Asiduo interlocutor del Presidente de la República, al sumar 50 reuniones privadas con él, Ricardo Monreal Ávila es el único enlace que Andrés Manuel López Obrador tiene con el Senado e incluso, a costa de su propia fama personal, ha concretado nueve decisiones legislativas que nacieron como imposibles, basado sólo en su estilo político de diálogo, aunque registra cuatro que no pudo concretar.
A diferencia de lo que ocurrió en los sexenios de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, en el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador no ha existido interlocución directa con los senadores de oposición para construir las reformas que le interesan.
Su único interlocutor en el Senado es Ricardo Monreal Ávila, pues incluso, a pesar de que se reúne con otros legisladores de Morena, reconoce sólo a Monreal Ávila como quien representa sus objetivos legislativos en el Senado.
En los dos primeros años de su gobierno, Andrés Manuel López Obrador sólo se ha reunido una vez con los senadores de oposición.
El martes 10 de diciembre del 2019. Ricardo Monreal Ávila, coordinador de los senadores de Morena, invitó a todos los coordinadores parlamentarios a acudir a Palacio Nacional para que atestiguaran la firma del adendum del T-MEC: “Nos comentó que era una invitación para respaldar a México y ninguno de nosotros se negó”, relató Miguel Ángel Mancera, coordinador de los senadores del PRD.
“Nos tenemos que ir, Presidente. Tenemos sesión del pleno”, le dijo Ricardo Monreal a López Obrador en esa ocasión. “No. Quédense todos. Quédense a comer conmigo”.
Estaban los invitados especiales Jared Kushner, yerno del presidente de Estados Unidos, Donald Trump; Robert Lighthizer, representante comercial de Estados Unidos, y Chrystia Freeland, viceprimer ministra de Canadá, los panistas Mauricio Kuri, coordinador; Gustavo Madero, Josefina Vázquez Mota y Gina Andrea Cruz; el priista Miguel Ángel Osorio Chong; el emecista Clemente Castañeda y el perredista Miguel Ángel Mancera, así como los morenistas Ricardo Monreal, Mónica Fernández y Napoleón Gómez Urrutia.
Pero más allá de ese par de horas en que los opositores dialogaron con el Presidente de la República, ninguno de ellos tiene una vía de diálogo con él.
En las Legislaturas LX y LXI, el entonces coordinador de los senadores del PRI, Manlio Fabio Beltrones, era un asiduo interlocutor del entonces presidente Felipe Calderón; incluso, Excélsior relató en su momento la historia del acercamiento político entre ambos, al grado de convertir a Manlio Fabio Beltrones en el hombre fuerte del Senado, a pesar de que el PRI sólo tenía 33 integrantes, frente a 52 del PAN.
Y durante las Legislaturas LXII y LXIII, el hombre fuerte del Senado, el priista Emilio Gamboa Patrón, acercó a la oposición al presidente Enrique Peña Nieto; incluso existe un hecho único en la historia de la relación entre el Senado y un Presidente de la República, pues 5 de enero del 2013 Enrique Peña Nieto acudió al Senado, sin previo aviso, para dialogar con los coordinadores del PRI, Emilio Gamboa; del PAN, Ernesto Cordero, y del PRD, Luis Miguel Barbosa.
La oposición en el Senado, durante el gobierno de Enrique Peña Nieto, tuvo tanta relación con el Ejecutivo federal que tenían diálogos frecuentes con los secretarios de Estado; por eso ahora hay diversos exsenadores opositores involucrados en escándalos de posibles hechos de corrupción en el sexenio pasado.
Pero desde el 1 de diciembre del 2018, el Presidente de la República ha decidido que su único interlocutor sea Ricardo Monreal porque, a diferencia de sus antecesores, tiene una mayoría absoluta que no lo obliga a construir directamente acuerdos; sin embargo, carece en esa Cámara de la mayoría calificada, aunque Ricardo Monreal se ha encargado de concretar los temas que le interesan al mandatario federal.
