Al cierre de esta entrega, se había computado poco más del 80 por ciento de los votos en los consejos distritales de Oaxaca para la elección de diputados por mayoría relativa. Ixtlán, Tlacolula de Matamoros, Ciudad Ixtepec, Santo Domingo Tehuantepec, Miahuatlán de Porfirio Díaz, San Pedro Pochutla, San Pedro Mixtepec, Pinotepa Nacional, Putla Villa de Guerrero, Heroica Ciudad de Tlaxiaco, Heroica Ciudad de Huajuapan, Nochixtlán, Ocotlán, Juchitán, Matías Romero y Acatlán de Pérez Figueroa son los distritos locales electorales donde se habían contado los votos ya en su totalidad e imperó la tendencia arrojada por el PREP, quedando pendientes para mañana 11 de julio los cómputos de los votos para presidentes municipales.
Una de las consecuencias de la crisis de nuestro sistema electoral será sin duda la judicialización de las elecciones. No se debía ganar en los tribunales lo que no se ganó con contundencia en las urnas. Es mi punto de vista.
Dos distritos (Miahuatlán y Pinotepa) tienen garantizado el pleito en tribunales de pronóstico reservado; y no menos municipios serán los que corran la misma suerte.
El 53 por ciento de participación ciudadana no es una cifra que se deba festinar. Acostumbrados como ya estamos al relativismo, dichos números parecen un triunfo, pero el hecho de que casi la mitad de los ciudadanos inscritos en la lista nominal y con credencial para votar en el bolsillo no hayan ido a las urnas es preocupante, aunque se trate de una elección intermedia. Ninguna elección debía tener tal nivel de abstencionismo, menos cuando la “supuesta” elección intermedia ya no es tan intermedia como antaño. Antes se elegían diputados locales en una jornada y presidentes municipales en la otra. Ahora las dos concurren y son elecciones para estos últimos cargos las que más sacan a votar a la gente.
Manuel León y Paloma Fuentes, dos jóvenes limpia y sinceramente comprometidos y con la camiseta del IEEPCO bien puesta me daban sus válidas razones para que los órganos electorales locales prevalecieran ante la propuesta que circula de crear un Instituto Nacional de Elecciones que asuma (no centralice) las funciones del IFE y de los propios Institutos Locales, sobre todo en estados como Oaxaca con fuerte presencia indígena y consecuentemente de Usos y Costumbres, hoy llamados Sistemas Normativos Internos, por nuestra ley local.
La búsqueda de culpables (mucho menos la individualización de las culpas), no resuelve este gran problema; pero tampoco la evasión de responsabilidades. Al final es un asunto de cultura que pasa por todos.
La realidad es que fue una elección de movilización, de acarreo, pues. En un desolador escenario de escasa participación, ganaron quien movilizó más y mejor. De ese 53% que fue a votar, ¿cuántos lo hicieron sin que mediara invitación, acarreo, movilización o motivación de parte del equipo de algún candidato? Yo creo que muy pocos. La mayoría fue a votar por compromiso; porque es voto duro, porque algo le dieron o porque hay amistad. Pocos fueron en cumplimiento a la obligación cívica.
Se supone que en un escenario de abstencionismo el más beneficiado es el PRI. ¿Qué pasó entonces? Pasó que los priístas no hicieron bien la tarea. El rumor creciente de la simulación al interior de las estructuras electorales del tricolor cobra cada vez más visos de verdad. El electorado que siempre vota, se ha hecho tramposo, cada vez inmune al compromiso. La fidelidad al partido o al candidato es un recurso cada vez menos abundante (después diremos: cada vez más escaso).
La oposición al PRI aún no perfecciona sus estrategias de movilización y en el PRI se está perdiendo pericia al hacerlo. Grande es, sin embargo, el mérito de los candidatos priistas ganadores y de sus equipos. Hay que reconocérselos. Ganaron su elección defendiendo las siglas de un partido que por el momento no existe en Oaxaca. Sus dirigentes son diputados locales desde antes de iniciar las campañas y por ello fueron los primeros simuladores. El trabajo de campaña se redujo, para ellos, en posar para las fotos de algunos eventos, incluso de quienes ingenuamente estaban siendo llevados al matadero. Tan kafkiano es Oaxaca que no conformes, con esto, sus contrapartes candidatos triunfantes llevarán a estos mismos dirigentes (que una vez diputados, no querrán dejar de ser dirigentes) a coordinar la bancada priista en el congreso, cuando un criterio natural sería, hacer coordinador de la fracción a quien hubiese obtenido más decorosamente el triunfo en su distrito o a alguien que, al menos, haya competido.
Este proceso electoral fue, en el mejor sentido que se le pueda dar al término, mediocre. Del porcentaje de participación ciudadana en cada distrito y municipio ¿con cuanto ganó cada diputado y presidente municipal? En promedio con el 40% de ese 50% que fue a las urnas. En términos absolutos cada diputado y cada presidente municipal estarán representando al 30% del electorado, a 3 de cada 10 ciudadanos mayores de 18 años con credencial para votar.
Queda mucho por hacer en este desolador panorama, pero, en lo dicho: Si usted –amable lector- no votó, no se queje.
Twitter: @MoisesMolina