Pumas y Cruz Azul son dos de los equipos que más participaciones acumulan en fases finales. Viejos conocidos, suelen enfrentarse en Liguillas por la gloria a cada rato. La serie que inicia esta noche en el Estadio Olímpico Universitario, será la décima en la que ambos clubes coincidan en una serie de fase final.
Incluso en dos ocasiones, universitarios y cementeros, protagonizaron la Gran final de la Liga mexicana. En 1978-79 La Máquina, con Ignacio Trelles en el timón, conquistó el título al imponerse por global de 2-0 (0-0 y 2-0) a la UNAM con los goles del paraguayo Carlos Jara Saguier y de Horacio López Salgado. Dos años más tarde, en el desenlace de la campaña 1980-81, fueron los Pumas los que se quedaron con el trofeo al vencer por marcador acumulado de 4-2 (0-1 y 4-1), y un recital inolvidable en CU, en el que Hugo Sánchez, Ricardo Ferretti y Manuel Manzo, Enrique López Zarza y compañía, le dieron a Bora Milutinovic alzar la copa de monarca de Liga por primera y única vez.
En total, estos equipos suman 18 juegos de fase final con una marca ligeramente favorable para los Pumas, que ganaron ocho juegos, por siete victorias cementeras y cuatro empates.
Sin embargo, el antecedente más parecido entre ambos, respecto al de esta semana se registró en los cuartos de final del Torneo Invierno 1998, a los cuales Cruz Azul acudió con la etiqueta de líder general, con una cifra impresionante de 40 puntos y sufriendo apenas una derrota en todo el certamen. Por ello, el cuadro cementero se enfrentó como gran favorito a los Pumas, que ingresaron a la fiesta como octavos en la tabla sumando 14 puntos menos, es decir una distancia idéntica a la que ahora los separan.
El juego de ida de aquella serie se disputó en Ciudad Universitaria el 25 de
octubre de 1998. Los Pumas, comandados por el argentino Roberto Marcos Saporiti, tomaron ventaja pronto, al aprovechar Horacio Sánchez, el sobrino de Hugo, un error de Lupillo Castañeda para marcar el 1-0. El Cruz Azul de Luis Fernando Tena reaccionó con fuerza y gracias a los tantos de Alfonso Sosa y de Juan Francisco Palencia, tomó la ventaja parcial de 2-1. No obstante, en el último cuarto de hora el delantero argentino Mario Álvarez firmó dos goles que le dieron a la UNAM un valioso triunfo de 3-2 que de todos modos no lucía definitivo.
En la vuelta, en su estadio, el 28 de octubre de 1998, a Cruz Azul le bastaba con ganar 1-0 para clasificarse a Semifinales y aunque el “Ruso” Héctor Adomaitis había errado un penal a los 6 minutos, nuevamente Palencia logró el gol que parecía conducir a La Máquina a la esperada y lógica victoria.
Pero a los 87’ un cabezazo inesperado de Jaime Lozano le dio a los Pumas el 1-1 que causó conmoción en los añejos cimientos del Estadio Azul y mandó a la ruina la campaña más productiva del Cruz Azul en la era de los torneos cortos.
El recuerdo feliz para los Pumas, que no lograrían superar a las Chivas en las Semifinales de aquel invierno 1998, sirve hoy como lección para ambos contendientes. Más allá del rendimiento dispar de ambos equipos a lo largo del Apertura 2010, el sui géneris sistema de competencia mexicano avala cualquier sorpresa al borrar de golpe los méritos acumulados a lo largo de la fase regular.
Cruz Azul ya sabe lo que es llegar a la liguilla y quedarse con las manos vacías. De hecho así le sucedió en las cuatro últimas ocasiones en las que se clasificó como primero. Por ello mismo bien aprendida tiene esa lección, y enfrente tendrá a un rival que pese a su mediana campaña, llega con el ánimo por las nubes luego de vencer al América. Y la UNAM, además tiene fresco el recuerdo del más reciente duelo ante Cruz Azul, saldada con victoria puma de 2-0 en la fecha 5.
La Crónica de Hoy