ciertamente, no se ha logrado la paz , ni se logrará porque se trata del agua y del aceite, elementos que no se mezclan”, por lo que, según el presidente estadounidense, “sería tonto pensar que ahora los resultados serian diferentes o mejores”.

Argumentó que no está alejado de la realidad pues la historia señala que, desde que los árabes primero y después los judíos, habitaron aquel territorio, las confrontaciones han sido irreconciliables.

La decisión, sin duda, provocará lamentables consecuencias, además, afectará las negociaciones para terminar con el conflicto entre ambas partes.

La decisión de Donald Trump es uno más de sus desatinos que abrirá las puertas del infierno, como lo aseguran dirigentes de los países árabes con los que Estados Unidos ha mantenido precario equilibrio en la región: Jordania, Turquía, Egipto y Arabia Saudita.

*Adjetivo ruso, casi intraducible, significa: falto de escrúpulos, astuto, ladino, intrincado, hábil, listo, ingenioso, siempre un oportunista, demagogo.

@luis_murat

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