Luego de varios meses de relativa prudencia/silencio, ayer Salomón Jara rindió protesta ante el pleno de la LXV Legislatura y luego realizó un evento político en el Auditorio Guelaguetza, de la capital oaxaqueña. Ahí, finalmente, estableció la que dijo que será la hoja de ruta de su administración, estableciendo algunos puntos que vale la pena ser retomados y contrastados durante los primeros meses de su gobierno. De entre todos, sobresale la convicción por privilegiar leyes, acciones y políticas que reconozcan y estimulen la composición pluricultural de la sociedad oaxaqueña, así como acciones tendientes a depurar la administración pública para lograr un verdadero desarrollo para las ocho regiones oaxaqueñas. El reto parece mayúsculo. ¿Por qué?
En efecto, durante su alocución frente a un Auditorio Guelaguetza prácticamente lleno, el gobernador Jara estableció algunos puntos que, dijo, serán prioritarios para su gobierno y que a todas luces se ubican más en el ámbito de los anhelos y de la delineación de su plan de desarrollo, que de acciones y programas de gobierno en concreto. Retomamos algunos puntos establecidos por el nuevo Mandatario:
“Nuestro objetivo es transitar de un modelo de estado de derecho monocultural, de perfil occidental y neoliberal, a un nuevo modelo de estado intercultural de derechos. Vamos a sentar las bases para que nuestros pueblos preserven su identidad y, al mismo tiempo, se integren en condiciones de igualdad y con autonomía para lograr la prosperidad y el bienestar que merecen.
“Otra de nuestras guías será la perspectiva de género. En Oaxaca, lamentablemente dos de cada tres mujeres viven en situación de pobreza; condición que, al combinarse con factores como la etnia, escolaridad, edad y violencia, profundizan la brecha histórica de desigualdad. Por esa razón, la transformación de Oaxaca no será real si no se logra la igualdad sustantiva que les permita a las mujeres tener autonomía, mejores oportunidades y una vida libre de violencia (…) mi gobierno no tolerará la violencia feminicida ni permitirá que persista la impunidad”.
Luego, el gobernador Jara estableció una serie de parámetros en materia de corrupción, los cuales se asemejan claramente —igual, en el tono de anhelos— a los principios de la llamada Cuarta Transformación del presidente Andrés Manuel López Obrador: ninguna tolerancia a la corrupción, a la impunidad o a los excesos de los funcionarios, así como fiscalización puntual a los recursos gubernamentales. No estableció cuáles serán los mecanismos o las acciones por implementar, pero prometió “un gobierno popular, humilde, austero, honesto, cercano a la gente y capaz de atender las necesidades de los grupos más desfavorecidos”, sin lujos ni privilegios.
ARMONIZAR EL DESARROLLO
Sobre los retos relacionados con el desarrollo económico de las regiones, el Gobernador Jara estableció parámetros que, de cumplirse, serán de amplio beneficio para la población desde una perspectiva distinta a la “monocultural” que hasta ahora se había conseguido. Vale la pena recuperar los puntos relativos a ese tema, establecidos en el discurso inicial de la gestión del gobernador Jara Cruz:
“Llegó la hora de implementar un modelo de desarrollo incluyente que, en cada una las distintas regiones, tome en cuenta las necesidades de todos los pueblos y comunidades, y les permita salir de su histórica situación de abandono”.
“Nuestra cultura y la riqueza de nuestros pueblos será la base de un nuevo futuro de bienestar, justicia y desarrollo incluyente.”
“La política de desarrollo económico integral y sustentable en las ocho regiones, la cual buscará promover las vocaciones productivas de cada una de ellas, fortalecer la producción local y colocar los productos oaxaqueños en el mercado nacional e internacional, para convertirnos en el motor económico del sur de México.
“Nuestro gobierno está decidido a convertir a Oaxaca en referente del desarrollo económico nacional. Bajo este eje estratégico están agrupadas las siguientes políticas de desarrollo económico:
“La política para la reactivación y el desarrollo turístico.
“La protección del medio ambiente. las acciones para sanear nuestros ríos, garantizar el abastecimiento y promover la gestión integral de los recursos acuíferos.
“Los proyectos estratégicos del corredor transístmico.
“Las políticas de desarrollo agropecuario”.
Estas —dijo el gobernador Jara Cruz— serán las bases sobre las que se sostendrá el gobierno de la transformación en Oaxaca.
Independientemente del contraste entre anhelos y realidades, vale la pena subrayar y reconocer que, en el esbozo de la visión y acciones de gobierno del gobernador Jara, no están presentes elementos que podrían ser tentadores —por demagógicos— aunque riesgosos —por radicales— para la estabilidad social de una entidad como la nuestra; y que más bien, se plantea una visión ecuánime de la realidad oaxaqueña. ¿De qué hablamos? De que el gobernador Jara no cayó en garlitos, como por ejemplo el de la visión chovinista que sugiere que todo lo malo viene de afuera; o del proteccionismo y la cerrazón frente a los elementos básicos de la economía de mercado, como mecanismos de preservación de lo propio.
Es justo ahí donde se encontrará el mayor reto de esta administración: armonizar las condiciones de mercado y —como el mismo Gobernador la denominó— la visión occidental del desarrollo, con el respeto a la diversidad y a la preservación cultural de las comunidades indígenas en las ocho regiones.
No es una tarea imposible, pero al menos es una visión que en Oaxaca no había sido delineada —ni en el anhelo— por gobierno alguno, pues más bien todos plantearon encaminar sus acciones hacia procesos que despojaban y aculturizaban a las comunidades y regiones para ser atractivas a los modelos puramente occidentales.
El reto es mayúsculo y, ojalá, nada de esto se quede únicamente en la promesa o en el discurso. Tendrá que echar mano de todas las herramientas de diálogo y gobernabilidad para lograrlo, porque no sólo se tratará de moderar los efectos y los alcances de la economía pura de mercado, sino también de convencer a las comunidades que son posibles formas alternativas de desarrollo. Proyectos como la conclusión de las autopistas, el tren interoceánico o los parques eólicos, hoy tienen su mayor obstáculo en los recelos mutuos. Generará un antes y un después para Oaxaca, si el gobierno de Salomón Jara logra cambiar esas condiciones.
EPITAFIO
Dicen que, al final, sí hubo “piñatazo” notarial de final de sexenio. En los nombres y los antecedentes de los supuestos beneficiarios hay muchísimo de las calamidades e intereses que el nuevo gobierno prometió combatir frontalmente. Esa será la primera prueba para ver si la administración entrante tiene convicción de no permitir más excesos, compadrazgos y tráfico de influencias, o si el discurso cuatroteísta es pura demagogia.
@columnaalmargen
@ortizromeroc