Se desploma la popularidad de Dilma Rousseff

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Según un sondeo de la firma Datafolha difundido ayer, la popularidad de la presidenta Dilma Rousseff cayó 27 puntos tras las protestas callejeras que se iniciaron hace más de dos semanas en Brasil y que volverán a aparecer hoy en la final de la Copa Confederaciones entre Brasil y España en Río de Janeiro, en la que, además, no estará presente Rousseff, según se informó, para evitar que se repitan los abucheos que recibió en el partido inaugural contra Japón.

 

El sondeo señaló que la popularidad del gobierno de Rousseff cayó de 57 por ciento a 30 por ciento desde la primera semana de junio, tras las masivas protestas callejeras en demanda de mejoras sociales.

Los que consideran su gobierno bueno o muy bueno pasaron de 57 a 30 por ciento, quienes lo consideraron regular avanzaron de 33 a 43 por ciento y los que lo ven malo pasaron de 9 a 25 por ciento.

A pesar de estos datos, Rousseff se mantiene favorita para las elecciones presidenciales de octubre de 2014, pero tendría que enfrentar un segundo turno.

En marzo, el gobierno de Rousseff había alcanzado un récord de popularidad de 65 por ciento.

A inicio de junio, fruto del descontento con la inflación y el bajo crecimiento, la popularidad cayó ocho puntos, a 57 por ciento.

La rebaja de 27 puntos es la mayor para un presidente en ejercicio desde 1990, cuando Fernando Collor de Mello ordenó una retención de los ahorros de los brasileños, señaló el diario Folha que divulgó la encuesta.

La presidenta reaccionó con “tranquilidad” y se propone trabajar más para responder a las demandas de las calles, afirmó ayer el ministro de Comunicaciones, Paulo Bernardo.

“La presidenta está muy tranquila. Reconoce que hay un cambio y considera que la receta es trabajar” para atender a las demandas, dijo Bernardo, en declaraciones divulgadas por la estatal Agencia Brasil.

“Es una señal amarilla, una alerta, una señal de que es hora que ella gobierne”, advirtió por su parte el líder en el senado del principal partido opositor, el de la Social Democracia Brasileña (PSDB), Aloysio Nunes Ferreira, citado por O Globo.

Blindan el Maracaná

Un contingente de 10 mil 600 policías y 7 mil 400 militares de apoyo protegerá hoy la final de la Copa Confederaciones entre Brasil y España en Río de Janeiro, que será también la cumbre de una ola de protestas durante partidos de futbol en pro de mejores servicios públicos en el país.

El tamaño del despliegue queda claro en comparación con los cinco mil 646 agentes que patrullan usualmente las calles de las ciudades de Río de Janeiro y Niterói, que están unidas por un puente y donde viven unos siete millones de habitantes, de acuerdo con números publicados por la revista semanal Veja.

Dentro del estadio Maracaná habrá otros mil 300 guardias privados, después de que el Comité Organizador Local (COL) de la Copa anunciara un aumento de los efectivos.

Quien no estará presente será la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, según su agenda divulgada, que no prevé “compromisos oficiales” para hoy.

Agencias