La contundente victoria de los conservadores en las elecciones generales británicas pone en riesgo la permanencia de Gran Bretaña en la Unión Europea (UE).
Presionado por el ala euroescéptica de los llamados Tories, el Primer Ministro David Cameron prometió que, en caso de ganar, convocaría a un referendo antes de 2017 sobre la continuidad o no del Reino Unido en el bloque.
“Creo sinceramente que estamos en camino de hacer algo especial”, dijo Cameron en un discurso ante Downing Street tras recibir el encargo de la Reina Isabel II de formar Gobierno.
“Llegó la hora del referendo, no sólo será bueno para Gran Bretaña, también para Europa”, secundó el Alcalde de Londres, Boris Johnson, quien ganó nuevamente un escaño.
Previo a los comicios, el único obstáculo a la convocatoria se percibía en el Parlamento, ya que los liberaldemócratas, hasta ahora socios de los conservadores en el Gobierno, se oponían a la medida.
Sin embargo, ahora que el partido de Cameron ha obtenido la mayoría parlamentaria y no necesitará más una coalición, el Primer Ministro no tiene más obstáculos internos, aunque fuera de casa la batalla sólo comenzaría.
“Lo que él prometió es que haría una negociación con la UE para repatriar algunas competencias (de la UE) al Reino Unido, y después de eso, que sometería a referendo la permanencia.
“Va a ser complicado (…) algunas de las cuestiones que él plantea, como cortar los flujos migratorios, los socios no lo piensan negociar, (porque) es uno de los principios fundamentales en los que se basa la Unión Europea”, explicó a REFORMA Lorena Ruano, directora de la división de estudios internacionales del CIDE.
Pese a la resistencia del bloque, la especialista considera que la Canciller Alemana Angela Merkel entenderá que Cameron tiene que regresar a Inglaterra con algunas concesiones ganadas para, a la hora de plantear la consulta, referirse positivamente a quedarse en la UE.
“Una vez que obtengan algo, se van a inclinar por no salirse, porque la verdad es que sería muy costoso para el Reino Unido, en términos políticos y económicos.
“Todos los intercambios económicos del Reino Unido con el exterior son con Europa, entonces, pues salirse de la unión no les conviene y yo creo que puede haber ahí bastante oposición”, puntualizó Ruano.
Reino Unido no es miembro del tratado de Schengen, un espacio sin fronteras nacionales formado por 22 de los 28 países de la UE y cuatro no miembros del bloque.
Tampoco se adhirió a la zona euro, conformada por 19 naciones, y obtuvo una adhesión privilegiada que le da la posibilidad de retirarse de algunos temas de cooperación, como los policiales o de justicia penal.
En esta ocasión, se cree que Cameron pujará por reformar la política exterior europea, la política agrícola común y la política energética.
Tras su confirmación a la cabeza de Downing Street, Cameron ratificó en sus cargos a altos miembros del gabinete, como al Ministro de Hacienda, George Osborne, y al Secretario de Defensa, Michael Fallon.
Su principal rival en los comicios, Ed Miliband, perteneciente al vapuleado Partido Laborista -perdió 26 escaños-, reconoció el triunfo del Premier y luego renunció al liderazgo de su partido.
La renovación de los 650 escaños de la Cámara de los Comunes también confirmó el avance de dos tipos de nacionalismo en el Reino Unido.
Por un lado, está el Partido Nacionalista Escocés (SNP), quien arrasó en el norte del país llevándose prácticamente la totalidad de los escaños escoceses en el Parlamento británico.
“El SNP ganó un asombroso número de escaños. Incluso sin jugar ningún papel en un Gobierno de coalición, el SNP tendrá un efecto trasformador en la vida política en Westminster”, asegura Alisa Henderson, profesora de ciencia política de la Universidad de Edimburgo.
El líder del partido, Nicola Sturgeon, aseguró que el resultado no es un mandato para convocar un nuevo referendo de independencia, sino para defender los intereses escoceses en Westminster.
Sin embargo, para Ruano su victoria es una cuestión que vale la pena hacer notar.
“Esto también va a forzar yo creo alguna renegociación del pacto constitucional dentro del Reino Unido y de la relación entre Londres y Escocia”, advirtió.
La otra corriente nacionalista que avanzó fue la dirigida por UKIP.
Si bien sólo ganaron un escaño en el Parlamento y su líder Nigel Farage perdió su distrito electoral, Thanet South -y, por tanto, deberá renunciar como prometió), en términos porcentuales obtuvieron el 12.6 por ciento de los votos nacionales, lo que equivale a más 3.8 millones y un incremento de 9.5 por ciento en comparación a los comicios de 2010.
Ante todos esos cambios en la formación parlamentaria, la especialista del CIDE los atribuyó más a un mal desempeño de los principales partidos que a un fortalecimiento de los conservadores.
“Yo diría que más que ganaran los conservadores, no hay que quitarles méritos, sí tenemos pues un pésimo desempeño de los otros dos partidos más importantes, que le abren el espacio a los conservadores”, cerró.
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