El pasado domingo 11 de febrero concluyó el periodo de precampañas de quienes aspiran a la Presidencia de la República por las tres coaliciones registradas. Siendo precandidatos únicos, en los hechos se trató de campañas no formales, dirigidas únicamente a las militancias de los partidos. A partir del 12 de febrero inició el periodo inter campañas, en el que los precandidatos no podrán pedir el voto, referirse a las campañas ni realizar actos proselitistas, tampoco conceder entrevistas en las que hagan alusión al proceso electoral. En opinión de destacados analistas, ambos periodos son una simulación motivada por una confusa legislación electoral.
Destaca, por su relevancia en prospectiva, la determinación del Tribunal Electoral de Poder Judicial de la Federación derivada de una contradicción de criterios entre dos Salas Regionales en la interpretación de la causal de nulidad por rebase de tope de gastos de campaña prevista en el artículo 41 base VI de la Constitución. En tal artículo se plantea que podrá ser anulada la elección cuando se tenga acreditado un rebase de tope de gastos de campaña en un cinco por ciento del monto total autorizado y que “se presumirá que las violaciones son determinantes cuando la diferencia entre la votación obtenida por el primero y el segundo lugar sea menor al cinco por ciento”.
En consecuencia, el TEPJF resolvió “REBASAR EL TOPE DE CAMPAÑA PODRÍA CAUSAR LA NULIDAD EN LAS ELECCIONES, AUNQUE LA DIFERENCIA ENTRE EL PRIMERO Y SEGUNDO LUGAR SEA MAYOR AL 5 POR CIENTO DE VOTOS”. Cómo se advertirá, este nuevo criterio abona a la ya desbordada judicialización de los procesos electorales y a la posibilidad de que a “petición de parte”, la elección se resuelva o anule en la mesa del Tribunal.
Como es de suponerse los precandidatos, cerraron sus precampañas desbordando “optimismo” en el triunfo que avizoran. Uno confiando en la ventaja que le conceden las encuestas, que en buena medida son segadas ya que en mayor o menor medida se basan en el conocimiento que se tiene de los candidatos; y otros confiando en alcanzar al puntero. En realidad, esta etapa fue la disputa por colocarse en el segundo lugar.
Andrés Manuel López Obrador, sonrisa en mano, reiteró que no es corrupto y que sus adversarios políticos no podrán atacarlo por ese lado. Se manifestó satisfecho de ocupar el primer lugar en las encuestas advirtiendo que no se confiara. Confesó –sin recurrir al confesionario- “que cuando se ha llegado a quedar sólo no tiene ni para pagar el taxi” y remató “una vez me pasó y le dije –al conductor- te pago llegando, traigo doscientos pesos, un Sor Juana”. Marcando la agenda en buena medida en esta etapa, planteó conceder amnistía a los cárteles –que luego matizó-, desaparecer el CISEN y prescindir del Estado Mayor Presidencial si llega a Los Pinos.
Dos controversias han distinguido esta etapa. La que sostiene con el General Salvador Cienfuegos, Secretario de la Defensa y con Jesús Silva Herzog Márquez, quien cuestionó sus formas de “ejercer el poder”; luego de pedirle disculpas declaró “hay gente que comete errores en su vida y luego se reivindica y casos de gente conservadora que no actuaron con rectitud y quieren reivindicarse y quieren terminar su vida actuando con decoro. ¿Por qué nosotros no vamos a permitir que la gente se reivindique? ¿Quiénes somos nosotros? Y si actúan de buena fe, de buena voluntad, están abiertas las puertas de Morena”.
La contra replica no tardó. Silva Herzog Márquez escribió “López Obrador sigue convencido de ser la encarnación del bien. En eso no parece haber cambiado. Si los relojes han de ajustar sus manecillas con el reloj de Greenwich, nuestra brújula moral ha de sintonizar con el proverbial dedito de López Obrador. En su juicio está la fuente del bien y el mal y ahí radica igualmente la condena. Vale decir que es un dedo caprichoso. Lejos de ser un fierro en la piedra, su juicio moral se acomoda al viento”.
Ricardo Anaya, en los últimos días de precampaña, además de manejarse con bajo perfil y aún no ser ungido formalmente por el Consejo Nacional del PRD, debido a la pugna entre los partidos que integran el Frente por la definición de candidaturas, tuvo que encarar serios cuestionamientos derivados de la revelación de un supuesto tráfico de influencias y triangulación de recursos. En su defensa, sin aclarar los hechos de fondo, acusó al gobierno federal de estar detrás de tales cuestionamientos.
En entrevista con Ciro Gómez Leyva sostuvo “al concluir el periodo de precampañas, la ventaja que le llevo al precandidato del PRI es enorme. Es evidente que la campaña de Meade Kuribreña se desfondó, se cayó, mientras que la de López Obrador se estancó, sin triunfalismos, sin soberbia, esta elección será de dos. Veo a Meade fuera de la pelea, el PRI se desfondó, tuvo una caída muy fuerte y la gente quiere un cambio”.
José Antonio Meade, por su parte, se advierte en este periodo de precampañas después de encarar serias contradicciones, como el cambio de nombre de la coalición que lo postula, debatir con los medios en redes sociales y el nombramiento como vocero de Javier Lozano, cambió de estrategia y se dedicó a consolidar su figura, discurso y propuestas en la militancia del PRI. En esta lógica se inscriben sus encuentros con Manlio Fabio Beltrones en Sonora, las bases de Oaxaca y su cierre de precampaña en Tlalnepantla, Estado de México.
En el marco de las encuestas que lo ubican en tercer lugar dijo “Es una percepción que se ha venido construyendo desde otras campañas. La verdad es que la campaña va bien, los números desde muchas perspectivas así lo acreditan”. Y agregó “yo creo que al final de los sesenta días terminamos con una coalición bien estructurada, con una buena selección de precandidatos. Yo termino contento, entusiasmando y además con bastante certeza de que vamos bien”. Por supuesto, tendrá que mejorar en mucho su discurso plagado de lugares comunes y la gran definición será si se atreve a deslindarse de la administración federal actual, de la que formó parte y de quien la encabeza.
Por lo que respecta a las propuestas y el discurso, el acento lo puso en el combate a la corrupción; presentó una iniciativa, que fue muy criticada por contener ideas desfasadas y porque en tiempos de campaña es una utopía que pudiera prosperar; en su cierre expresó “En este camino que he recorrido, hemos sentido juntos, compartimos la misma indignación frente a la injusticia y la corrupción, compartimos la esperanza de un México mejor. ¡Voy a ser Presidente!”.
Al final de las precampañas fue duramente cuestionado Enrique Ochoa por su alusión a los priistas que se suman a Morena, llamándoles “prietos que no aprietan”.
En cuanto a los candidatos independientes, se espera la declaratoria oficial de quienes alcanzaron el registro para aparecer en la boleta electoral el 1 de julio.
¿Alguien puede asegurar que esto ya está decidido?