Así, construyó acuerdos con la oposición para sacar reformas constitucionales que parecían imposibles: ampliar catálogo de delitos que requieren prisión preventiva oficiosa; Guardia Nacional; reforma educativa; revocación de mandato; que un Presidente de la República en funciones pueda ser acusado por cualquier delito y reforma judicial.
Pero también concretó la elección de tres ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), a pesar de la pública oposición dentro y fuera del Senado, y en medio de un escándalo que desde entonces puso en duda la credibilidad de los procesos de elección del Senado, en noviembre del año pasado logró la elección de Rosario Piedra como presidenta de la CNDH, lo cual le ha acarreado a Monreal diversas críticas.
Los éxitos de Ricardo Monreal como eficiente operador político de la Presidencia en el Senado de la República no han estado exentos de fracasos. No pudo concretar acuerdos para la elección de los integrantes de la Comisión Reguladora de Energía y el mandatario federal tuvo que nombrarlos de manera directa; no pudo concretar un plan para regular las empresas de outsourcing; le fue imposible abrir un periodo extraordinario en agosto de este año para eliminar los fideicomisos y hace unos días no pudo concretar la elección de Adolfo Cuevas como presidente del Instituto Federal de Telecomunicaciones.
EL GUARDIÁN EN SAN LÁZARO, MARIO DELGADO
Cuando Mario Delgado Carrillo se despidió, el pasado 4 de noviembre, de la Cámara de Diputados, habían transcurrido 26 meses de intenso aprendizaje al frente de la bancada de Morena.
Porque como coordinador de esa mayoría legislativa, el exsecretario de Finanzas y de Educación del gobierno capitalino en tiempos de Marcelo Ebrard se fogueó en la tarea cotidiana de sortear a los diversos actores políticos que conforman al partido en el poder.
Beligerantes y envalentonados por el histórico triunfo electoral de López Obrador, su líder social, los diputados morenistas llegaron en septiembre de 2018 a San Lázaro dispuestos a cobrar agravios y a convertirse en una aplanadora en favor de las propuestas presidenciales.
Torear las asambleas matutinas previas a la sesión plenaria de la Cámara de Diputados fue una experiencia que le permitió a Delgado Carrillo desfogar el radicalismo que caracteriza a la bancada de 251 integrantes.
Con la cachucha de radical, el entonces coordinador de los morenistas hacía suyas las consignas de los diputados, para enseguida ir con sus homólogos de las demás fuerzas partidistas y, en su calidad de presidente de la Junta de Coordinación Política (Jucopo), plantear sus límites en la negociación, siempre acotada por la predominancia de los votos a favor de las propuestas presidenciales como por las instrucciones matutinas que López Obrador daba desde su conferencia en Palacio Nacional, mismas que en muchas ocasiones fueron regaños para Delgado por no concretar sus solicitudes, como fue el caso de la tardanza en la eliminación de los fideicomisos.
Pero en los hechos, el ahora presidente de Morena logró sortear todas las presiones: las del gobernante, las de los morenistas radicales y las de la oposición, como sucedió en uno de los capítulos más importantes de una legislatura en San Lázaro: la elección de los integrantes del INE.
A Delgado Carrillo le tocó conducir, como coordinador de la bancada y presidente de la Jucopo, la designación de cuatro consejeros electorales, mediante una estrategia que le permitió cumplir los criterios pactados con el resto de las fracciones parlamentarias y no quedar rehén de los morenistas que, como John Ackermann, pretendieron sofocar los perfiles ajenos al partido en el poder.
Esa fue una de las operaciones políticas que sus compañeros de la oposición más le reconocieron al ahora líder nacional de Morena, quien el día 4 de noviembre pidió licencia para irse a su nuevo en cargo, en medio de elogios y buenos deseos.
El coordinador del PAN, Juan Carlos Romero Hicks, recordó que gracias a Delgado Carrillo se concretó la única reunión que hasta ahora tuvieron los líderes parlamentarios con el presidente López Obrador.
“Le deseamos éxito en su nueva encomienda y que mantenga el diálogo permanente y constructivo con todos los actores políticos para fortalecer la democracia mexicana”, comentó la coordinadora del PRD, Verónica Juárez Piña.
Excelsior