La última de Andrés: “Propondré al gobierno de Estados Unidos, al de Canadá y a los gobiernos latinoamericanos una Alianza para el Progreso semejante a la que realizó el Presidente Kennedy.”
Como lo consignan Gaylon L. Caldwell y Robert M. Lawrence en las paginas 394 y 395 del libro Teoría y Práctica del Actual Gobierno de los Estados Unidos, el malogrado Presidente Kennedy se propuso ejecutar una política de contención debido a la crisis de los cohetes cubanos que amenazaban estallar la Tercera Guerra Mundial de la cual ya no habría regreso.
Sin embargo, Nikita Kruschev y John Kennedy acordaron, después de graves tensiones que tuvieron al mundo en un hilo, dar marcha atrás a los barcos nucleares soviéticos y regresar a la Guerra Fría. Con este hecho la teoría y práctica de las Zonas de Influencia fue respetada por la Union Soviética y el buen juicio de Kruschev.
La reciente anexión de Crimea a Rusia, aun contra la oposición y molestia de los países aliados, la anexión como Zona de Influencia una realidad.
La amenaza de que el comunismo continuara extendiéndose y se repitiera el ejemplo de Cuba en Latinoamérica, el gobierno estadounidense intensificó varios programas de ayuda a la región; uno de ellos, semejante al Plan Marshall, fue la “Alianza para el Progreso”, programa más ambicioso que el aplicado en la reconstrucción de Europa.
El Programa de ayuda tenía como fin industrializar a los países latinoamericanos con signos de retraso económico, de analfabetismo, de poblaciones de crecimiento excesivo sin programas de natalidad.
Sin embargo y a pesar de los buenos propósitos del Jefe de Camelot La Alianza para el Progreso fracasó debido a que los recursos económicos solicitados no fueron entregados, y los que el Congreso autorizó se quedaron en las carteras de los presidentes latinoamericanos, o se aplicaron a necesidades urgentes de sus respectivos países.
Ante tal fracaso se optó por contener el comunismo a sangre y fuego en países como Chile con Pinochet, México con Diaz Ordaz, Nicaragua con el mito de Daniel Ortega, Bolivia con Jorge Quiroga, Colombia con Lleras Restrepo y Pastrana. Pero esto dio lugar al avance del militarismo y a las dictaduras, por lo que la “señorita democracia” decidió marcharse donde la libertad no significara “Disolución Social”.
Al respecto, Richard Nixon decía que los mexicanos son duros trabajadores que tienen carácter orgulloso. Pero como nación México es inestable. “Es uno de los países más próximos a una subversión comunista.” “Durante medio siglo, el gobierno de un solo partido lo ha dejado hundido en la corrupción.
“Como resultado de una política económica miope y gran exportador de petróleo, su economía es un desastre. Su moneda ha batido el récord situándose en el nivel más bajo. La izquierda mexicana es fanáticamente castrista”.
Han pasado casi 58 años de aquellos episodios y las experiencias nos muestran varias cosas, por ejemplo que el comunismo desapareció y las zonas de influencia son respetadas; el militarismo perdió el poder en los países latinoamericanos; la democracia regresó a la zona con excepción de Venezuela y Nicaragua.
Sin embargo, han aparecido otros jinetes apocalípticos: la corrupción en México y Argentina, la violencia sin freno en México, el autoritarismo de Daniel Ortega y su esposa en Nicaragua y la ola de protestas exigiendo renuncia con más de 149 muertes y 600 heridos; el narcotráfico en estados como Oaxaca que ha rebasado al gobierno local; donde la marginación y la pobreza colocan al Estado en el segundo lugar nacional con mayor rezago educativo; Jalisco, Guerrero, Michoacan, Baja California, Quintana Roo no escapan a este flagelo.
A estos males hay que sumar la conducta zigzagueaste, inestable y ofensiva de un personaje que esta lejos de ser jefe de estado y que padece mexicofobia, lo cual hace imposible todo acuerdo que no sea “America First”.
Con este señor la razón no es herramienta solo cuenta la negociación de fuerza y chantaje.
La conducta del señor Trump en la Reunión del G7 al haber insultado al Primer Ministro canadiense, Justin Trudeau, llamándolo “deshonesto, traidor y débil”; abandonar la Reunion antes del termino señalado y negarse a firmar el acuerdo del G7 retrata a un personaje al que habrá de enfrentar el próximo presidente de México con capacidades en Economía, en Ciencia Política, en Administración Publica y en Relaciones Exteriores, por lo menos.
Este panorama en el cual el camorrista enfrenta a los aliados europeos; insultando y fijando aranceles a los productos de los vecinos territoriales y Europa; llamando animales a los mexicanos; insistir en la construcción de un muro fronterizo para aislarse del vecino del sur; amenazar con obligar a México a pagar la construcción de la barda y otras tantas barbaridades requieren un próximo Jefe de estado firme y sólido, pues nada se lograría con apretones de manos para la fotografía y buenos deseos navideños fuera de temporada.
La propuesta de una “Alianza para el Progreso” de los 3 países que no han podido concretar el TLCAN, semeja el título de una película muy vieja que protagonizó Robert Mitchum, “Retorno al Pasado”, y la nostalgia de campaña de “ya sabes quien”.
@luis_murat
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