En el tema de las caravanas centroamericanas ni Trump ni López Obrador quieren cargar con el efectoredes. Por eso dan la apariencia de un teléfono descompuesto en el que en públicouno niega lo que acordó con el otro; México síva a parar las caravanas y Trump nova a cerrar la frontera.
En todo caso, quedan los efectos colaterales: la tensión en las relaciones bilaterales que debieran llevar a México a declarar de una vez por todas que nohay amistad con los EE. UU. y que tiene interesesde seguridad estratégica con su vecino del norte y a la Casa Blanca a reconocerque ya no puede definir sus intereses de seguridad nacional sinnegociarlos con México.
La reunión secretade López Obrador con el first son in lawJared Kushner en la cancillería de Televisade todos modos tendrá que pagarsus cuotas mexicanas: el canciller mexicano Marcelo Ebrard Casaubón fue marginado por el presidente López Obrador en esa reunión en la que se definieron los acuerdossecretos respecto a la migración: México será el tercer país controladorde demandantes de visa, tendrá que cerrarsu frontera sur con Centroamérica y estará obligadoa subordinar su política exterior a los intereses de Washington.
El gran ausenteen esta redefinición estratégica de las relaciones bilaterales ha sido el Senado mexicano, a pesar de que por mandato constitucional tiene cuando menos que ser informadode la política exterior. Las senadoras panista Josefina Vázquez Mota y las priístas Claudia Ruiz Massieu-Salinas de Gortari y la embajadora Beatriz Paredes han sido desaparecidasde la Comisión de Relaciones Exteriores y carecenno tanto de talento sino de voluntad para ejercer como oposiciónen el tema vital que tiene que ver con la soberanía mexicana: la relacióncon el gobierno de Trump.
Dos temas serán vitales para definirla política exterior de México hacia los EE. UU.: la forma en que se reviertala política humanitaria de transitar a los centroamericanos hasta la frontera con los EE. UU. con visas especiales y el territorio mexicano como antesalade espera de los demandantes de visas estadunidenses en tanto se procesan con lentitudsus solicitudes de asilo en tribunales estadunidenses.
Ahí está una clavedel cambio estratégico en la política migratoria de Trump: enviar a México a los solicitantes de visas especiales para noliberarlos dentro de los EE. UU. y perderlos de vista. El problema es serio, pues algunos cálculos señalan que sólo en este año de 2019 se podría llegar a un millón–1.5 millonesde extranjeros en territorio estadunidense sinpermisos legales. De ahí el acuerdo secretocon México para que el territorio mexicano sea la antesalade los solicitantes. El acurdo secreto fue ratificadopor la secretaria mexicana de Gobernación, Olga Sánchez Codero, pero una indiscreciónde la secretaria de Seguridad Interior de los EE. UU., Kirstjen Nielsen, anunciando que México pararíala supercaravanahondureña en el istmo de Tehuantepec llevó a la cancillería mexicana a desmentirlo pactado.
La relación de México con los EE. UU. tiene el defectode que la lleva el presidente López Obrador, lo que encarecelos costos de los errores y sus efectos negativos, porque carecede pensamiento estratégico y de seguridad nacional. La consulta al puebloa mano alzada para responderle a Trump ha tenido un costopolítico en las relaciones bilaterales porque ha dejado la sensación en la comunidad de intereses diplomáticos, de inteligencia y de seguridad nacional de los EE. UU. de que México notoma con seriedad la relación y que prefiere darle ciertos maticespopulistas muy al estilo de Fidel Castro en los sesenta y los setenta.
De manera independiente a los estilos atrabancados de Trump, la invasiónde cientos de miles de centroamericanos a los EE. UU. en busca de trabajo y salario romperíalos equilibrios sociales en los estados de la franja fronteriza. Sectores demócratas apoyan el endurecimiento de las amenazas de Trump, están de acuerdo con la declaración de “emergencia nacional” y al final de cuentas también avalaríanel “cierre total” de la frontera.
Por lo pronto, México ya cedióa las estrategias de inteligencia y seguridad nacional y está haciendo el trabajo suciode espionaje para identificar a los miembros de las caravanas porque hay indicios de grupos políticos que quieren repetir el marielazode 1980 por el cual el gobierno de Fidel Castro envióa los EE. UU. a delincuentes, drogadictos, homosexuales y los peores presos en cárceles cubanas. Ahora hay pruebas de que en las caravanas de centroamericanos síhay miembros de países árabes caracterizados como terroristas por la Casa Blanca.
O México toma en serio el caso de los migrantes o pagaráun alto costo por las represalias estadunidenses. Ahora se trataría de pagar una factura menorsi se somete a las exigencas, porque las indecisiones de meses pasados le quitarona México la capacidad de iniciativa.
Política para dummies: La política es lo que hacen los otros cuando uno no quiere hacerla.