Diana Mendez
Rosaura García Moreno, una joven de apenas 20 años y estudiante de Enfermería en la Universidad del Papaloapan (UNPA), se convirtió en un ejemplo de generosidad y vocación médica al donar sus órganos luego de ser diagnosticada con muerte cerebral, tras un accidente automovilístico ocurrido en la carretera Tuxtepec–Jacatepec.
El percance se registró a la altura de la zona conocida como “El Torito”, donde una camioneta particular en la que viajaban varios estudiantes colisionó con un vehículo de la empresa Bimbo. El saldo preliminar fue de tres personas fallecidas, entre ellas Rosaura, originaria de Poblado 2, Cosamaloapan.
Ante la irreversibilidad de su estado de salud, los padres de la joven tomaron la decisión de autorizar la donación de sus órganos, permitiendo que su legado trascendiera más allá de su muerte. La intervención médica para la procuración se realizó en la Unidad Médica de Alta Especialidad (UMAE) del IMSS, en el Hospital de Especialidades No. 14 del Centro Médico Nacional “Adolfo Ruiz Cortines” en Veracruz.
El hígado de Rosaura fue trasladado a la Ciudad de México para beneficiar a un paciente en la UMAE “Siglo XXI”, mientras que sus riñones y córneas fueron destinados a pacientes en espera en el estado de Veracruz.
Su historia ha conmovido a la comunidad oaxaqueña y al sector salud, al ser recordada no solo como estudiante, sino como una enfermera en formación que, aún después de la vida, cumplió con su vocación de cuidar y salvar a otros.
Especialistas recuerdan que un solo donador puede salvar hasta ocho vidas y mejorar la calidad de vida de más de 50 personas, como en el caso de Rosaura, cuya memoria vivirá en quienes hoy tienen una nueva oportunidad gracias a su altruismo.