Alejandro Murat está recuperando el control en dos áreas estratégicas en su gobierno: salud y educación. Por eso los perfiles que asumieron estas áreas, y por eso las decisiones tan complejas que se han tomado, y otras que tendrán que ocurrir en el futuro cercano no sólo por las coyunturas propias de la administración pública, sino sobre todo por la urgencia de darle viabilidad al gobierno, y al futuro financiero de la entidad en el mediano y largo plazo.
En efecto, Juan Díaz Pimentel es un hombre con una amplia experiencia en la administración pública, que a lo largo de su larga trayectoria en el sector público ha demostrado ser polémico y hasta tronante, pero con la característica de no ser que se permita titubeos cuando va tras un objetivo en concreto. En este caso, su reciente experiencia en la delegación del Instituto Mexicano del Seguro Social demostró su capacidad para lidiar con una institución que enfrenta múltiples problemas financieros a todos los niveles. Y en su nueva responsabilidad como titular de la Secretaría de Salud, es claro que no será quien se deje a amedrentar por un sindicato, ni tampoco por la corrupción escandalosa de la que seguramente saldrán raspados personajes de todos colores.
Ahora bien, Francisco Ángel Villarreal es un hombre que también goza de la confianza del Gobernador Alejandro Murat. Tiene ya a la vista —en escasos dos o tres meses— la negociación con la Sección 22 del SNTE, misma que intentó torpedear Germán Cervantes Ayala, a quien se le señala sostenidamente de haber sido uno de los tantos socios de Jorge Castillo Díaz y evidentemente del ex gobernador Gabino Cué Monteagudo.
En esa lógica, es extraño que el profesor Cervantes Ayala hoy se quiera deslindar del sello gabinista, cuando ha sido también señalado de haber sido uno de los muchos herederos de la corrupción de ese sexenio. Cervantes Ayala llegó en forma circunstancial al IEEPO, porque Gabino Cué requería a alguien que le siguiera manejando los negocios —desde los uniformes hasta las constructoras— y fue por eso se quedó.
A la luz de las propias circunstancias en las que sale del Instituto, resulta insostenible la versión que esgrimió mucho tiempo respecto a que era un enviado y colaborador directo de Aurelio Nuño, quien aseguran que ni lo conocía cuando llegó al cargo. Por eso mismo, bastante agradecido debiera estar de que, a pesar de las irregularidades que paulatinamente saldrán del Instituto sobre el periodo de su gestión, no sea llamado a cuentas. Aunque al final, nada garantiza que no sea requerido en el mediano plazo si se comprueba que fue parte de esta larga trama gabinista relacionada con la corrupción y los negocios realizados al amparo del poder.
Y es que, en realidad, el Instituto Estatal de Educación Pública de Oaxaca es uno de los últimos eslabones que recupera Murat; un nido también de aviadores que dio refugio a los descalabrados del sexenio anterior, y sobre el cual aún no existe ninguna explicación del crecimiento exponencial de plazas. Hasta antes de que el IEEPO le fuera expropiado a la Sección 22, se hablaba de alrededor de 73 mil plazas existentes. Hoy se sostiene que la cifra ya ronda los cien mil trabajadores de la educación —un crecimiento exponencial en un periodo muy corto de tiempo—, sobre los que tampoco existe certidumbre de dónde están, cómo fueron contratados, y por los oficios administrativos o políticos de quién se les regularizó su situación.
PUNTOS CLAVE PARA
LA RECONCILIACIÓN
Este saneamiento en ambos sectores, resulta una necesidad imperiosa no sólo en el aspecto estrictamente administrativo, sino también para comenzar a sentar las bases para la recuperación del sentido de comunidad y unidad que Oaxaca perdió desde el conflicto magisterial y popular de 2006, cuando la sociedad se dividió. La apuesta del gobierno en su segundo año, es remontar la imagen y atraer inversiones; pero debe comenzar predicando con el ejemplo al encarar algunos problemas que no sólo fueron evadidos sino aprovechados para seguir ampliando las ventanas de la corrupción.
Así, intentar zurcir el tejido social requiere más coincidencias y menos confrontación. Por eso la postura de centrarse en lo verdadero importante ayudará a esta administración. Hay quienes desde los cargos en el IEEPO o en Salud intentan conservar sus cotos económicos y de poder, tratando de mover la balanza a su favor, como lo mueve Cervantes Ayala quien impulsa la versión de que el Gobierno de Oaxaca le regresará la rectoría de la educación a la 22, cuando saben que esto no podría funcionar así.
De hecho, Germán Cervantes fue un anodino durante su permanencia en el IEEPO, donde nada resolvió. Dejó que la Federación se hiciera cargo de tareas que a él le competían, incluyó a su pareja sentimental en un puesto clave y se confrontó innecesariamente con el magisterio; desleal, trató de empujar a la bilateralidad al mismo gobernador que lo dejó en el cargo sin conseguir que esto se diera, porque la misma dinámica ya no representa en este momento una fórmula de ese tipo. Los mecanismos de diálogo con el magisterio, la misma gremial los tiene claros. Por eso se ocupan de poner traspiés, para que Oaxaca no avance; para que sigan en sus beneficios a pesar del daño a estos sectores de la población.
Eso es lo que deberá resolver la autoridad educativa, pues en este momento el enemigo está dentro, dando coletazos y queriendo usar a los grupos magisteriales, que dicho sea de paso, han tenido una postura congruente al demandar auditoría a Germán Cervantes Ayala, quien deja pendientes y muchos.
Las escuelas que no han sido atendidas por desidia, los pagos que Gabino no cumplió a sectores vulnerables, como en educación indígena. El saneamiento en el IEEPO se vislumbra más complejo, pero no imposible. Tomar las riendas de ese sector es un primer paso, ahora debe venir la limpia interna, expulsar a quienes han abusado del presupuesto público para hacerse de beneficios personales.
NUEVOS RETOS
El IEEPO era un reducto de las complicidades de Gabino Cué, y sigue siendo una verdadera caja de pandora para la gobernabilidad en Oaxaca. Por eso la relevancia para el Gobernador, de tener ahí a alguien de su confianza, que sabe cómo ser institucional y avanzar en la misma línea, sin confrontación ni atendiendo posiciones de poderes fácticos que solo han dañado a Oaxaca. Esa es la relevancia —y el reto más importante— de Francisco Ángel Villarreal como nuevo titular del instituto educativo.
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