Destacamos en la entrega anterior el rol de los movimientos sociales y de las luchas causales en la configuración del escenario de alternancia en el gobierno de nuestra entidad, fuerzas vivas que alimentaron su motivación con proteína de autoritarismo y carbohidratos de represión e intolerancia, de tal modo que crecieron vigorosos y mostraron su mayoría de edad en 2006 y llegaron a su madurez en 2010. Movimientos sociales que inspiraron a la sociedad entera.
No podemos soslayar que la aspiración ciudadana de una mejor calidad de vida generalizada se ancló y se encarnó en un liderazgo carismático que postulaba un cambio de régimen, cambio en la forma pero también en el fondo (o por lo menos eso fue lo que todos quisimos escuchar), creo que por lo menos la buena voluntad existía. Recordemos que en el contexto nacional se respiraba un ambiente de alternancia vía coaliciones locales de diversa composición, cada factor se acomodó en tiempo y espacio para lograr lo que en Oaxaca se antojaba imposible.
Había llegado el momento de materializar el anhelo ciudadano en política pública, en acciones de gobierno, el gran paso del sueño a la realidad, miles de oaxaqueños habían cumplido su parte del trato, ese trato que iba mas allá de lo meramente electoral, se entendía como un pacto de esperanza, el arribo de un nuevo orden social provocado por un nuevo orden político, en suma había llegado el momento de cimentar una nueva forma de convivencia entre los oaxaqueños.
Desde luego que todo lo anterior nunca se pretendió que sucediera como por arte de magia, debía ser producto de un proceso cuidadoso, visionario, arriesgado, innovador, democrático, planeado, dosificado pero contundente, difícil sí pero que abre brecha, que rompe paradigmas e inercias, que pusiera al ciudadano como piedra angular alrededor de la cual giran todos y cada uno de los actos de gobierno. Suena a utopía tal vez, pero eso pensábamos y aun deseamos muchos en el fondo, aunque parezca pusilánime aceptarlo.
Cuando una empresa, en el sentido amplio de la palabra, no tiene clara la meta (la misión y la visión para ponerlo en términos técnicos), no por que no exista en el papel, sino mas bien por que a quien le toca trazarla no la adopta hasta sus últimas consecuencias, corre el riesgo de perderse en el camino y de que la improvisación se apodere de la ruta, ¿Parece un razonamiento de sentido común? Claro que lo es, pero ello demuestra que éste no siempre es el más común de los sentidos.
Para efectos inmediatistas parecía, en aquel momento (2010), que una reingeniería del aparato burocrático del gobierno estatal traería consigo sin mas, un cambio en la forma de gobernar y en la relación gobierno-sociedad, de tal manera que la “lluvia de ideas” y los despachos de asesoría se hicieron presentes para diseñar una nueva estructura organizacional que aparentemente generaría una inercia distinta y borraría en un santiamén las preexistentes, y con ello, un nuevo rostro para el gobierno.
Cambio de forma pensando que era cambio de fondo, la noticia es que aquella celebre frase de “en política forma es fondo” parece no alcanzar…¿O tal vez por el contrario, se ratifica su vigencia?…
Golpe de timón
Hoy tuve un sueño…yo también lo tuve…ya antes lo han tenido otros y lo han defendido con su vida, la transición mas urgente para México es la nuestra, la tuya y la mía, esa que en el fondo sabemos que necesitamos pero que no impulsamos, por que es más cómoda la sombra del árbol de la indolencia…que lo hagan otros, que nos lleve el tren (siempre y cuando sea un tren importado)…estamos sumergidos en una de las etapas más oscuras en la historia de nuestro país…¿Qué estamos haciendo para que sea diferente?…no basta con estar enterados…
Presidente del Consejo Estatal de Movimiento Ciudadano
Twitter: @ricardosangines