Aparentar tiene más letras que ser.
Karl Kraus
Sobran pretextos y disculpas. Sobran amenazas, extorsiones e intimidaciones. Sobran declaraciones y discursos. Sobran palabras en un país en donde las imágenes derrochan incivilidad. Sobran actitudes negativas que condicionan la buena voluntad. Sobra el ruido que silencia el acierto y sobra tanta contradicción en tiempos que deberían ser de reconciliación.
Ajenos del reconocimiento ajeno, del aplauso sincero. Perdemos sensibilidad entre tanta agresividad, perdemos fuerza en la intención porque nos rebasa la costumbre de la indecisión. Acostumbrados a la idea de preservar y no transformar, nos conformamos a un país económicamente estable, pero paralizado. A un México más libre, pero más violento. A un país más democrático en sus formas, pero más errático en sus fondos. A un norte violento y acotado por el crimen organizado y a un sur desigual y agotado por tanta pobreza.
Ajenos de una política que dignifique la palabra, nos hacemos cómplices del desánimo generalizado porque somos incapaces de inhibir las inercias para dedicarnos a la construcción de ideas, que generen acciones que rompan con los vicios criminales a partir de una política preventiva, educativa y formativa que recomponga el tejido social y brinde oportunidad a las nuevas generaciones.
México no puede ser territorio de jóvenes que mutilan y decapitan, no puede ser rehén de la desesperanza, de la desconfianza hacia la autoridad, de la ineficacia institucional y la complacencia moral.
Nos exigimos poco, y nos alabamos mucho. No reconocemos un debate de altura porque preferimos el insulto en la deliberación. No aceptamos las diferencias, por el contrario, las convertimos en elementos de discordia. Así, nos encontramos frente a una política carente de una visión democrática, de conciliación y convivencia con nuestra pluralidad electoral y social. Dejamos que nuestra política desgaste el significado de la democracia, adornamos los discursos con la bondad de la palabra, y nos acobardamos ante la debilidad de nuestras acciones.
El Estado mexicano también depende de sus ciudadanos, del ánimo con que se defiende la ley. Depende de la sinceridad con que se plantean los conflictos y la integridad con que se enfrentan. Depende de ofrecer gobernabilidad y civilidad social. La estabilidad del Estado mexicano no puede estar sujeta a actitudes perversas que utilizan el miedo como incentivo, la perversión como método de extorsión.
Necesitamos comprender el significado del deber cívico, confiar en el sentido de solidaridad. Ser ejemplo de perseverancia, de eficiencia. Ser ejemplo de inclusión, y deliberación. Ser claros en el mensaje y sensatos en su contenido. México no puede solo observar mientras se siembra rencor y se cosecha maldad. No puede dejar que sus futuras generaciones vicien el presente mientras son dominados por el crimen.
Nuestro país no puede subsistir bajo el pretexto constante, la evasión y la culpabilidad por acción u omisión. No puede remediar las cosas desde el consuelo, desde el constante perdón. No podemos acostumbrarnos a la Política de reflector que solo sirve como distractor de lo que en verdad es importante. Política del si se puede pero del no quisimos. Amordazada a los tiempos del protagonismo.
Un Estado democrático presupone una identidad colectiva fuerte, que aspire a formar consensos, que no solamente se reflejen aspiraciones y opiniones individuales. Decisiones conjuntas que emergen de deliberaciones conjuntas. El entendimiento común se logra y se mantiene a base de definiciones claras sobre lo que es la política y lo que implica la ciudadanía. Y este debería ser el primer paso en las prioridades del país que se sumerge en el enfrentamiento cotidiano, el primer paso que no permite pretextos, el primer paso de sensatez entre tanta inmadurez, el primero, el que marca el paso de los siguientes, el que genera seguridad y confianza, el que no se motiva por alguna causa simulada, el que no se excusa para detener el siguiente, ese primer paso que deja de aparentar para empezar a caminar de verdad…
Gracias, padre
*Diputada del Partido Nueva Alianza