Todo ciudadano tiene derecho a ser respetado en la más absoluta integridad de su ser, siempre y cuando no dañe o incomode a los demás. Existen montón de normas jurídicas, nacionales e internacionales, que promueven la no discriminación, ya sea por sexo, etnia, edad o cualquier otra característica humana.
Cuando elegimos a una persona por sus conocimientos, por su experiencia para algún asunto específico, no quiere decir que se discrimina a otras personas, no, simplemente se elige a alguien por su preparación o por su disposición. Por ejemplo, un artesano será elegido por su destreza y eficacia. Lo mismo se hará al elegir a un profesional para ocupar determinado cargo o responsabilidad.
Si se elige a un docente, es porque conoce la materia y sabe enseñar a los estudiantes. En fin, pues, todos tenemos derecho a ser elegidos por nuestro trabajo o por la calidad desempeñada a través del tiempo que es quien nos da la experiencia.
Así pues, en cada lugar debe haber alguna persona que es reconocida por un tema determinado, y ésta, sin duda, ha de ocupar el sitio que merece.
Desgraciadamente no siempre es así. Un ejemplo que todo mundo conoce y que se ha convertido en tradición, es cuando llevan a determinado cargo al amigo, al familiar, al compromiso político, etcétera, sin que este tenga el mínimo conocimiento del tema donde va a estar parado.
Para nadie es sorpresa en nuestra entidad oaxaqueña, cuando sientan a un fulano atrás de un escritorio sin que tenga ningún mérito. Cuando se hace eso, se margina, se agrede, se discrimina al experimentado, al que ha caminado durante años un largo trayecto.
Esto es muy frecuente en los partidos políticos; y cuando se discrimina, también se discrimina a los miembros de ese partido político. Es cuando el descontento crece con mayor violencia que el desencanto.
El lunes de la semana pasada, el presidente del Comité municipal del Partido Verde Ecologista de la ciudad de Oaxaca de Juárez, Eduardo Reyes Santiago, dijo en conferencia de prensa, que el Comité municipal está en la incertidumbre, pues su instituto político estatal no ha transparentado la convocatoria para las próximas candidaturas. Con esto, aseguró, quienes quieren participar en el proceso electoral, no quieren ser relegados nuevamente.
Además, le hizo saber al Comité estatal que lo encabeza José Antonio Estefan Guillessen, que no van a aceptar imposiciones ni influyentismos ni amiguismos que lleguen a usurpar una candidatura sin tener trabajo de por medio.
Y remató con la siguiente frase: “Si bien es cierto que somos un partido ecologista, eso no significa que se tenga que reciclar la basura política de otros institutos políticos.”
Las palabras de este dirigente municipal, parecen vislumbrar una aterradora realidad. Tal vez, ya estén sintiendo la cercana indignación, como la vivieron hace tres años.
Es probable que las cosas no sean mejores, tal vez, sean peores ante el perjudicial cinismo.
No se necesita ser muy brillante para interpretar las palabras del presidente del Comité municipal Eduardo Reyes Santiago, pues ellas no ofrecen mucho margen para el optimismo.
Lo cierto es que la hora se acerca, y la única forma para que el Partido Verde dé resultados tanto en la elección federal como en la municipal, es que se haga a un lado el dedazo y todas aquellas viejas prácticas que en el 2018 pusieron a este partido en un punto de quiebre.
Veremos si aprendieron la lección los dirigentes estatales, de otra manera, le faltaran el respeto y discriminarán a sus militantes.
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