Sólo por comentar…: César Villegas

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04-cesar-villegasLa contienda para elegir a los futuros diputados federales que integrarán la LXIII legislatura se encuentra a la vuelta de la esquina, sin embargo la efervescencia en la vida interna de los partidos políticos se experimenta desde hace ya un par de meses y ésta ha ido subiendo de tono conforme se acerca la fecha para que el panorama que ya muchos leen entre líneas se haga oficial y por fin los institutos políticos “grandes” en conjunto con sus respectivos poderes fácticos den muestras más claras y contundentes de quienes son sus respectivos  “palomeados” y así dar paso a una conveniente adopción electoral por parte de los partidos “pequeños” hacia los precandidatos, aspirantes y suspirantes que vieron truncadas sus aspiraciones en sus partidos de origen. Si a este muy acelerado proceso de acoplamiento ideológico lo observamos desde una perspectiva empresarial notaremos muy fácilmente que puede resultar como un negocio perfecto en el que se benefician ambas partes por igual, pues mientras los políticos requieren ser postulados por algún partido para poder contender, los partidos “pequeños” requieren de votos para mantener su registro y así sus respectivas cúpulas puedan seguir recibiendo las nada despreciables prerrogativas a la vez que mantienen su representación en el congreso por medio de las diputaciones plurinominales. Contados son los casos en los que el adoptado político resulta vencedor en las urnas, generalmente su función es la de hacer perder al candidato de su partido de origen. Quiero señalar que no mencioné la opción de las candidaturas ciudadanas debido a que en Oaxaca están lejos de ser una realidad, pues el único candidato ciudadano debidamente registrado, paradójicamente proviene de militar de forma destacada en un partido político.

Al día de hoy en Oaxaca podemos observar el ya acostumbrado ritual de medición de fuerzas por parte de las corrientes políticas, se fijan posturas en medios de comunicación, se hacen alianzas, se conforman “bloques” de aspirantes para “no dejar pasar” a quienes se perfilan como las y los elegidos, los golpes bajos y las filtraciones están a la orden del día pues los poderes políticos y empresariales saben que en junio de 2015 se juegan algo más que las diputaciones federales, propios y extraños saben con certeza que el resultado que arrojen, primero la selección de candidatos y posteriormente las urnas, darán lugar a un nuevo reacomodo y mostrarán una radiografía precisa de las condiciones en que los partidos y grupos políticos habrán de afrontar las elecciones del 2016 en la que las y los oaxaqueños elegiremos al futuro gobernador del estado así como a diputados locales y a 153 presidentes municipales. Aun cuando es sumamente relevante y desde luego interesante observar y analizar los procesos que se suscitan al interior de los partidos políticos, quiero dejar a un lado ese ámbito y centrar mi reflexión en el contexto social que enmarca la vida pública en Oaxaca.

Las reformas estructurales impulsadas por el ejecutivo federal han sido un tema central en la agenda pública, opiniones en pro y en contra no se hicieron esperar desde mucho antes incluso que estas reformas iniciarán con el debido proceso legislativo, como toda decisión que incide y atañe a toda la nación era de esperarse que a más de uno no le cuadrara el asunto. Pero más allá de los beneficios o retrocesos que las reformas representan, existe un aspecto de este tema que bien vale la pena analizar.

Se ha querido convencer a la opinión pública nacional y a la misma federación que las mentadas reformas estructurales han generado en Oaxaca una suerte de polvorín que sólo requiere de una pequeña chispa para incendiar el estado, que la reforma educativa, por encima de todas, ha sido la reforma que más encono ha generado en el pueblo de Oaxaca y que la inconformidad del gremio magisterial ha encontrado respaldo y solidaridad en la ciudadanía, vaya pues, que el conflicto sindical ha adquirido dimensiones mayores y que ahora se trata de un conflicto social, planteamiento que desde mi punto de vista carece de objetividad. Cierto es que los grupos políticos cobijados por la bandera de “izquierda radical” son especialistas en el juego de las percepciones y de la desestabilización y que saben aprovechar perfectamente las coyunturas sociales trasladándolas al plano de lo político y ampliando así el margen de negociación, pero esa habilidad política nada tiene que ver con la opinión del grueso de la población ante la constante afectación a sus actividades cotidianas. Con todo y eso, no expuse lo anterior para convencer a quienes me leen de que mi opinión es la definitiva y la más objetiva, sino para ponerle el cascabel al gato y no perder de vista la manera tan peculiar en que los grupos políticos “radicales” y el gremio magisterial aderezarán el ya controvertido escenario en Oaxaca, pues el movimiento magisterial podrá carecer de propuestas educativas, así como las organizaciones “sociales radicales” carecen de planteamientos serios para el desarrollo del estado, pero una cosa es más que cierta, saben de política y alianzas, más aún de negociación, jugarán un partido de dos tiempos, el primero en 2015 y el segundo en 2016.

¿Cómo lo harán?

¿A quién le apostarán?

¿Cuánto influirán?

Como muchos de ustedes, tengo ya mis pronósticos, pero ya lo expresé antes, no trato de imponer de mi opinión, sino de abrir un espacio para la reflexión.

La moneda está en el aire…

¿O no?