La detención de Joaquín El Chapo Guzmán Loera, ocurrida a las 06:40 horas del sábado 22 de febrero pasado, por efectivos de la Marina-Armada de México, contó con un personaje clave de quien, hasta ahora, se ignoraba su participación.
Se trató de un hombre, de 1.80 metros que, asustado, “desesperadamente” hizo el alto a una unidad de la Marina para señalar el lugar preciso en que se encontraba el líder del Cártel de Sinaloa junto con un hombre fuertemente armado: Carlos Manuel Hoo Ramírez, su escolta y uno de sus “secretarios particulares”.
Por primera vez, desde la captura del narcotraficante más importante del mundo, Excélsior le da a conocer el relato, la versión de los dos marinos que detuvieron al líder del cártel de Sinaloa y el testimonio de El Cóndor, el escolta, el “secretario particular”, quien devela datos hasta hoy poco conocidos.
Relata que El Chapo Guzmán vivió durante los últimos tres años en Culiacán, la capital de Sinaloa, y se da tiempo para describir la estructura organizativa del holding; las sociedades y los enemigos de El Chapo.
Habla de sus compadres y allegados, de los hombres de confianza, de sus enlaces, de las mujeres y las quincenas que recibían. De los hijos del capo de la droga. Las venganzas.
La captura
En la denuncia de hechos, derivada de la averiguación AP/PGR/SEIDO/UEIDCS/069/2014, se describe el relato de dos de los marinos que intervinieron en la captura de Joaquín Archivaldo Guzmán Loera el pasado 22 de febrero.
El parte informativo de ese mismo día, y ante agentes de la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada (SEIDO), adscrita a la Unidad Especializada en Investigación de Delitos Contra la Salud, los marinos, de quienes se omiten sus nombres por razones de seguridad, señalaron que “siendo aproximadamente las 06:40 horas del día de hoy, del año en curso, al encontrarnos realizando funciones propias de esta institución en el combate en contra de la delincuencia organizada en el estado de Sinaloa, precisamente en la ciudad de Mazatlán, los suscritos, a bordo de unidades oficiales, mientras circulábamos por la Avenida del Mar, precisamente por el edificio conocido como torre Miramar, una persona de aproximadamente 1.80 metros, de complexión delgada, quien vestía pantalón de mezclilla y playera azul tipo Polo, nos hizo el alto con las manos.
Yo, quien estaba del lado del copiloto, le pregunté qué se le ofrecía, a lo que me respondió que unos minutos antes había visto a una persona armada al interior de la torre de departamentos conocida como Miramar, que estaba asustado y que nos pedía ayuda desesperadamente”.
Los marinos, quienes hacían labores de investigación y habían participado en el operativo realizado ocho días antes en Culiacán, no tuvieron dudas.
Descendieron del vehículo “con el fin de descartar cualquier amenaza en contra de los vecinos del condómino”.
De ese hombre misterioso, quien asustado, “desesperadamente” les pidió auxilio, no hay, por el momento más pistas.
Aun así, los marinos ingresaron al edificio por las escaleras, “realizando un despliegue por todos los pisos de la citada torre. No encontramos ningún sujeto armado en los pisos uno, dos y tres. Continuando con la búsqueda. Al llegar al cuarto piso, frente a las citadas escaleras se encuentra el elevador por lo que doblamos a la derecha, observando que, de frente, sobre el pasillo, está el departamento 402, y al continuar avanzando doblamos a la derecha nuevamente y en ese momento que doblamos a la derecha, como a dos o tres metros, frente al departamento 401, por fuera, se encontraba una persona del sexo masculino con un arma larga en la mano.
Fue entonces –describe el marino– que le indiqué con voz fuerte y clara: ‘Armada de México, tire el arma’”.
Ante esta advertencia —sigue el relato— “el sujeto nos apuntó con el arma e ingresó corriendo al departamento 401, por lo que ante la presencia de un arma larga ingresamos en persecución de la persona armada sin perderlo de vista, alcanzándolo en la sala del departamento 401. En ese momento tira el arma al piso de la sala y dice “me doy, no hay problema”.
El marino relata que en ese momento recogió el arma que tenía un aditamento ensamblado consistente en un lanzagranadas calibre 40 milímetros.
La persona que en ese momento había sido detenida era Carlos Manuel Hoo Ramírez, El Cóndor. El escolta y “secretario particular” de uno de los hombres más buscados por las policías del mundo.
En el departamento, explicó el marino, había todo un arsenal por lo que le exigieron les presentara la autorización respectiva para portar el armamento.
Hoo Ramírez, en ese instante, respondió que no contaba con ellos, que las armas eran para proteger a su jefe: Joaquín Guzmán Loera.
Justo en ese instante, El Chapo Guzmán salió de otra habitación y se le detuvo.
El Cóndor pasa
En su declaración ministerial Carlos Manuel Hoo Ramírez, El Cóndor, contradice la versión de los marinos en sólo dos puntos: Que cuando ellos entraron al departamento, él estaba dormido. Que no les apuntó nunca con su arma, porque no le dieron tiempo de hacerlo.
