Sacuden Trump y Sanders a dinastías políticas

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vermontDonald J. Trump y el senador Bernie Sanders de Vermont se aprovecharon de la furia de la clase trabajadora para resultar victoriosos en las elecciones primarias de New Hampshire, mismas que gozaron de una energética participación electoral en todo el estado. Las victorias de los dos candidatos marginales le impusieron un jaque al sistema político establecido –en particular a las dinastías Bush y Clinton– cimbrando profundamente la contienda por la presidencia de Estados Unidos.

Trump, el acaudalado empresario cuyo llano lenguaje e imagen marginal han electrificado a muchos republicanos y horrorizado a otros tantos, se benefició de un inusual y amplio campo de candidatos que se repartieron los votos entre los políticos tradicionales, como el gobernador John Kasich de Ohio–que obtuvo el segundo lugar– y el senador Marco Rubio de Florida en la quinta posición.

Hijo y hermano de presidentes, Jeb Bush se quedó en el cuarto sitio de las votaciones de este estado, alcanzando el 11.2 de los sufragios. Lo superó Ted Cruz, con el tercer lugar.

Trump también puso el dedo en la llaga y logró aprovecharse de la ansiedad que se vive entre republicanos e independientes en New Hampshire, de acuerdo con datos de las encuestas a pie de urna, y se mantuvo fuerte entre los votantes que les preocupa la situación con los inmigrantes ilegales, la incipiente agitación económica y la amenaza de un ataque terrorista en Estados Unidos.

La victoria para Sanders se aunó a un poderoso y doloso rechazo de Hillary Clinton, quien tiene una profunda historia con los votantes de New Hampshire y que ofreció ideas políticas que parecían reflejar las moderadas tendencias del estado. Pero Sanders, quien ha propuesto una enfática agenda liberal para aumentar impuestos e imponer regulaciones sobre Wall Street, amasó el apoyo de una amplia sección de votantes que confían en él para resolver el problema de la desigualdad de ingresos y para expandir el sistema del cuidado de la salud.

Clinton, quien ganó la primaria aquí en el 2008, planeó reunirse con sus asesores el miércoles para discutir posibles cambios en su estrategia política y hacer algunas adiciones de miembros del personal, de acuerdo con demócratas que mantienen una cercana relación con los Clinton. Ella también planea discutir si se deben implementar nuevas líneas de ataque contra Sanders en el próximo debate del jueves por la noche.

Mientras que Trump ha estado a la delantera en los sondeos de New Hampshire desde julio, y Sanders ha estado al frente de las encuestas desde el mes pasado, la ola de apoyo para ambos candidatos fue sin más ni menos sorprendente para los líderes de ambos partidos que creen que al final, los votantes se inclinarán por los candidatos de mayor experiencia, como Clinton o uno de los gobernadores republicanos en la contienda. Aun así, estos dos hombres ganaron un significativo apoyo de los votantes que se sienten traicionados por sus respectivos partidos y que estaban decepcionados, o hasta enojados con el gobierno federal.

Con tan cómodas victorias, el audaz neoyorquino y el tan directo candidato de Vermont, se impusieron como fuerzas políticas a las que sus partidos y sus oponentes deberán pronto enfrentarse.

Por el lado republicano, con el senador Ted Cruz de Texas ganando las primarias en Iowa y Trump resultando victorioso en New Hampshire, el establecimiento político se ve confrontado por dos candidatos que llevan la delantera y que cuentan con campañas bien financiadas, pero los líderes del partido piensan que cualquiera de los dos tendrá una dolorosa derrota en la elección general de noviembre. Sus éxitos en los dos estados que ya han postulado sus nominaciones sugieren que se avecina una larga, cotosa e inusualmente turbulenta campaña de elecciones primarias.

La candidatura de Trump, en particular, representa una potencial absorción de un partido con el que tiene escasos vínculos. Siendo una aventajada celebridad y una ubicua presencia tanto en los medios tradicionales como en las redes sociales, Trump ha adquirido un estilo de populismo, para hablar del comercio, la política exterior y la inmigración, más parecido al de los partidos nacionalistas europeos que al conservatismo estadounidense.

Nunca ha sido electo a ocupar un cargo político y ni si quiera era un republicano registrado hace cuatro años.

Para los demócratas, la popularidad de Sanders con los liberales, la gente joven, algunas mujeres y hombres anglosajones pertenecientes a la clase trabajadora, ha puesto énfasis en potenciales vulnerabilidades de Clinton en la contienda por la nominación que está por venir. Clinton está ahora bajo una enorme presión para demostrar que su mensaje puede inspirar a los votantes, e incluso ha prometido replantear y ajustar su estrategia de campaña con la esperanza de entablar una mejor conexión con los demócratas, incluyendo las mujeres, a quienes por mucho tiempo ella ha considerado que conforman uno de los pilares de su base electoral.

Sanders enfrenta su propio reto para demostrar que puede conseguir el apoyo de otros votantes más allá de la mayoría anglosajona, los electores de izquierda en Iowa y New Hampshire, y atraer a grandes números de los demócratas de base.

Los asesores de Clinton apretaron los dientes el martes por la noche mientras analizaban las encuestas a pie de urna y otros datos para determinar si las vulnerabilidades políticas de Clinton habrían tenido su origen en la tan particular demografía de New Hampshire, la cual es abrumadoramente anglosajona, o si reflejaban una inquietud aún más profunda. Una señal un tanto problemática fue que Sanders fue la elección, por un margen un tanto asimétrico, entre los votantes que dijeron que era más importante tener un candidato que fuera “honesto y confiable”.

Varios de los asesores de Clinton dijeron que se sentían especialmente preocupados sobre el apoyo de la candidata entre las mujeres —el grupo que le dio el margen para conseguir la victoria en el 2008 en la primaria de New Hampshire. La estrategia de Clinton depende de ganarle a Sanders con las mujeres y atraer grandes números de los votantes que pertenecen a las minorías, como los hispanos en Nevada y los afroamericanos en Carolina del Sur. Dichos estados serán los anfitriones de las contiendas demócratas a finales de este mes. 

Agencias