Sin noticias de Bin Laden en Abbottabad

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Los vecinos de la ciudad paquistaní en la que se refugió el líder de Al Qaeda cuentan que no sospechaban de su presencia

 

Un camino de tierra conduce al recinto en el que se refugiaba Osama Bin Laden, el líder de Al Qaeda abatido por las fuerzas estadounidenses la madrugada del lunes. La imponente mansión se encuentra en Bilal Town, un barrio de la ciudad paquistaní de Abbottabad. Está rodeada por un muro de unos tres metros de altura y coronada por alambre de espino.

 
     

La guarida de Bin Laden estaba valorada en un mnillón de dólares aunque carecía de línea telefónica, televisión o Internet

El líder de Al Qaeda no tenía relación con casi nadie fuera del recinto.

El muro y la escasa actividad en torno a la vivienda, de la que apenas salía y entraba gente, despertó la curiosidad de los habitantes de Abbottabad, que dicen no saber quién vivía dentro de la casa. “Sí coincidía alguna vez con el señor de la casa en la mezquita. Tenía una barba como al de Bin Laden, pero a él [al líder de Al Qaeda] no le hemos visto nunca”, explica Gul Alá, un afgano que vive en el barrio. La CNN explica incluso cómo, según un vecino, si a los niños se les colaba una pelota en el complejo, alguien de dentro les pagaba en lugar de dejarles entrar a buscarla.

Las instalaciones que sirvieron de guarida a Bin Laden estaban valoradas en aproximadamente un millón de dólares -según fuentes de EEUU-, aunque carecía de línea telefónica, televisión y conexión a Internet.

Parte de la curiosidad que la construcción del complejo despertó inicialmente entre los vecinos fue mitigada por la versión que les ofreció el dueño de la casa cuando se trasladó a la zona en el año 2005. El hombre dijo que tenía muchos enemigos y que por tanto necesitaba protegerse.

La casa, de dos alturas, tiene dos portones y una falsa puerta que en teoría da entrada a las personas, pero que en realidad da acceso a un muro interior. Todas las puertas, ubicadas en el lado oeste, están hoy selladas por el Ejército paquistaní, que no permitía el acceso al complejo.

Bin Laden “no tenía relación con casi nadie que no estuviera en el recinto”, declaró el responsable de seguridad de la Casa Blanca, John Brennan, a la CBS. Esto confirma las sospechas de que el terrorista no ejercía un control directo sobre la estrategia y ejecución de los atentados, aunque sí “grabó vídeos y mensajes de audio” desde su refugio y mantenía contacto con algunos dirigentes de Al Qaeda, según el consejero presidencial. Las fuerzas especiales recopilaron discos duros y otro material en la casa para averiguar cuáles eran exactamente estas actividades.

Una zona próspera

Bilal Town es un barrio que ha experimentado un importante crecimiento urbanístico en los últimos años. Por eso, la construcción de la mansión en la que se refugió en el terrorista más buscado por Estados Unidos despertó sospechas pero no tantas.

La presencia de edificios militares en Abbottabad es impresionante. Resulta difícil sin embargo dar con cifras precisas del número de militares desplegados en esta ciudad, de al menos 150.000 habitantes, situada a las puertas de una zona de recreación turística del país y a unos 60 kilómetros de Islamabad.

El aire británico y ajardinado de las instalaciones militares contrasta con el bullicio de la zona comercial más céntrica donde comerciantes, viandantes y motoristas compiten por los abigarrados metros cuadrados en los que se extiende el zoco.

La tranquilidad de Abbottabad se vio quebrada la noche del domingo al lunes, cuando un comando de élite de las Fuerzas Armadas estadounidenses aterrizó en la mansión en la que se refugiaba Bin Laden y acabó a tiros con su vida. La operación, ejecutada por el grupo antiterrorista de los Navy Seals, duró unos 40 minutos y en ella murieron al menos otros dos hombres, uno de sus hijos y una de sus esposas. Brennan ha señalado que Bin Laden se sirvió de una de sus esposas como escudo, y que se produjo un tiroteo. Un detalle, según el responsable de defensa, que “habla de la naturaleza” del fugitivo.

Los militares abandonaron el complejo en helicóptero llevándose el cuerpo, que pasó por los rituales islámicos para después ser arrojado al mar, según la versión oficial estadounidense.

Los vecinos de esta ciudad conmocionada temen ahora que la operación militar que ha dado la vuelta al mundo les traiga ahora problemas de la mano de yihadistas en busca de venganza. “Tengo miedo de que la captura de Bin Laden acabe con la tranquilidad en esta ciudad y de que haya algún ataque de Al Qaeda”, dice Sahir Ahmed, representante de productos farmacéuticos y padre de dos hijas.

Una operación de cuatro años

La operación para dar con Osama Bin Laden empezó hace cuatro años, cuando presos de Guantánamo facilitaron el seudónimo de su mensajero a interrogadores estadounidenses. El supuesto intermediario, un kuwaití llamado Abu Ahmad, era un protegido de Sheikh Mohammed, el cerebro de los ataques del 11-S, también preso en Guantánamo. Así lo revelaba la CNN estadounidense citando fuentes diplomáticas. Los agentes siguieron su pista desde 2007, y en julio de 2010 ubicaron al líder de Al Qaeda. Antes, y durante toda una década, siguieron pistas en Pakistán y Afganistán, donde incluso en una ocasión lo persiguieron en las montañas de Tora.

Barack Obama y su equipo de seguridad siguieron la operación en directo desde la Casa Blanca. La mayor parte de la tensa espera pasó en silencio. El presidente tenía el “rostro de piedra” mientras su vicepresidente Joseph R. Biden pasaba entre sus dedos las cuentas de un rosario, rememora para The New York Times un ayudante del presidente que ha preferido mantener el anonimato. El jefe de la CIA, Leon E. Panetta, les iba narrando los detalles por pantalla desde la sede de la agencia de inteligencia, también en Washington.

“Han alcanzado el objetivo”, informó Panetta. Poco después, Panetta comunicaba: “Tenemos contacto visual con Gerónimo [el nombre en clave de Bin Laden, en referencia al histórico jefe de los indios apaches]”. Minutos más tarde anunció: “Geronimo EKIA (abreviatura en inglés de enemigo muerto en combate)”. Obama tomó la palabra: “Le tenemos”.

Uno de los agentes del comando de élite fotografió el cadáver y envió la foto a EE UU para su análisis a través de un programa de reconocimiento facial, que confirmó que se trataba de Bin Laden. Una de las mujeres presente en el complejo residencial, que podría ser una de las esposas del terrorista, identificó en el acto el cadáver.

La Casa Blanca aún no han decidido si publicará las fotos de la operación, aunque sí ofrecerá las pruebas de ADN que han confirmado que el cuerpo lanzado al mar era el de Osama Bin Laden.