En su declaración Hoo Ramírez sostiene que cumplía labores de “secretario particular” de Joaquín Guzmán Loera.
Que conoció a El Chapo porque Marcelino Ticante, El Fantasma, fue quien se lo presentó en el rancho Los Pollos. Que entonces ambos formaban parte del Ejército mexicano.
Explicó que Ticante fue detenido por portación de armas, acopio y narcomenudeo en Costa Rica, pero que actualmente se encuentra recluido en el penal de Almoloya de Juárez
Quiero señalar que mi función era propiamente de mandadero, ya que pasaba recados de El Chapo a su compadre, a Dámaso López, El Licenciado”, originario de Eldorado, perteneciente al municipio de Culiacán.
El Chapo, insiste en su relato, hacía llegar a sus mujeres quincenas de entre 20 y 30 mil pesos. Dijo que ayuda a sus hermanos, a su mamá y a otros familiares con 700 u 800 mil pesos a la quincena. Que de la nómina de un millón 800 mil pesos, él recibía pagos de 14 mil pesos a la quincena, aunque de aguinaldo “El Chapo me dio diez mil dólares”.
Las esposas, los hijos, la tarea
Hoo Ramírez relata en su declaración ministerial que conoció a tres de las esposas de Joaquín Guzmán Loera. Que la primera es Griselda López Pérez, de aproximadamente 44 años, con quien tuvo cuatro hijos: Joaquín, Quique, quien estudió administración y tiene entre sus aficiones los jeeps; Ovidio, quien habría estudiado Contabilidad en Culiacán, Sinaloa, y está casado con una sobrina de Manuel Torres, El M-1, a quien le gustan los caballos.
Édgar, que fue muerto en una confusión por gente del propio cártel de Sinaloa, y Gisel Guadalupe, quien todavía estudia.
De los dos primeros, El Cóndor revela que se dedican al tráfico de mariguana, desde Los Remedios a Nogales, lo que hacen a través de camiones y avionetas.
Hoo Ramírez precisa datos. Detalla que la pista que utilizan los hijos de El Chapo Guzmán para sus actividades está ubicada en La Palma, Navolato, Sinaloa. Que entre las aeronaves, disponen de dos avionetas Cessna 06, una café con líneas verdes, y otra blanca con líneas azules. Que uno de los pilotos es Héctor Macit, El 17. Explicó que los hijos de El Chapo reciben la mariguana de la gente de El Cinco o El Yiyo, pero también de un agente de otro de sus compadres: Ismael El Mayo Zambada.
La segunda y tercera esposas
Siempre según el testimonio de El Cóndor, la segunda esposa de El Chapo Guzmán es Emma Coronel, quien era sobrina de Nacho Coronel. Que tiene 22 años. Que con ella “tuvo dos cuatitas, Mali y María Joaquina”.
La tercera esposa se llama Alejandrina o Alejandra, que es de Jalisco y vive con sus hijos en Culiacán: Alfredo Guzmán, de 22 años, e Iván Archivaldo, de 24, quienes, al igual que los otros hermanos, se dedican al tráfico de mariguana, aunque en este caso también al de las metanfetaminas.
El Chapo Guzmán, dijo, tenía una persona encargada de sus comunicaciones y cambiaba cada semana de teléfono. “Usaba pura Blackberry; El Nariz —a quien no identifica por nombre propio— era el encargado de la compra de los aparatos.
Señala al encargado de corromper autoridades
Para El Cóndor, los pilotos con quienes trabajan son de confianza: Héctor Musque Musquiq, además de otro ex militar: Guillermo Rivera, El Chaneque, quien también hacía funciones de “secretario particular”. Que tanto él como El Chaneque cubrían un periodo de veinte días continuos por otros veinte días de descanso.
En otro momento de su declaración, Hoo Ramírez relata que entre sus funciones estaba la de comunicarse con el contador (a quien tampoco identifica por nombre y apellido) para que hiciera los pagos que le ordenara su jefe.
El Cóndor sostiene que el encargado de coordinar la seguridad aérea de Mazatlán era El Bravo y fue él quien los recibió al llegar al puerto antes de su captura.
El publirrelacionista
Pero El Cóndor no para ahí. También delata a quien dentro de la organización se encargaba de las relaciones públicas, de “conservar y buscar la relación con las autoridades locales, municipales y estatales “para arreglarse con ellos”: Dámaso López, El Licenciado, uno de cuyos hijos, apodado El Mini, también se dedica a mover droga.
Culiacán, el refugio
Hoo Ramírez cuenta que en los últimos tres años “estuvimos viviendo en Culiacán, en las casas que reventaron y en donde lo único que hacíamos era rotarnos. Teníamos como cinco casas donde ocultarnos. Todas estas casas se encontraban conectadas con un sistema de escape subterráneo que incluía el drenaje”.
De la última casa de la que lograron fugarse, cuenta: “Fue como a las tres de la mañana. Es una casa de dos pisos. Mi jefe se dio cuenta y abrió la tina, salimos todos por el alcantarillado, lo que nos llevó al canal. Ahí buscamos la forma de llegar a la avenida que fue por donde pasaron por nosotros para llevarnos a Mazatlán. Las avionetas que eran utilizadas para mover droga hacia la frontera también las usábamos como transporte, como en aquella ocasión que nos llevaron a Los Cabos”.
