Seguramente en algún momento hemos escuchado que nuestro estado es altamente potencial para generar energía eólica; sin embargo son pocos los que conocen en qué consiste y qué beneficios directos e indirectos traen para los oaxaqueños. Por lo que como suele ser algo común en algunos supuestos líderes, se utiliza tal desinformación para generar situaciones de inconformidad, que sólo terminan por beneficiar a los de siempre, desaprovechando de ésta manera la oportunidad y las ventajas de contar dentro de nuestro territorio con un recurso natural que bien aprovechado, puede generar riqueza no solamente para los inversionistas directos, sino también para todos los habitantes asentados en la región donde se produce tal fenómeno natural. Vayamos por partes.
Para comenzar les diré que La energía eólica no es algo nuevo, pues es una de las energías más antiguas junto a la energía térmica. El viento como fuerza motriz existe desde la antigüedad y en todos los tiempos ha sido utilizado como tal. Tiene su origen en el sol. Así, ha movido a barcos impulsados por velas o ha hecho funcionar la maquinaria de los molinos al mover sus aspas. Pero fue a partir de la década de los ochentas, cuando este tipo de energía limpia sufrió un verdadero impulso. La energía eólica crece de forma imparable a partir del siglo XXI. El término eólico viene del latín Aeolicus, perteneciente o relativo a Eolo, dios de los vientos en la mitología griega. Por lo general se utiliza éste término para referirse a la energía eólica que es la energía obtenida del viento, o sea, la energía cinética generada por las corrientes de aire y que es transformada en otras formas útiles para la vida humana.
En relación a esto le cuento que apenas hace unos días, fuimos testigos de cómo la fuerza del huracán “Sandy” pegaba con gran fuerza en uno de los países más poderosos del mundo, mismo que por cierto sigue ajeno a los grandes trastornos que produce el cambio climático en nuestro planeta, siendo este fenómeno natural el más claro ejemplo de que es necesario contribuir al detenimiento del calentamiento global que a su vez es consecuencia entre otras cosas, de la explotación y desmedida utilización de los combustibles fósiles como el petróleo, el carbón y el gas natural. Aquí en Oaxaca no hemos sido ajenos a los efectos del cambio climático, por eso la importancia de contar con energías sanas que contribuyan a detener tal deterioro ambiental. De ahí que la energía eólica sea hoy por hoy la más madura y eficiente de todas las energías renovables, no contamina, es inagotable y reduce el uso de combustibles fósiles, abonando con su uso a frenar el calentamiento global.
¿Pero entonces por qué siendo tan benéfico el uso de la energía eólica hay quienes se oponen férreamente a su uso e instalación en zonas claramente definidas para su desarrollo como lo es el Istmo de Tehuantepec? Porque aun tratándose de una de las zonas más pobres de nuestro estado, hay comuneros que se resisten a la instalación de los famosos aerogeneradores bajo el argumento de “defender” su patrimonio biocultural. A lo anterior se le suma el conflicto por la propiedad de la tierra donde se ubicarán las eólicas, la supuesta degradación de la calidad del paisaje, la pérdida de la biodiversidad no comprobada y la generación de ruido mecánico y aerodinámico. Tampoco se puede ocultar que los fondos provenientes para la instalación de las eólicas proceden de empresas transnacionales dado la tecnología y el costo de las mismas. Siendo este un argumento recurrente para esgrimir que se vulnera nuestra soberanía y que se “roban” nuestras riquezas, cuando en realidad de lo que se trata o se debe buscar, es obtener los beneficios que el estar ubicados en una de las regiones más ricas del país otorga y con ello atraer la inversión de miles de millones de pesos y la generación de empleos directos e indirectos que está comprobado, se crean en las zonas próximas a ellas y que en caso de esta hermosa región resulta impostergable. Paradójicamente el Istmo es una de las regiones más pobres económicamente hablando, teniendo todo el potencial para revertir no sólo su situación, sino la del mismo estado, por lo que un cambio en su proyección de futuro resulta indispensable, a veces pareciera que sus peores enemigos de su progreso, lo fueran ellos mismos. Resulta innegable su riqueza cultural y gastronómica entre otras, pero es tiempo de dar un paso más y que su estratégica posición se convierta en punta de lanza para nuestro desarrollo. De ahí la urgencia de romper con ciertos tabúes que sólo impiden el progreso de la región.
Por eso resulta prioritario insistir en la difusión de los beneficios de la energía eólica, tal y como lo ha venido haciendo el gobierno de Gabino Cué, pues será sólo compartiendo información veraz y con fundamentos sólidos e integrales como se podrá persuadir a quienes con su sola férrea voluntad y dignidad –adicional a la manipulación de ambas– se oponen a su instalación, sin darse la oportunidad de revisar los beneficios que para ellos y sus futura descendencia puede traer tales inversiones, alentando una comunicación estrecha entre las empresas eólicas, los poseedores y propietarios de las tierras, así como de las autoridades en sus tres niveles, buscando en todo momento se alcance lo que en el medio empresarial se conoce como el “ganar-ganar” y que redunde en mejores ingresos para todos. Pues tales empresas estarán obligadas a pagar impuestos federales y estatales que ineludiblemente deberán ser retribuidos al Istmo de Tehuantepec. El pago por arrendamiento a los campesinos deberá ser un aliciente para que se sientan parte del proyecto. Los municipios involucrados podrán reglamentar el otorgamiento de licencias para tal giro y las empresas deberán realizar mejoras de caminos y obras de infraestructura local en sus zonas correspondientes.
Para quienes demandamos un cambio cimentado en el progreso, es tiempo de asumir actitudes que contribuyan a ello y no por el contrario que retarden el desarrollo que a gritos nos pide no sólo una región, sino todo un estado sumido en la más dolorosa de las pobrezas y del más cruel de los rezagos. Es tiempo de cambiar nuestra visión de futuro, sin que ello implique perder nuestra identidad y dignidad.
Ya basta de falsos redentores, que sólo buscan su riqueza a costa de la manipulación y de la pobreza de los más urgidos de desarrollo. Que la riqueza eólica sea para beneficio de los más pobres, no para quienes los utilizan.