Tesorería, mina de oro para el fraude en México

Print Friendly, PDF & Email

La firma KPMG reveló en un estudio que en el último año las áreas más comunes donde se presentan conductas fraudulentas por parte de las empresas en México son Tesorería y Compras.

 

La Encuesta de Fraude en México 2010, asegura que la incidencia y el daño económico de los fraudes en las compañías principalmente proviene de dichas secciones, ya que en el área de tesorería el efectivo sigue siendo el activo más fácil de robar, y en compras se da, por la colusión entre empleados y proveedores.

La firma reveló que el modus operandi “consiste en transferencias electrónicas de efectivo hechas directamente de la cuenta bancaria de la compañía a la de un empleado, pues generalmente la administración no se da cuenta de esta anomalía hasta después de un periodo promedio de 6 meses”.

Ante tales hechos, KPMG realizó una serie de recomendaciones en donde revela algunas de las razones más comunes detrás de dichos fraudes.

La firma aseguró que esto se debe a que no existen más controles dentro de las compañías, y se deja en manos de algunos las decisiones y transferencias de efectivo.

En tanto, recomendó poner atención a los siguientes hechos:

Las conciliaciones bancarias no son revisadas con el detalle necesario. Además lo hacen individuos con funciones incompatibles a aquellos que manejan el efectivo y a quienes las preparan.

Las salidas de efectivo no se documentan y no se autorizan conforme a las políticas de la compañía “debido a la urgencia”.

La “posición de efectivo” (cuánto dinero se tiene disponible) no es revisada con frecuencia y con detalle por los altos mandos de la administración.

No se le asigna responsabilidad sobre el efectivo a los empleados involucrados no sólo en su custodia y administración, sino a aquellos incluso de alto nivel que deberían estar a cargo de su monitoreo.

En cuanto a los casos más comunes en el área de compras, refirió que destacan los relativos a la colusión entre los proveedores y los empleados de la compañía, cuando el empleado acepta un soborno del proveedor.

 

El Economista