Un choque entre un tren que se encontraba detenido y otro que lo embistió por detrás en una estación del conurbano de Buenos Aires ha causado al menos la muerte de dos hombres y una mujer y la atención hospitalaria de más de 190 personas. El accidente se produjo a las 7.07 de la mañana entre las localidades de Morón y Castelar. Los pasajeros quedaron atrapados en los vagones. Dos horas después, los equipos de socorro aún continuaban sacando heridos en camillas.
La empresa pública que gestiona la línea emitió un comunicado en el que señalaba: “A las 7:07 horas, la formación 3725 chapa 19 se encontraba detenida entre las estaciones de Morón y Castelar sentido ascendente, cuando, por motivos que aún se desconocen, la formación 3727 chapa 1 embistió de atrás a la formación que se encontraba detenida”.
Las imágenes de hoy recuerdan al choque que se produjo el 22 de febrero en la estación porteña de Once. En aquella ocasión murieron 51 personas cuando un tren con 1.500 pasajeros no frenó al llegar a la estación de Once y topó contra el andén. La presidenta tardó más de cinco días en comparecer ante las cámaras de televisión. El accidente ocasionó un enorme desgaste en la imagen del Gobierno.
“Las condiciones que crearon la tragedia de Once son las mismas que generan este mismo desastre”, declaró este jueves Paolo Menghini, padre del joven Lucas Menghini Rey, quien falleció en Once aquel 22 de febrero. En el mismo sentido se expresó Fernando Pino Solanas, candidato opositor a las elecciones legislativas de octubre. “[Néstor Kirchner y Cristina Fernández] tuvieron durante seis años al secretario de Transporte Ricardo Jaime, confeso delincuente. Entonces, ¿de qué estamos hablando? Esto es la consecuencia de que ellos consolidaron la política de vaciamiento y de corrupción iniciada por Carlos Menem. Y la profundizaron comprando material obsoleto que venía sin repuesto”, declaró Solanas en Radio Mitre.
Al cumplirse el primer aniversario del accidente, los familiares de las víctima leyeron un comunicado conjunto donde decían: “Ya nadie duda que la tragedia empezó a gestarse muchos años antes. Lo que pasó el 22 de febrero no fue un accidente ni la maniobra de un conductor imprudente, fue una tragedia previsible, producto de la situación desastrosa en la que funcionaba el servicio, producto de la ambición desmedida y del descontrol cómplice de los funcionarios, empresarios y sus socios sindicalistas”.
Los familiares añadían: “La tragedia de Once fue la consecuencia de la voluntad de enriquecerse sin importar las consecuencias. Actuaron con desprecio por la vida, creyéndose impunes. Hoy luchamos para que esa impunidad se termine. La corrupción no sólo se llevó la plata del pueblo, esta vez se llevó muchas vidas. La cara visible de la corrupción es la muerte y su cómplice es el silencio. Para ser más claros, los empresarios y funcionarios corruptos mataron a nuestros seres queridos”.