Ahora que la crisis de valores invade el universo, ahora que la amistad y la fraternidad es, en muchos casos, una falacia, incluso entre hermanos, entre etnias o entre pueblos, o ahora que la diversidad de iglesias o expresiones religiosas ha confrontado a infinidad de pueblos en el mundo, pero sobre todo ahora que el poder del dinero, es decir, el poder del capital, se impone con violencia o a veces nos “sonríe” con encantadora túnica de cordero, ahora que la solidaridad se regatea egoístamente a comunidades o entre pueblos y la concordia se esfuma del ambiente social, sindical, del trabajo y que la hipocresía domina las relaciones políticas, ahora es tiempo de rescatar el amor, pero no el amor al prójimo como mandamiento místico, sino como amistad, concordia, fraternidad, solidaridad y camaradería de una comunidad nacional que debe luchar por el cambio. Acaso como signo de unidad que le dé fortaleza a un pueblo, a una sociedad. Ese “…amor a la patria (que) fue más poderoso que la traición y (permitió triunfar a) los ejércitos liberales, cortos en armamento pero agigantados por el ansia de defender a la República, (que estaba, decía Benito Juárez), .…hecha añicos…”
Ahora que nuestra patria continúa hecha añicos, que está pulverizada, fragmentada o dominada -además del gran capital trasnacional-, por el poder de una clase política sin valores, sin moral, porqué no hablar de amor¡? Porqué mofarse irrespetuosamente de una propuesta para edificar ahora una República Amorosa¡? Cuando esto urge, cuando ahora los mexicanos tienen conciencia del inaplazable apremio de tenderse la mano unos a otros, de renovar y estrechar lazos fraternos para que juntos, todos juntos en un Movimiento de Regeneración, seamos participes de un Nuevo Proyecto de Nación. En su tiempo, el Che Guevara expresó: “Déjenme decirles, a riesgo de parecer ridículo, que el revolucionario verdadero está guiado por grandes sentimientos de amor. Es imposible pensar en un revolucionario auténtico sin esta cualidad…” y agregó, “…todos los días hay que luchar por que ese amor a la humanidad viviente se transforme en hechos concretos, en actos que sirvan de ejemplo, de movilización.” Porqué no emular a Juárez o al Che¡? Porqué no rescatar el pensamiento de José Martí¡?, que estaba cierto que “…la única fuerza y la única verdad que hay en esta vida es el amor. El patriotismo no es más que amor, la amistad no es más que amor…”, y que en su claridad revolucionaria y transformadora condenaba a “…los bárbaros que todo lo confían a la fuerza y a la violencia, (que) nada construyen, porque sus simientes son de odio (y no de amor)”
O acaso Morelos no se inspiró en el amor a su pueblo y a su patria al brindar su vida afirmando que “Morir es nada cuando por la patria se muere”? O estaba equivocado en sus sentimientos al exclamar “Que se eduque a los hijos del labrador y del barrendero como a los del más rico hacendado.”? No eran estos principios el motor, el pensamiento o la esencia para instaurar una República de paz, de amor, o amorosa entre los mexicanos?
Carlos Marx, pensador revolucionario que no hace falta presentar, sostuvo que “….el dinero actúa también contra el individuo y contra los vínculos sociales,… Transforma la fidelidad en infidelidad, el amor en odio, el odio en amor, la virtud en vicio, el vicio en virtud, el siervo en señor, el señor en siervo, la estupidez en entendimiento, el entendimiento en estupidez…” “…Si suponemos al hombre como hombre y a su relación con el mundo como una relación humana, sólo se puede cambiar amor por amor, confianza por confianza…” También Lenin, y a propósito de otro filosofo entregado a los trabajadores de su tiempo y al desarrollo del pensamiento dialéctico, apuntó: “La obra de Federico Engels nos da entrada a un proceso donde se alista la humanidad para avanzar hacia su futuro, esta vez dueña de sí. Hay que recordarlo a cada paso. La contribución de Engels es un acto de amor y poesía, como rayo de sol cuyo fulgor enlaza los brazos obreros con las ideas socialistas en una diligencia de relámpago, que hará posible dar pasos definitivos a una era nueva de la humanidad libre de opresiones. Esa es su magnificencia y su legado…” “Engels supo que no triunfaría la revolución sin una lucha enamorada, consciente, profunda y promisoria…”
Con admiración y respeto hacia Javier Sicilia, líder del Movimiento Ciudadano por la Paz, no compartimos su desencuentro con Andrés Manuel López Obrador al asegurar que el dirigente de MORENA “se confunde cuando habla de una República amorosa, pues no es posible pensar en el amor cuando se habla del poder …” No puede haber, insiste Sicilia, una República amorosa, sino justa, de paz, igualdad, libertad y fraternidad, entre otras cosas, pero “el amor no tiene que ver con el orden del poder”, refirió a El Universal el 23 de noviembre. Pero, quién habla del poder en la búsqueda de una Republica amorosa¡? Pensamos que AMLO no. Precisamente el Movimiento Regeneración Nacional se plantea enterrar o tirar por la borda esa concepción de la política, que hoy por hoy se propone o persigue el poder por el poder, a favor obviamente del poder del dinero, “…el dinero (que) actúa también, (como el poder político), contra el individuo y contra los vínculos sociales…”, en palabras de Marx.
En nuestra modesta opinión, Sicilia tendría que remediar su equivoco pensando con Séneca, que expresara, “Nadie ama a su patria porque ella sea grande, sino porque es suya”. O con Joaquín sabina cuando opinó que “México es como el primer amor, no se olvida nunca”. O con Simón Bolívar, una de las figuras más destacadas de la emancipación americana frente al imperio español, que dijera, “Como amo la libertad tengo sentimientos nobles y liberales, y si suelo ser severo, es solamente con aquellos que pretenden destruirnos.
Hay millones de mexicanos que queremos una República amorosa, para liberarnos de la opresión, porque “sólo existe un sentimiento mayor que el amor a la libertad: el odio al que te la quita”. Además, si “todos los días la gente se arregla el cabello, ¿por qué no el corazón?” (indicaba el Che). Son muchos nuestros héroes e incontables los revolucionarios universales que soñaron, pensaron y lucharon por un mundo lleno de amor para la humanidad, luego entonces, porqué no construir una Republica amorosa¡? Casi al final de su vida, Ricardo Flores Magón sentenció: “Soy un soñador: éste es mi crimen. Sin embargo, mi sueño de lo bello y mis acariciadas visiones de una humanidad viviendo en la paz, el amor y la libertad, sueños y visiones que la máquina aborrece, no morirán con uno mientras exista sobre la Tierra un corazón adolorido o un ojo lleno de lágrimas, mis sueños y mis visiones tendrán que vivir.”
Hagamos de la República amoroso nuestro sueño, y nuestra visón del México próximo…
@ancarnaco
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