El círculo cercano
Al El Chapo le conocí una novia que se llamaba Mayran. También conocí a la niñera que se llamaba Balbina y a El Guano, quien es hermano de El Chapo; iba a visitarlo seguido y también se dedicaba a mover droga. Hay un chavo a quien le dicen El Chef que se encargaba de conseguir la mercancía en Colombia. La única forma de comunicarme con él era a través de la Blackberry.
También quiero decir que El Veinte, de apellido Peña, era jefe de seguridad, lo mismo que otro al que le dicen Ramoncito”.
El conflicto
En su testimonio, Hoo Ramírez describe que la gente de El Chapo Guzmán sostiene una disputa con los Beltrán, de Sinaloa, lo que incluye a El Chapo Isidro, uno de sus principales aliados y controla el corredor norte de Sinaloa, desde Guasave a Sonora. Que El Chapo también tiene problemas con la gente de Vicente Carrillo porque mandó a gente a Chihuahua. Que una vez hizo alianza con Los Salgueiro y Los Güeros.
Otro de los enemigos señalados es el M1, con quien El Chapo no guardaba ninguna relación, pese a que uno de sus hijos estaba casado con una sobrina de él.
También quiero decir que El Chapo Guzmán sacó a la gente de Jalisco porque traía problemas con El Mencho”.
Las tienditas
En su declaración ministerial Hoo Ramírez asegura que todas las tienditas de Culiacán, Sinaloa están obligadas a alinearse con El Chapo Guzmán, por lo que deben comprarle la mercancía a él y pedirle su autorización.
Cocaína, el viaje a EU
La forma en que la organización manda mariguana a Estados Unidos es vía Nogales, Sonora, por medio de Los Yiyos. La droga que va a Estados Unidos sale de Culiacán, se embarca en el tren y se envía a Cananea y de ahí a Nogales. El trasiego con mulas se usa en Nogales; las armas se compran en Culiacán; las bazucas llegan de Colombia; la cocaína se compra en Guayaquil; los aviones “tanqueaban” en Chiapas y llegaban a Culiacán. Que la ruta era de Agua Prieta a Nogales y desde Culiacán salían las avionetas con droga. Cuando venía de Ecuador la droga entraba por Jalisco y de ahí nos la mandaban a Mazatlán.
El declarante ubica a Nogales como una plaza dominada por El Chapo, así como Tijuana es controlada por Ismael El Mayo Zambada.
La advertencia
Derivado de la detención de su jefe, El Cóndor advierte que es posible que se suscite un enfrentamiento entre El Negro Bravo y El Licenciado Dámaso. “Van a creer que El Licenciado fue quien puso a El Chapo, aunque creo que los hijos guardan más afinidad con El Negro”. Hoo Ramírez está seguro que será Ismael El Mayo Zambada, quien arreglará las cosas. De Juan José Esparragoza Moreno, El Azul, dijo no saber nada.
Las redes
Los 24 vigilan la entrada de La Angostura y la Reforma para evitar que entre la gente de El Chapo Isidro, que tiene la plaza de Guasave. “También quiero decir que en Navolato están Los Carrillo y ahí nadie se mete. Eldorado es de El Licenciado, así como Pueblos Unidos, Quila, en donde manda El Meño y en lugar de El Chino Ántrax se quedó El Roque, quien controla Culiacán. La costa es de El Licenciado Dámaso; en Mazatlán está El Negro Bravo. San Ignacio Esquinapa es de El Negro Bravo. “Los Beltrán están para el lado de Nayarit, El Fuerte, Choix y Ahome, donde le tapamos la entrada a El Chapo Isidro. Los Salazar tenían amistad con El Chapo; El Papas le ayudaba al 80, quien coordinaba las patrullas de seguridad. También El Cholo Molacho, en los Mochis era muy fuerte en Ahome y en Guamuchil“.
Quien tenía el negocio de los plátanos y los pepinos con coca, era El Nariz, el de los teléfonos.”
El encuentro con Caro Quintero
Según Hoo Ramírez, el escolta y secretario particular de El Chapo Guzmán, su jefe, junto con El Negro y El Chaneque fueron a visitar a Caro Quintero “para saludarlo a un rancho que se encuentra del lado de Los Caballeros”.
El Negro Bravo fue mi compañero en un curso de las Fuerzas Especiales en el Ejército, mide como 1:50, es de tez morena, con cuerpo marcado. Usa siempre una gorra y lentes Praga (sic). La gente de El Negro se coordina con los hijos de El Chapo. El Popeye es un encargado de las tiendas de El Bravo que tiene como ayudante a El Gato. Están de la Cruz al Charco, en Mazatlán, y a veces Culiacán. El Bravo cuando hay problemas se va para Mazatlán. El Bravo nos recibió en Mazatlán, también quiero decir que El Bravo se ayuda con El Güero para todo, que les paga a los jefes de la policía municipal, también a la ministerial”.