Mafalda, la tira cómica del personaje argentino más famoso de Latinoamérica, cumplió 50 años de que su creador Joaquín Salvador Lavado, mejor conocido como Quino, la publicara por primera vez.
Desde ese momento, esa niña precoz y procaz generó una admiración en México porque reflejó a una clase media totalmente desactivada del compromiso social, pero mostraba una niñez que apuntaba a ser de las más progresistas del siglo.
Mafalda creció en un continente de represión, autoritarismo y excesos, mientras que en México, su generación vivió las crisis económicas más severas en la historia reciente del país y los cambios tecnológicos, personales y profesionales más extremos.
Esta generación llamada “X” o “perdida”, hoy vive en los extremos en Oaxaca: o es la que ejerce el poder político, tiene influencia social y fuerza económica o sólo es empleado de los primeros.
De ahí que si Mafalda tuviera 50 años y fuera oaxaqueña sería:
Funcionaria del Gabinete de Gabino Cué: Estaría criticando a sus compañeras por no apoyarla en sus acciones a favor de las mujeres y sería victima de la grilla en su contra por el simple hecho de querer ser diputada federal. Sería severa con aquellas que con sus encantos ascienden a los cargos y gastan el presupuesto en cirugías y viajes de placer, pero se haría algunos arreglos para estar en “la jugada”.
Ama de casa de un empresario: Estaría preocupada por los excesos de los maestros de la Sección 22 del CNTE que la obligan a modificar su itinerario cuando tiene que salir de shopping a Puebla, el DF, Houston, Miami, Nueva York o Europa. Sería cliente asiduo de los desayunos o reuniones sociales para recordar viejos tiempos o alguna acción de beneficencia y estaría pendiente que el marido no la engañe otra vez con su nueva secretaria.
Maestra de la Sección XXII: Estaría cumpliendo con el juramento que se hizo de velar por los intereses de los niños y niñas de Oaxaca. Asumiría con orgullo que mientras más les pague el gobierno lo que valen, es mínimo el sacrificio de no tener baños, pizarrones, sillas o aulas donde enseñar. Estaría pendiente de los días de quincena para cumplir con las tandas y pagar el crédito en Fábricas de Francia y tendría a los hijos en escuelas particulares para que no perdieran clases, mientras existan plantones o movilizaciones magisteriales.
Sin embargo, hay algunas Mafaldas que antes de los 50 años, ya fueron abuelas, que también se encuentra frustradas porque sus nietos forman parte de esa clase media totalmente desactivada del compromiso social y lloran cuando les recuerdan a esa niña de cuatro años que creció con el sueño de ser progresista y libertaria.
Publicada el: 12 octubre 2014 13:19 pm