Las autoridades rusas anunciaron este lunes que han apagado los incendios que amenazaban el centro nuclear de Sarov, a 500 kilómetros al este de Moscú.
Al mismo tiempo, un frente frío está entrando en Rusia por el noroeste, y amenaza Moscú con violentas tormentas, tras los incendios que dejaron 54 muertos en todo el país y arrasaron casi un millón de hectáreas desde finales de julio.
Según la célula de crisis, miles de bomberos y militares movilizados en los últimos días para impedir la propagación del fuego al centro nuclear de Sarov apagaron los principales incendios.
“Las observaciones aéreas mostraron que la situación era, en su conjunto, estable, y que todo estaba bajo control”, declaró la célula de crisis, citada por la agencia Interfax.
“No hay focos en el territorio de Sarov. Los incendios que persistían al sureste del perímetro protegido (del centro nuclear) fueron apagados”, añadió la célula.
No obstante, otros incendios seguían causando estragos este lunes en unas 45.000 hectáreas.
Tras la canícula que desde fines de julio atizó los incendios, la nueva amenaza viene de un frente frío que ya causó daños importantes en el noroeste del país, destruyendo árboles y privando a casi 100.000 habitantes de electricidad.
AP