Muy mal ha arrancado el gobierno morenista de Adán López Hernández en Tabasco, la tierra del presidente López Obrador, porque parece estar reproduciendo los vicios políticos del madracismo priísta en el cual se formó. Sus primeros días al frente del gobierno de Tabasco en nada presentan una diferencia del atrabiliario y personalista gobierno perredista de su antecesor y también ex priísta Arturo Núñez Jiménez.
El primer efecto negativo fue su declaración de bienes por 41 millones de pesos, todos ellos producto de su trabajo en el sector público y sus beneficios colaterales, entre ellos una jugosa notaría por servicios prestados al priísmo. Todavía en el 2001 militaba en el PRI madracista como secretario del gobierno interino de Tabasco, debido a la licencia al gobernador Madrazo para competir por la candidatura presidencial del PRI en el 2001 y luego pasar a la presidencia del PRI para lograr la candidatura presidencial en el 2006.
Del PRI López Hernández saltó al PRD y ahí militó y escaló cargos importantes como diputado y senador, pero siempre como parte de la facción lopezobradorista; en el 2014 se afilió a Morena. En su biografía registra que fue representante del “gobierno legítimo” de López Obrador después de la derrota del 2006.
En toda su militancia priísta y perredista acumuló, como pocos, doce propiedades en Tabasco y Estado de México, diez cuentas bancarias y tres automóviles. Pero lo que más sorprendió a los tabasqueños fue la acreditación de ingresos por 10 millones de pesos por actividades empresariales y profesionales como notario público. Lo que extrañó a los tabasqueños es la forma en que mezcló su militancia perredista y morenista de austeridad con la riqueza acumulada de manera simultánea a sus actividades empresariales.
La victoria electoral de López Hernández en la gubernatura de Tabasco en las pasadas elecciones de julio de 2018 fue producto de la locomotora López Obrador, además de la debacle del gobierno perredista de Núñez Jiménez, con quien parece haber tenido un pacto de impunidad porque el nuevo gobernador morenista no ha movido ni una oficina de gobierno para responder a las denuncias de corrupción de su antecesor.
Tabasco fue parte de la ola lopezobradorista en el sur-sureste de la república, junto con Chiapas y Veracruz. Pero los tres fueron también parte de los compromisos lopezobradoristas de impedir la impunidad de los gobiernos salientes. Los más significativos fueron Tabasco y Veracruz, por la pugna y el desdén de Núñez Jiménez y de Miguel Angel Yunes Linares a la candidatura de López Obrador, sin que hasta ahora haya investigaciones abiertas.
El caso de Núñez ha sido significativo para medir los alcances del nuevo gobierno de López Hernández. Como priísta, Núñez fue de los más irónicos contra López Obrador, porque lo acusó de encabezar la industria de la protesta y convertirla en un negocio político por traficar con las movilizaciones. En el modelo de que un tabasqueño contuviera el activismo de otro tabasqueño, Núñez fue el operador del acotamiento institucional de López Obrador de 1989 a 1993 en Gobernación.
En esos años el actual gobernador morenista de Tabasco fue aliado y compañero de partido de Núñez, quien sólo renunció al PRI en 2005, luego de 36 años de militancia tricolor, para conseguir el gobierno de Tabasco como gobernador del PRD. En las polémicas elecciones de 1988, Núñez fue un combativo representante del PRI en la Comisión Federal Electoral de Manuel Bartlett Díaz como secretario de Gobernación y fue el más duro crítico de Cuauhtémoc Cárdenas y el más leal defensor de la polémica victoria oficial de Carlos Salinas de Gortari.
En este contexto, el papel de López Hernández como gobernador de Tabasco estaba en el enjuiciamiento del gobierno de Núñez Jiménez y todas las acusaciones de corrupción. Pero al final de cuentas, las labores empresariales de López Hernández tuvieron un entreveramiento con el gobierno estatal de Núñez Jiménez. El asunto de fondo radica en el manejo de los recursos del petróleo que no llegaron al bienestar de los tabasqueños.
Los primeros datos revelan que el gobierno de López Hernández en Tabasco será de tipo empresarial, pero con una economía local colapsada por la crisis de los precios del petróleo y la disminución en las participaciones a Tabasco como importante zona de asentamiento de oficinas petroleras. Al final, el gobierno de Morena podría ser igual al del PRD y a los priístas de la era madracista.
Trump. El anti trumpismo de los medios está generando, ante la ineficacia de su decisión de atacar al presidente, costos muy altos. El The Washington Post enfrenta una demanda de 250 millones de dólares de un joven señalado por el Post como instigador de la violencia en un evento en el Lincoln Memorial y el diario ya no sabe cómo salirse del problema, porque no se quiere disculpar de su falla de línea informativa. Como dato adicional, al multimillonario Jeff Bezos pagó justamente 250 millones para comprar el Post en agosto de 2013.
Política para dummies: La política es una factura que se tiene que pagar más temprano que tarde.