CICERÓN
Jurista, político, filósofo, escritor, y orador romano.
Monterrey, Nuevo León.- El movimiento magisterial disidente de Oaxaca, que inició en 1980 con un abierto desafío al autoritarismo del priismo sindical y la exigencia de aumento salarial, enterró lo que llamó el nuevo modelo ideológico-pedagógico de “esperanza para los pobres y oprimidos” a la mitad de su lucha histórica.
Construido con las ideas revolucionarias que se difundían en la América Latina de los 60, este modelo permeó en las normales rurales del sureste del país, entre ellas Oaxaca, y fue traducido a sus pares -con elementos de dialéctica marxista-, a través de lo que llamaron actos de liberación y transformación, que no fue más que comenzar a reconocer su fuerza política y social y ponerla en acción.
De esta manera ideas y acciones de hombres como Lucio Cabañas y Genaro Vázquez Rojas, maestros rurales, egresados de la Escuela Normal de Ayotzinapa, y guerrilleros; grupos armados como la Liga 23 de Septiembre, el Partido de los Pobres o Asociación Cívica Nacional Revolucionaria, formaron el perfil del docente.
Lo que en principio fue el objetivo -transformar su opresión laboral, definir al gobierno priísta y a su Vanguardia Revolucionaria como el adversario que les impide cambiar su realidad-, los ideólogos reforzaron cada vez más su fuerza para formar parte del proceso político, económico y social del país.
De esa manera, durante décadas, buscaron vincularse orgánicamente con organizaciones sociales, movimientos sindicales y grupos políticos, principalmente de izquierda y ultraizquierda, que coincidieran ideológicamente y se sumaran a sus estrategias políticas y métodos de lucha popular.
En tanto, el Estado Mexicano respondió con reformar a los planes y programas de estudio, insistió en la gratuidad de la educación y comenzó a dotar de apoyos didácticos como los libros de texto junto con mayores recursos para las escuelas, principalmente rurales, con el fin de dar un trato igual a los desiguales.
Sin embargo, y a diferencia de otros estados, el maestro de Oaxaca ya había perdido su principal cometido: compartir el conocimiento y las herramientas con los alumnos y se optó por formar presuntos líderes sociales, siempre inconformes, con bajo perfil académico y un nulo compromiso laboral.
Es decir, habían dejado abierta la puerta a la arrogancia, el desprecio y la corrupción.
Especialista en análisis y estrategia política.
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