La ratificación en el Senado mexicano del Tratado de Comercio Libre 2.0 fue votada como un éxito político, pero debe ser considerado como la revalidación de un modelo de desarrollo fracasado que a lo largo de su primera etapa, 1993-2018, hundió a México en la mediocridad del desarrollo.
Si se recuerda bien, el presidente Salinas de Gortari dijo en 1991 que el Tratado tenía el objetivo de generar riqueza y empleos en México, elevar el nivel de vida de los nacionales, disminuir la migración forzada a los EE. UU. y consolidad una planta industrial mexicana con alta competitividad.
En los debates en el Senado mexicano nadie hizo un cruce entre expectativas y resultados en cuando menos tres variables determinantes: PIB de 2.4% en los veinticinco años del Tratado, 57% de la fuerza laboral en la informalidad y baja de 59% de componente nacional en las exportaciones en 1993 a 39% en 2017.
La renegociación del TCL 2.0 fue forzada por el presidente Donald Trump hacia finales del gobierno de Peña Nieto y en el equipo renegociador mexicano trabajaron funcionarios del gobierno de Peña y colaboradores comerciales del equipo de López Obrador como presidente electo. La puesta Peña-AMLO fue la de rescatar el Tratado de Carlos Salinas de Gortari sin aportar programas nuevos para la modernización de la planta industrial mexicana ni para aumentar el grado de competitividad económica de México.
Ahora que viene del debate en el congreso estadunidense para ratificar el TCL 2.0 habría otra oportunidad para que México asuma el fracaso del TCL 1.0 en cuanto a resultados en PIB, empleo e industria y definir una nueva política de desarrollo industrial. Si no lo hace México, entonces se ratificará el modelo de desarrollo del secretario de Comercio de Salinas y negociador del TCL, Jaime Serra Puche, en el sentido de que “la mejor política industrial es la que no existe”. La consolidación del TCL en el periodo 1993-2018 liquidó el modelo de desarrollo entonces protegido, mató a decenas de miles de empresas y dejó a México como un consumidor de productos importados.
El TCL 1.0 y ahora el TCL 2.0 destruyeron la planta industrial mexicana y la participación en productos de exportación es propia de un país maquilador, de ensamble de productos y piezas fabricadas en el extranjero.
El investigador Arnulfo R. Gómez ha elaborado una batería de gráficas y cuadros –aquí desglosados– que revelan el fracaso industrial mexicano en el TCL 1.0 que se extendió al TCL 2.0 en cuando menos tres variables: PIB, exportaciones y valor agregado nacional. Las cifras 2017 debieron de ser discutidas en el Senado mexicano, pero fueron ocultadasdebajo de los aplausos similares a los que provocó Salinas en 1993 cuando el TCL se aprobó en el congreso estadunidense:
- El tamaño de la economía mexicana en la mundial bajó del lugar 9 al 15.
- La participación del PIB mexicano en el PIB mundial bajó de 2.15% a 1.45%.
- El PIB per cápita de México bajó del lugar 41 al 71.
- La ubicación de México como país exportador bajó del lugar 12 al 13.
- La participación de la exportación mexicana en la mundial bajó del 2.58% al 2.28%.
- El número de empresas exportadoras bajó de 37 mil 745 a 35 mil 277.
- La participación de productos mexicanos en la exportación (valor agregado nacional) bajó de 45% a 39%.
- Ubicación de México como país exportador sin reexportación bajó del lugar 18 al 30.
- La participación de México en la exportación mundial sin reexportación bajó del 1.15% a 0.89%.
- Y como el dato superior, el desplome de México del lugar 34 en competitividad mundial al 51.
Estos datos señalan simple y sencillamente el fracaso industrial de México y se completan con los datos de 57% de planta laboral en la informalidad, PIB de 2.4% y 70% de las familias con el mismo ingreso que el 10% de las familias más ricas.
Pero en lugar de hacer un balance crítico del saldo social y económico real del TCL para aprovechar la exigencia de Trump de rehacer el Tratado para obtener mayores beneficios para los estadunidenses, el equipo mexicano formado por miembros del gobierno saliente y del gobierno entrante se dedicó a proteger lo poco que pudiera salvarse, sin anunciar alguna nueva política de desarrollo industrial para meter a fabricas mexicanas a la nueva fase del Tratado.
Y lo más grave fue el hecho de que el nuevo gobierno lopezobradorista tampoco se preocupó por asumir una evaluación crítica para anunciar su nuevo modelo de desarrollo y meterse aunque fuera tangencialmente en el TCL 2.0 porque pareció repetir el modeloSerra de una no-política industrial.
Así, el TCL 2.0 será igualmente maquilador que el TCL 1.0 y ninguno de los dos cumplirá la meta de riqueza nacional, empleos y bienestar social.
Política para dummies: La política debe ser un conjunto de estrategias, no de justificaciones.