Como respuesta a la negativa del gobierno nigeriano del estado de Kano, para que libere a miembros de la secta islámica Boko Haram, detenidos por la policía, ayer el grupo rebelde emprendió una seria de ocho ataques coordinados contra comisarías, lo que dejó al menos 162 muertos en la ciudad más grande del norte de Nigeria, informaron autoridades.
De acuerdo con la policía local, el número de víctimas podría aumentar en las próximas horas, ya que muchos de los heridos sufrieron graves quemaduras durante los ataques con bomba.
De acuerdo con versiones de testigos, un suicida impactó el vehículo que conducía cargado de explosivos contra una comisaría central de la policía, a lo que siguió la detonación de más bombas.
Información de medios locales refieren que entre los fallecidos se encuentra un reportero de la televisión local, identificado como Eneche Akogwu, de 31 años, quien fue abatido a balazos por desconocidos mientras entrevistaba a testigos de la ola de atentados.
SEGURIDAD. Ante esta situación, las autoridades nigerianas decretaron un toque de queda de 24 horas en la ciudad de Kano, según informó el periódico local Daily Trus.
Por otra parte, lugareños que pidieron el anonimato por temor a represalias, indicaron que vieron a varios jóvenes lanzando explosivos contra el terreno de la oficina de inmigración y pasaportes.
OPERATIVO. Soldados y policías llenaron ayer las calles de Kano, ciudad de más de 9 millones de habitantes que sigue siendo un importante centro político y religioso en el norte musulmán de Nigeria, pero no lograron detener a los responsables de la violencia, ya que cadáveres de uniformados y civiles yacían en la atestada morgue del Hospital de Especialidades Murtala Muhammed.
La secta Boko Haram, cuyo nombre significa “La educación occidental es sacrilegio” en la lengua hausa local, se adjudicó la responsabilidad, según un mensaje que su portavoz alias Abul-Qaqa envió a los periodistas.
Agencias
