Siempre es muy difícil adaptar un cómic a una película o a una serie de televisión. Lo es porque generalmente los fanáticos más vigorosos de las viñetas, encuentran defectos sustantivos a los arreglos que se le tienen qué hacer a las historias para que puedan ser contadas en televisión o en el cine. Vamos, siempre terminan envueltas en polémicas hasta coléricas por lo que le hacen a sus personajes que aman en las publicaciones y que a veces (y según el público fiel), son destrozados por los realizadores o cineastas.
Este año, Netflix se arriesgó a hacer su propia serie de súper héroes que lanzó casi en conjunto con “Titans”, que recordemos es de la plataforma de DC-WB, y no de Netflix aunque en los créditos aparezca que sí, solo porque compraron los derechos para América Latina. Así, a mediados de febrero lanzó “The Umbrella Academy”, basada en los personajes de la historieta del mismo nombre, creada por Gerard Way (vocalista y líder de la extinta banda de rock y pop-punk “My Chemical Romance”) y Gabriel Bá, la cual cuenta la historia de una familia muy peculiar de niños especiales y con capacidades extraordinarias, que son criados por un excéntrico millonario para convertirse en súper héroes; sin embargo, es el conflicto familiar lo que sazona de una manera muy particular la historia. De entrada, suena bien que unos personajes con características especiales y súper poderes, sufran por cosas tan cotidianas como los simples mortales, sin embargo, si por algo “The Umbrella Academy” fue tan exitosa en los cómics, fue porque la historia era compleja y poco convencional.
Netflix encargó a Steve Blackman la realización del teledrama, un director que ya nos ha entregado historias sumamente dignas como “Fargo”, “Altered Carbon” o el drama médico “Addison”. Y eso fue el primer dilema entre los fanáticos, ya que estas tres exitosas series son tan diferentes entre sí, que no sabían en realidad qué esperar con la de los héroes disfuncionales.
He de confesar que tuve que indagar algunas situaciones para conocer un poco más de “The Umbrella Academy”, y debo decir también que me parece una especie de versión emo y punk de “Doom Patrol” de DC, que como breviario cultural para los millenials, es de donde Marvel copió a los “X-Men”. La serie intenta atraparnos en el primer capítulo, sin embargo, el planteamiento resulta tan largo que la atención del espectador promedio se pierde antes de la mitad del episodio, y si eso me pasó a mí que no soy fan, supongo que los seguidores fieles tuvieron ganas de azotar contra el suelo la computadora, la tableta o el dispositivo donde lo hayan visto. Con todo y Pogo (Adam Godley), el chimpancé mayordomo súper dotado, el episodio resulta un tanto aburrido aunque va tomando forma hacia el final.
La serie se centra en los volúmenes del cómic llamados “Apocalypse Suite” y “Dallas”, donde muchas locuras y situaciones increíbles suceden, cosa que en la serie obviamente no. Indiscutiblemente, también eso fue un problema para los seguidores que simplemente no engancharon con nada. Ya ni hablamos de Cha-Cha (Mary J. Blige) y Hazel (Cameron Britton), que nos quedaron debiendo muchísimo, incluso a quienes no conocíamos la historieta y que esperábamos un comportamiento mucho más violento y sangriento de estos excéntricos y cautivadores personajes.
Sin embargo también hay que mencionar las cosas increíbles que tiene, que aunque se apegue poco a las historietas, tiene elementos muy rescatables. Para comenzar, se supone que el personaje principal es Vanya (Ellen Page), la heroína número siete que no tiene ninguna habilidad especial más que tocar el violín y no de forma tan destacada en un inicio; sin duda ella es lo mejor de todo el culebrón. Sin embargo, la actuación de los personajes llamados Klaus / Número Cuatro y The Boy / Número Cinco interpretados por Robert Sheehan (que ya nos demostró sus grandiosas habilidades histriónicas en la película “Un hogar para nosotros” donde interpretó de manera magistral y muy emotiva a un adolescentes con síndrome de Tourette) y por Aidan Gallagher, el actor de 15 años de la serie “Nicky, Ricky, Dicky y Down” de Nickelodeon, respectivamente y que son realmente quienes sin querer se roban el drama con sus interpretaciones tan intensas y convincentes, haciendo de manera recurrente, que la trama principal sea la que como espectador la coloques en segundo plano para esperar el conflicto entre los menos convencionales de los ya de por sí extraños hermanos. Algo que vale mucho la pena destacar también, es la atmósfera oscura y un tanto “noir” que nos retratan, presentando gracias a eso, imágenes que nos recuerdan a los cómics impresos en color sepia, transportándonos a un viaje en el tiempo de cuando sentíamos que leíamos una historia mucho más seria que de ficción.
Como siempre, estimado lector les comento que la mejor opinión será la de ustedes pero, me atrevo a decir que si ya Netflix nos ha presentado trabajos colosales como “Dark”, “The Crown”, “Stranger Things” y más recientemente “The Bodyguard”, yo al menos, esperaba mucho más de la serie inspirada en el equipo de los más inauditos y sociópatas súper héroes. Ahora sí que verla, lo dejo a su criterio.