Cuando menos dos cifras revelan el fracaso del tratado de comercio libre (TCL) que firmó Carlos Salinas de Gortari en 1993:
–El 20% de las familias mexicanas tiene el 51.1% del ingreso, en tanto que el 80% se reparte el 48.9% (Inegi).
–Sólo el 20% de los mexicanos vive en condiciones de no pobreza ni marginación (Coneval).
La propaganda gubernamental salinista a favor del tratado vendió la idea contraria: que la integración comercial de México a los EE.UU. se traduciría en bienestar mayoritario. La realidad fue otra: si de 1934 a 1982 el crecimiento promedio anual fue de 6%, de 1983 a 2016 apenas alcanzó el promedio de 2.1% por efecto primero de la apertura comercial y luego TCL; hoy se requiere de un crecimiento anual promedio de 6% para darle empleo formal a la población económicamente activa que se incorpora cada año a la fuerza laboral.
Cuando se negoció el tratado comercial con los EE.UU. y Canadá, el compromiso gubernamental se basó en la promesa de que México saldría del hoyo recesivo (1.9% de PIB en 1982-1994) y combatiría la pobreza. El saldo ha sido negativo: PIB de 2.2% y acumulación de la riqueza en el 20% de la población más rica. La desigualdad está en las cifras oficiales: 60% de los mexicanos viven en condiciones de marginación y pobreza generalizada.
En síntesis, el TCL se vendió en la propaganda salinista como la salida de la crisis social y aumentó diez veces las exportaciones, pero liquidó el nivel de bienestar que el sistema económico había construido de 1934 a 1982.
Eso sí, el equipo económico de Salinas de Gortari cumplió puntualmente para México la maldición de La doctrina del shock de Naomi Klein: utilizar la crisis para imponer la estructura productiva neoliberal de menos Estado social y más mercado privado.
México había llegado a 1970 con un alto nivel de bienestar y crecimiento económico en función del modelo de desarrollo estabilizador: ajustar el gasto público al candado de la inflación; el populismo 1970-1982 subió el gasto, mantuvo igual los ingresos, generó inflación y provocó la devaluación. El equipo neoliberal de De la Madrid-Salinas-Zedillo utilizó la crisis –PIB bajo e inflación alta– para introducir (tesis aplicada de Klein) el recetario del Fondo Monetario Internacional, del Banco Mundial y del Consenso de Washington: liquidar el Estado social como distribuidor del bienestar.
El saldo de la reforma salinista fue otro: el TCL estancó el PIB en 2.2%, empobreció al 60% de la población y le entregó el 80% de la riqueza al 20% de las familias. Lo peor fue que el Tratado tampoco benefició a la economía estadunidense y su tasa promedio anual de crecimiento pasó de casi 5% antes de Tratado a 2% después. México y los EE.UU. rompieron sus cadenas productivas y aumentaron la tasa de desempleo funcional al nuevo modelo de producción integrado.
El TCL aumentó las exportaciones mexicanas pero esa riqueza quedó en pocas manos. Así, el TCL destruyó el Estado como detonador del desarrollo y sobre como redistribuidor de la riqueza.
De ahí que la propuesta de Donald Trump de renegociar el Tratado sería la oportunidad de México para replantear su modelo de desarrollo y regresar al crecimiento con distribución equitativa de la riqueza, pero a condición de abandonar el recetario neoliberal del FMI, del Banco Mundial y del Consenso de Washington.
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Política para dummies: La política es la capacidad de previsión de problemas sociales para evitar la violencia de la protesta.
Sólo para sus ojos:
- Más que George Soros, el que está azuzando a las masas estadunidenses contra Donald Trump es el presidente Barack Obama. Al final de cuentas, la derrota de Hillary Clinton se debió también el repudio electoral contra el gobierno de Obama.
- Henri Kissinger aportó un enfoque analítico sobre Trump que debe tomarse en cuenta: el republicano ganó sin el establishment, sin compromisos con los republicanos, con los medios en contra y con una campaña internacional adversa. Además, tiene el congreso, la Corte Suprema y congresos estatales. Es decir, todo indica un segundo periodo para Trump.
- El Ron Paul Liberty Report (ronpaullibertyreport.com/archives/revealed-the-real-fake-news-list) enlistó nombres de periodistas y medios que manipularon las noticias para beneficiar a Hillary: cinco periodistas de ABC, dos de Bloomberg, nueve de CNN, seis del The New York Times, tres de The Guardian y uno del The Washington Post. Todos ellos fueron delatados en los cables de WikiLeaks con pruebas de la subordinación de sus noticias para beneficiar a la demócrata.
@carlosramirezh