* El secuestro del joven Miguel Jesús, no es nada nuevo en Oaxaca. No es el primero ni el último. Varios de los principales empresarios han sido secuestrados en la capital oaxaqueña, pero han logrado negociar de inmediato su liberación.
* Al secuestro del hijo del propietario de la empresa “Chocolate y Mole Juquilita”, se ha sumado el asalto a Eugenio Díaz y a su esposa Lupita Borges, en su hogar, en la Colonia Reforma, a quienes maniataron y amordazaron.
(A la familia de Miguel de Jesús, a Eugenio Díaz y a su esposa Lupita Borges, víctimas de la creciente inseguridad y violencia. Un abrazo solidario en estos momentos difíciles)
El infierno tan temido del secuestro de empresarios y sus familias, esposa, hijos e hijas, finalmente nos alcanzó a los oaxaqueños. Lo peor de todo es que los secuestros seguirán en la capital oaxaqueña al repuntar éstos.
Ciertamente, el secuestro del joven Miguel de Jesús, por cuyo rescate exigen 15 millones de pesos, no es nada nuevo en Oaxaca. No es el primero ni el último. Muchos casos en el pasado no han sido denunciados por las víctimas por su estatus social.
Según reportes de inteligencia de organismos civiles y militares, varios de los principales empresarios radicados en la capital oaxaqueña han sido secuestrados, pero al tener liquidez han logrado negociar de inmediato su liberación.
Al secuestro del hijo del propietario de la empresa “Chocolate y Mole Juquilita”, se ha sumado el asalto a Eugenio Díaz Fernández y a su esposa Lupita Borges, en su hogar, en la Colonia Reforma, a quienes maniataron y amordazaron.
La creciente inseguridad y cada vez más brutal violencia, se ha convertido en el mayor negocio en México y Oaxaca para los jefes y elementos de las Fuerzas Armadas y de diversas corporaciones policíacas federales, estatales y municipales.
Obligado es recuperar la memoria histórica para entender el presente y vislumbrar el futuro. En los 80, los comandantes y agentes de la Dirección Federal de Seguridad (DFS) iniciaron los “levantones” en Oaxaca.
Dado el trabajo de inteligencia que realizaban, eficientemente, sabían quién era quién, y a qué negocio lícito o ilícito se dedicaba, y elaboraron una “lista negra”, empezando por los “narco abogados”.
La razón de Estado del espionaje político, económico y social, era salvaguardar la seguridad nacional de los diversos grupos de la guerrilla urbana incubada en los 70, en la Universidad Benito Juárez de Oaxaca, aún no autónoma.
La Dirección Federal de Seguridad integrante de la “Brigada Blanca”, no solo combatió a la guerrilla del Partido Revolucionario Obrero Clandestino Unión del Pueblo (PROCUP) y de la Liga Comunista 23 de Septiembre.
Pero, además, los agentes de la DFS terminaron controlando el narcotráfico en Oaxaca por muchos años y para sorpresa de muchos el próspero negocio del “huachicoleo” al lado de los delegados y elementos de la Policía Judicial Federal (PJF).
Por el presunto tráfico de drogas, especialmente de morfina y metadona, en la Penitenciaría Central de Santa María Ixcotel, ni siquiera los médicos del penal escaparon en el pasado al “levantón” y extorsión de la DFS.
Con todo lo grave de estos delitos, el entonces delegado de la todopoderosa Dirección Federal de Seguridad fue más allá al enviciar en el consumo de cocaína a políticos, empresarios, dueños de medios de comunicación.
El delegado de la DFS, Tomás Morlet Bohórquez, llegó al extremo, incluso, de prostituir a las hijas de las familias más prominentes de la vallistocracia, para lo cual montaron gimnasios como fachada. “Tommy” envició, por supuesto, a éstas y a varios juniors.
Hoy, a 39 años, todo parece indicar que nada ha cambiado. Se ha denunciado que tres militares de la Guardia Nacional metidos en labores de policías presuntamente secuestraron al joven de 14 años de edad Ernesto Pérez Arellano.
Este último, fue privado de su libertad, el 18 de junio, en la comunidad de La Molonga, en el municipio de Petatlán, Guerrero.
En un operativo conjunto, elementos de la Fiscalía Especializada de Secuestro del Valle de México y de la Fiscalía Especializada Contra el Secuestro de Guerrero lo liberaron y reportaron el hallazgo de los agentes del General Luis Rodríguez Bucio, que recibió formalmente el nombramiento junto con la estructura de la GN.
De nada sirve que el Presidente Andrés Manuel López Obrador diga “eran policías militares y no habían pasado a formar parte de la GN, pero iban a pasar. Lo importante es que esos delitos no se toleran, no hay impunidad”.
“De los detenidos, tres de ellos militares un civil y hay dos o tres prófugos, ya se les está buscando”, señaló.
“Lo importante es que me informan y me dicen ya estamos actuando y es cierto, tenemos la información de que se está actuando”.
“No quiere decir que lo celebre, pero si es para mí importante el que no se proteja ni se oculte nada”.
A la luz de estos hechos no faltan los malpensados que tras unos días de llegar la Guardia Nacional a Oaxaca reiniciaron los secuestros. Otro más, recordaron que generalmente los jefes policíacos foráneos traen a sus bandas.
Para evitar la más leve suspicacia sobre la posible participación de militares en secuestros, es indispensable que el General Comandante Luis Rodríguez Bucio, dé instrucciones de investigar a fondo al Comisario en Oaxaca, General Martín Jiménez Olvera.
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