Ricardo Anaya: víctima de su propio laberinto de contradicciones: Raúl Castellanos

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El 5 de febrero de 2014, en la ceremonia del Aniversario de la Promulgación de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, celebrado en el Teatro Juárez de Querétaro; frente a la “clase política” nacional encabezada por un Presidente de la República que lo miraba satisfecho, hasta con un cierto matiz de admiración; un exultante Ricardo Anaya expresaba “Sabemos también que no basta con modificar la Constitución para cambiar la realidad, pero no hay duda de que es el primer e indispensable paso para trazar la ruta del desarrollo del país. Por eso es tan importante el conjunto de reformas aprobado hace unos meses en el Congreso de la Unión, en las legislaturas de los estados y promulgadas por el presidente de la República. Fueron tantas y tan trascendente las reformas que no hemos terminado de dimensionar la magnitud y la importancia de los cambios”. Y remató: “Creo profundamente en la ruta trazada por las reformas. Como a ustedes, me llena de satisfacción ver un México rediseñado, en paz y con acuerdos, su proyecto de futuro”.

Cuatro años después, al asumir la candidatura a la presidencia de la República, que como “traje a la medida” se confeccionó pasando sobre los cadáveres de sus “patrocinadores” y explotando al máximo las ambiciones de Alejandra Barrales y Dante Delgado, un didáctico Anaya cuestionaba “¿Qué tipo de cambio queremos para México? ¿Un cambio de ideas antiguas, de ideas viejas que no han funcionado? ¿O un cambio como el que propone nuestra coalición? Un cambio inteligente, un cambio con visión de futuro. No debemos, no podemos pretender planear el futuro con las variables del presente, mucho menos con las variables del pasado”.

Proclive a cambiar de opinión de acuerdo a sus intereses, durante varios años rindió pleitesía a Gustavo Madero, quien además de hacerlo diputado federal, lo encumbró en la presidencia del PAN, primero como interino y luego como titular. Los elogios hacia su creador son incontables; luego lo defenestró, le negó -como estaba pactado- ser Coordinador de su bancada en San Lázaro. Finalmente, dolido y con sed de cobrárselas, Madero encontró refugio en su natal Chihuahua, al lado de otro personaje similar –a Anaya- Javier Corral. De Meade, su ahora adversario expresó: “Es un mexicano del que nos sentimos profundamente orgullosos, de los poquísimos mexicanos que han ocupado tres secretarias de estado, el único habiendo participado en dos gobiernos emanados de distintos partidos políticos. Por eso no nos sorprende, porque es una consecuencia de su preparación y solidez técnica. Pero es sobre todo, una consecuencia natural de su verticalidad y de su extraordinaria calidad humana”.

Relevante lo es el contraste de su discurso “nacionalista” con la lujosa vida que le prodigaba a su familia en Atlanta, hasta que los tuvo que repatriar para guardar las apariencias y evitar la crítica a su “doble discurso” y despilfarro en boletos de avión. Por supuesto hay muchos otros episodios que pintan en su dimensión al “niño Fidencio” de la Mafia Azul; entre ellos sus desencuentros con los Calderón y los pactos con Moreno Valle.

Así llegamos al momento actual, el de las precampañas, inter campañas y las campañas que vienen; tiempos en los que, en una muy bien articulada y eficaz operación de Estado –si así gobernaran, este sería otro país- se han colocado en el debate, vía la PGR, supuestas –hasta que se dicte sentencia- operaciones ilícitas, incluyendo lavado de dinero, por parte de Ricardo Anaya, la última la compra y venta de naves industriales en su natal Querétaro, en principio ocultada por el candidato y finalmente aceptada. La síntesis establece: “comprobantes de transferencias bancarias nacionales e internacionales, diez empresas involucradas, documentos del SAT, declaraciones ministeriales del Registro Público de la Propiedad, actas constitutivas de empresas revelan la ruta del dinero que se usó en la compra de naves industriales”.

Operaciones ilícitas que fueron instrumentadas por el empresario Manuel Barreiro Castañeda, personaje a quien Anaya dijo “apenas conocer”; pero ¡Oh sorpresa! El pasado lunes comenzó a circular –Ciro Gómez Leyva lo presentó en su noticiero- un video de la boda de Manuel Barreiro en el que Ricardo Anaya se muestra –dice la nota- “en estado de ebriedad, bailando, gozando de la fiesta de matrimonio de Barreiro Castañeda, a quien negó conocer al otro día que estalló el escándalo que ha mermado su campaña rumbo a Los Pinos. Incluso, el candidato panista luce una peluca al estilo afro y baila sensualmente con una dama, al parecer su actual esposa Catalina Martínez”.

Minutos después –de la aparición del video- Ricardo Anaya tuiteó “Como ya lo he dicho. 1. Yo no le vendí nada a Manuel Barreiro. 2. Sí lo conozco. Sobre el video: Álvaro Ugalde, mi amigo desde secundaria, me invitó a la boda de su hermana. Por cierto eso fue hace 13 años. Ahora resulta que asistir a una boda es una prueba de algo indebido”.

Por supuesto que no lo es, menos cuando se advierte que estuvo “súper nice” de “firts world” –primer mundo-; la verdad verlos bailar “de reversa” me dio envidia de la buena. Lo que sí es indebido y algo más, es que un candidato a la presidencia mienta en temas tan menores, no tenga memoria y sobre todo, al recorrer su historia, esté plagada de contradicciones.

Resumiendo, al día de hoy, el futuro político de Ricardo Anaya es de pronóstico reservado. El gobierno federal se muestra dispuesto a utilizar todos los medios, incluyendo la Instituciones de procuración de justicia, para descarrilar la candidatura del todavía segundo lugar en las encuestas a la presidencia de la República.

En este escenario, las alternativas para los miembros del Frente por México se estrechan cada vez más. ¿Alguien se atreverá a plantear el relevo de candidato? ¿Quién tiene suficiente peso dentro de la coalición de partidos para cuestionar la viabilidad de Anaya, si las acusaciones en su contra toman cauce penal?

En contraste, otra posibilidad es que en esta avalancha de Los Pinos les salga el “tiro por la culata” y Anaya articule un discurso que lo convierta en el principal opositor al régimen. La pregunta es, ¿Tendrá las pruebas de descargo y la capacidad para darle ese giro a la narrativa de su diferendo actual?

Si lo logra, el PRI habrá perdido muy probablemente su última bala y Andrés Manuel deberá activar todas las alarmas. Dos verdades son absolutas: En política no hay nada escrito y llegó la hora de la verdad para Ricardo Anaya.

¿Alguien puede asegurar que esto ya está decidido?

https://youtu.be/DVVm10ZWgEM

RAÚL CASTELLANOS HERNÁNDEZ / @rcastellanosh