El Ejército inició más de mil 300 trámites de retiro para soldados obesos, cifra equivalente a dos batallones, que operan en por lo menos 10 municipios.
Actualmente existen 9 mil 43 elementos en el Ejército y Fuerza Aérea con problemas de sobrepeso y 3 mil 402 con obesidad.
En el primer caso, fueron identificados 240 jefes (coroneles, tenientes coroneles y mayores); mil 646 oficiales capitanes y tenientes), y 7 mil 157 de tropa (sargentos, cabos y soldados).
Con obesidad fueron reportados 86 jefes, 414 oficiales y 2 mil 902 de tropa, de los cuales mil 332 abandonarán las filas castrenses, y el resto será sometido a un programa dietético y de condición física.
La obesidad es una causa de incapacidad, de acuerdo con la Ley del Instituto de Seguridad Social para las Fuerzas Armadas Mexicanas (ISSFAM).
Para los soldados, la obesidad no sólo es un problema de salud sino laboral, pues sus mandos se ven obligados a cambiarlos principalmente de unidades de Arma a una de Servicios; es decir, de las operaciones anticrimen a labores administrativas, mientras es sometido a un programa de ejercicios y una disciplina alimenticia.
Además, enfrentan burlas de sus comandantes o colegas durante esa transición, reveló un soldado ya retirado.
“Existe un programa de acondicionamiento físico; la educación física es obligatoria, al menos una hora diaria para todo el personal militar, pero en lo personal me tocaron mandos que nos hacían hacer un ejercicio excesivo, sobre todo abdominales, con mentadas de madres y calificativos como ‘marrano’, ‘grasiento’ o ‘bola de cebo’, entre muchos más. Esos insultos delante de los demás compañeros fueron el detonante para que abandonara el Ejército, es una situación discriminatoria”, argumentó el militar, quien prefirió omitir su identidad.
En 2013, el Cuarto Tribunal Colegiado en Materia Administrativa estableció que la Sedena no puede obligar a retirarse a los militares con obesidad moderada, que va de 30 a 34.9 puntos de Índice de Masa Corporal (IMC), pues se violaría el derecho a la permanencia en el empleo y la no discriminación por motivos de salud.
En 2010, la Suprema Corte de Justicia de la Nación determinó que es constitucional el retiro anticipado para los casos severos, aquellos en los que el IMC es igual o superior a 35, aunque le recomendó a la Sedena analizar caso por caso.
“Para determinar si el personal se encuentra con sobrepeso u obesidad no es necesario practicarle algún examen médico especializado; dicho personal es detectado durante el examen médico anual que se realiza en los primeros meses del año”, advirtió la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) en una respuesta de información.
Indicó que ese personal es incluido en un programa de control, donde se imparten pláticas de prevención y tratamiento de sobrepeso u obesidad; orientación nutricional, psicológica y acondicionamiento físico.
“En caso de que no den resultado, personal con obesidad (IMC de 30 o más) es canalizado a escalones del servicio de tercer nivel (hospitales militares) donde personal especialista brinda la atención integral con medicamentos o en su defecto con cirugía bariátrica”, expuso la Sedena.
“Para evitar que el personal militar argumente durante el procedimiento administrativo de retiro o baja que no fue enterado que padece una incapacidad (sobrepeso y obesidad) se deberá de tomar las siguientes acciones: que sea examinado por el personal médico cirujano del servicio medicó asistencial, hospitales regionales, clínicas militares o comandante del pelotón de sanidad, y firmar la hoja de consentimiento a efecto de que no hagan referencia que fue en contra de su voluntad el examen a que fueron sometidos”, añadió en otra respuesta la Dirección General de Sanidad.
Actualmente la Sedena cuenta con 36 profesores de Educación Física y Deportes y 14 Entrenadores Deportivos que han capacitado a 2 mil 88 instructores deportivos para el condicionamiento físico en las unidades militares.
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