Recuerdo desde mi infancia que cuando a alguien le preguntaban por su lugar de trabajo y éste respondía que era en el “gobierno”, era la sorpresa de todos. Trabajar en el sector público era sinónimo de estabilidad profesional, poder político y de ciertas prebendas, y con ello aseguraban su vida laboral. Sin embargo, no nos dábamos cuenta del daño que era pensar de esa manera.
Durante décadas, la economía de Oaxaca es considerada como una de las menos desarrolladas del país, que se sustenta, en primer lugar, en el turismo -aunque recientemente hemos visto mermados los ingresos por este rubro-; seguido por las remesas que familiares que se encuentran trabajando en otros lugares y que mantienen a miles de hogares, y finalmente tenemos el rubro gubernamental, de donde depende otro gran número de familias.
Es decir, hemos vivido siempre siendo una carga para el país, debido a que no hemos logrado ser autosuficientes, ni logrado tener la visión de fortalecer las áreas productivas que permitan al estado tener recursos propios e indicadores de productividad altos.
Por ejemplo, el sector agrícola es de lo más golpeados, pero es dónde tenemos mayores condiciones de producción y, sin embargo, no hemos sabido generar esquemas que permitan dotar de herramientas reales a nuestros productores.
Otro ejemplo y es considerada la segunda actividad donde tenemos crecimiento incipiente es el aprovechamiento forestal, donde Oaxaca es un estado con más del 65 por ciento de su territorio con capacidad forestal, no obstante, son pocas las áreas de aprovechamiento y explotación sustentable con las que contamos.
De igual forma nuestro sector pesquero no está lo suficientemente desarrollado y aprovechado. Vemos que los pescadores carecen de sus herramientas y capacitación que les permitan ser eficientes en su actividad, mientras que el sector minero ha sido explotado, empero la riqueza ha sido trasladada a otros lugares que no se llaman Oaxaca.
Hablar del sector de la transformación e industrial es hablar de prácticamente una utopía en Oaxaca. Recientemente se han creado industrias que intentan desarrollar sus capacidades en un lugar lleno de problemáticas sociales, sin embargo, es poca la industria que se ha podido establecer y con ello las fuentes de trabajo en este sector también son reducidas.
La situación es tan compleja que económicamente estamos ahogados. Pongamos un ejemplo: Si dejáramos de recibir recursos producto de recaudación de impuestos de la federación y dedicaremos todo nuestro presupuesto recaudado a satisfacer las responsabilidades del gobierno estatal, ni siquiera alcanza para poder cubrir la nómina de los maestros.
Es decir, dejaríamos sin recurso a todas las oficinas de gobierno, no tendríamos policía, no tendríamos servicios públicos como el médico, tampoco tendríamos forma de pagar al poder judicial. Imposible pensar en atender otros rubros como el campo o el deporte o la cultura.
En resumen, el nivel de desarrollo económico que tenemos es bajo y debemos hacer conciencia de ello desde las altas esferas del poder y desde el seno de los hogares de cada oaxaqueño. Los problemas sociales que hoy vemos no son más que el reflejo de la carencia que se tiene en esos rubros.
Vemos bloqueos en oficinas gobernables debido a que no se atienden las demandas de los diferentes sectores y burócratas tratando de explicar por qué no hay recursos para ello; vemos bloqueos en centros comerciales y carreteras por qué no se atienden las deficiencias en la satisfacción de las demandas sociales. Y las causas son la pobreza, la corrupción y la ausencia de una educación de calidad.
Por ello, tenemos que atender los problemas de forma integral. El gobierno solo no puede cambiar la realidad que tenemos. Lo que se necesita es un cambio, repito, integral; el gobierno debe asegurar que se tengan las condiciones de seguridad a los emprendedores y ser facilitador de los cambios no obstructor de ellos y como sociedad civil debemos dejar el confort para ir más allá de nuestra realidad.
Es necesario, formar un nuevo pacto social desde arriba, en el cual todos, todos, líderes políticos, líderes sociales, líderes empresariales, trabajemos para que Oaxaca en sus niveles de desarrollo. Suena a ilusión, pero es responsabilidad de quienes tenemos liderazgo construir esa conciencia porque lo que se hizo no funcionó: seguimos con conflictos y seguimos padeciendo de gobiernos como los que tenemos hoy.
Tengo una convicción en el campo como origen de una economía transformadora, -donde muchos gobiernos se niegan a apostar en serio- y la acompaño con el caso del Estado de California que podría ser la octava economía del mundo si se separase de los Estados Unidos. En ese estado, la agricultura generó ciudades económicas como Los Ángeles, Silicon Valley o el Valle de Napa, donde se ubican los mejores espectáculos, los desarrolladores de tecnología o vinos del mundo.
En la región de Zimatlán-Ocotlán construimos el día-día para hacerla productiva porque le apostamos al Oaxaca que todos hemos soñado.
*Líder de agricultores y diputado local por el Partido Acción Nacional (PAN).