Las crónicas de la semana pasada apuntaban “Alrededor de las 05.00 de la mañana se abrió un socavón sobre los carriles del Paso Exprés con dirección sur a norte, a la altura del kilometro 93 que se localiza en el poblado de Chimilpa, al sur de Cuernavaca. Dos personas murieron al caer su auto al fondo de una oquedad de cuatro metros de diámetro y cinco de profundidad y tras un derrumbe quedaron sepultados; más de 10 horas después los cuerpos sin vida de Juan Mena Romero de 33 años y Juan Mena Ruiz (su padre) de 65 años fueron rescatados”. Ambos padre e hijo, que se transportaban a sus trabajos por otros medios, decidieron ese día utilizar el auto de la familia, un Jetta modelo 90, sin saber (el destino es inexorable) que la fatalidad los aguardaba. Fatalidad que pudo evitarse.
Recién el pasado 1 de abril el Secretario de Comunicaciones y Transportes, Gerardo Ruiz Esparza, en un recorrido realizado por el Paso Exprés, que tuvo un costo global de 2200 millones de pesos, aseguró con “bombo y platillo” que por las características de la magnífica obra y los materiales utilizados se garantizaba su seguridad y una durabilidad mínima de 40 años; ya en la presunción total afirmó “Esto es lo que las obras de infraestructura hacen, generar desarrollo, generar empleo, generar bienestar para las familias” y concluyó “con este nuevo incentivo, todas las zonas turísticas de Morelos y Guerrero, en especial Acapulco y Tequesquitengo incrementaran el número de visitantes”; en aquel presuntuoso recorrido lo acompañaron, los Directores Generales de Carreteras Federales, Clemente Poon Hung y del Centro SCT Morelos, José Luis Alarcón Ezeta.
Sin embargo, a menos de cuatro meses de aquel recorrido, la necia realidad desmintió a Ruiz Esparza; y lo que es peor, la dependencia a su cargo ignoró las reiteradas denuncias de fallas en la infraestructura; poco a poco se han ido conociendo que Protección Civil, la CDH de Morelos, diputados locales y hasta el “Cuau” Alcalde de Cuernavaca habían advertido de las fallas y en consecuencia de los riesgos, lo mismo reportó el gobernador Graco Ramírez; incluso los habitantes de la zona advirtieron del taponamiento y reducción de cauces; en suma fueron más de 35 irregularidades las que se hicieron patentes ante las “autoridades” responsables de la obra; obteniendo por respuesta el silencio y en algunos casos desdén y prepotencia.
Prepotencia, que paradójicamente se hizo más evidente al ocurrir la tragedia; Ruiz Esparza a quien no le quedó de otra, más que acudir al lugar de los hechos, mostró su mejor rostro intolerante; a pregunta directa de que el hecho sonaba a corrupción (en el conjunto de la obra), alterado respondió derivando el tema a opiniones “técnicas” y eludiendo su responsabilidad afirmó “Ojalá el Secretario tuviera la capacidad de tener rayos ‘x’ y poder ver lo que pasa debajo de la tierra”; luego con total insensibilidad, como si una vida tuviera precio alguno, aseguró “las víctimas serán indemnizadas, hay un seguro de la carretera que hará frente a las muertes, el seguro es por 500 mil pesos, la empresa ya ofreció 500 mil pesos adicionales, para complementar un millón de pesos por cada uno de ellos”; y solo le faltó agregar “y si no están de acuerdo aléguenle al ampáyer”. Ya para terminar, Ruiz Esparza, culpó de lo ocurrido a las “lluvias atípicas en tiempo de cambio climático”.
Como suele suceder, de inmediato se ordenaron los “peritajes” correspondientes para “deslindar responsabilidades”; y también como debe de ser en un gobierno que se respete donde el hilo se rompe por lo más delgado, Ruiz Esparza anunció el cese, la destitución de su cargo de José Luis Alarcón Ezeta, Delegado de SCT en Morelos (el mismo con quien festinaba tres meses y días antes la magnificencia del Paso Exprés) y el inicio de una auditoría “para revisar la operación de la delegación a su cargo”; el viernes pasado, sin esperar los “peritajes” que deben estar en curso, la Secretaria de Comunicaciones y Transportes, culpó al consorcio Epccor y Aldesa (la misma que construye la Torre de Control del nuevo aeropuerto, por lo que es de esperarse que los viajeros frecuentes lo hagan confesados), por el socavón generado y afirmó que presentará una denuncia penal por las posibles irregularidades; por su parte el presidente de la República al término del festejo del “Día de la Policía Federal” instruyó a Ruiz Esparza para que retirara de sus tareas a supervisores o funcionarios presuntamente implicados en las fallas; por supuesto Ruiz Esparza no está incluido; es de esperarse que pronto se convoque una reunión donde “La República esté reunida” para condenar y dictar medidas de combate a los socavones, por supuesto sin presencia de familiares de las víctimas ni molestos habitantes de las localidades afectadas.
Lo ocurrido confirma lo que es una verdad a voces; el tráfico de influencias, los arreglos entre funcionarios con grandes consorcios para asignar contratos a cambio de comisiones, que en consecuencia impactan en la calidad de las obras o en la manipulación de licitaciones y los costos de servicios que se cargan a los consumidores, como está probado ocurrió en el Estado de México con la constructora española OHL; conflicto en el que el nombre de Ruiz Esparza aparece recurrentemente, desde que ocupaba el mismo cargo en el gobierno de Peña Nieto en ese estado.
Mucho se ha escrito estos días sobre este hecho; que a confesión de parte de Ruiz Esparza lo mismo ha ocurrido en Acapulco, Los Cabos, Cancún, Huixquilucan y también en la carretera Pinotepa-Corralero en Oaxaca; tragedias que sintetizan de forma trágica los arreglos en torno a mega proyectos que se traducen en la muerte de ciudadanos cuyo única culpa ha sido confiar en las obras que el Estado mexicano elabora con nuestros impuestos.
Hace tres meses el titular del ramo y el ejecutivo federal no escatimaron medios para presumir el Paso Exprés; al día de hoy no hay un mínimo de autocritica. Es muy lamentable que el Estado, como ocurre con la seguridad, minimice y trivialice estas tragedias.
¿Alguien puede asegurar que esto ya está decidido?
RAÚL CASTELLANOS HERNÁNDEZ /@rcastellanosh