Se inician los trabajos previos a la Asamblea Nacional del PRI, Ochoa Reza intenso con las reuniones con gobernadores, legisladores y ex gobernadores. ¡Todos a jalar parejo! Debería ser la consigna del CEN del tricolor, toda vez que el tricolor llega seriamente dividido a la XXII Asamblea Nacional.
La suma de los más es lo que importa, según observó, porque la “purga” del gobierno contra 16 ex gobernadores corruptos, de pronto, Ochoa Reza, la ignoró al haberse reunido con un pillo como lo es Fidel Herrera Beltrán, ex gobernador de Veracruz y ex cónsul general de México en Barcelona.
¿Qué fue lo que sucedió? Que se conozca, el ex gobernador de Tlaxcala, Tulio Hernández fue la persona que causó preocupación al extraviarse todo un día debido al padecimiento de Alzheimer que lo aqueja, pero Ochoa Reza no padece la enfermedad, por lo tanto, su “olvido” al haber convocado al veracruzano a la que huele a crujía tiene una explicación: “Todos a jalar parejo”.
Ochoa Reza convocó a Fidel Herrera Beltrán, investigado por la PGR por las fechorías cometidas en su gobierno, por su alianza con el Cartel de los Zetas, por los negocios ilícitos con otros ex gobernadores, por la sencilla razón de que se trató de una reunión partidista y a Fidel no le han sido cancelados sus derechos partidistas. Cierto, pero que afecta el desprestigio del partido, sin duda. No olvidemos que el tricolor está usando agua y jabón para lavar algo de la mugre que cubre su cuerpo. ¿O quiere decir esto que Herrera Beltrán ya fue exonerado por quien de facto manda en el PRI?, o bien, ¿se aprobó una tregua en la “purga” en tanto se libran las elecciones del 2018?
En efecto, Ochoa Reza esta atando entuertos, Fidel es uno, Ulises es otro, Martell también lo es, Beltrones que anda desatado, Ivonne Ortega que no quita el dedo del renglón sin olvidar a César Camacho, a René Juárez que desde Gobernación contempla como se incendia Guerrero y su jefe como si nada. No obstante la aspiración al Senado lo anima.
Atando cabos sueltos para la preparación de su XXII Asamblea y las “mesas temáticas” para “abrir los candados” que impiden las candidaturas a la presidencia de los cercanos al presidente Peña; más el principal, la división interna, son los objetivos principales de la Reunión de Campeche.
Destaca el tema de la división porque es delicada y profunda. De solucionarla depende que el tricolor desempeñe un papel importante en la contienda electoral. Si no se arregla y la división prevalece: Adiós a Los Pinos.
El requisito de la militancia, que bloquea la posibilidad de ser candidato a personajes cercanos al presidente Peña Nieto como es el caso de Aurelio Nuño, Secretario de Educación; de José Antonio Meade, Secretario de Hacienda, funcionario que tiene las mejores calificaciones al haber sido en cinco ocasiones secretario de diferentes gabinetes presidenciales; es problema menor porque tienen arreglo. Simplemente, prometerán a los opositores, posiciones en las dos cámaras y listo. ¿Haber quien las rechaza?
Los candados se abrirán fácilmente porque esa es la instrucción presidencial, de tal suerte que el tema tiene tintes mediáticos más que democráticos, no así los serios diferendos de la división interna y la consulta directa a las bases.
Si se superan los desacuerdos (la división interna y “los candados cerrados”) las probabilidades de que el tricolor sea un fuerte competidor en las elecciones del 2018, aumentarán. Estaríamos hablando, primero de un partido compacto, sólido y unido en torno a un claro objetivo. Segundo, un partido fortalecido con un par de jóvenes políticos que podrían “cuadrar” con el perfil interno y externo que el país necesita y que al PRI le urge.
Hoy, la lección de Francia y Canadá en las personas de Emmanuel Macron y de Justin Trudeau, políticos frescos, con trayectoria académica destacada y experiencias probadas y aprobadas por las nuevas generaciones son prototipo de la nueva política en el mundo.
México, necesita gobernantes con ideas nuevas, modernas, con mirada a futuro, deseosos de que el país sea de primer orden, desafiante, industrializado y no maquilador, que corten sometimientos imperialistas, que abran más el abanico comercial, que construyan una solida interdependencia rompiendo el yugo que ahora presiona a México.
Jóvenes políticos sin complejos, con elevada educación, capaces de enfrentar a los presidentes y primeros ministros de países desarrollados con plena seguridad de su capacidad. Sin amarguras históricas, capaces de negociar tête à tête con los que están frente de la mesa. Políticos frescos como los que negociaron el TLC y que al concluirlo entregaron resultados positivos al país. Esa clase de políticos son los que necesita México, no los trasnochados que desean implantar el paradigma venezolano y practicar el juego “socialista” de las dos gallinas.
Luego entonces, la XXII Asamblea Nacional del PRI tiene la oportunidad de limpiar al tricolor de la enorme cantidad de mugre que lo ahoga y lo deshonra. El deshonor, la corrupción, la violencia, las elecciones fraudulentas, la imposición de candidaturas, las enmiendas constitucionales para validar candidaturas de amigos del presidente significan sucio y pesado lastre.
Sin división y sin obstáculos de requisitos se puede competir con honor. El problema es, que algunos miembros distinguidos del tricolor no lo conocen porque huelen a solera y a corrupción.