La designación del Dr. Miguel Basáñez como nuevo embajador de México en Estados Unidos, en espera de la aprobación del senado de la República, es la oportunidad de Iniciar una nueva etapa en la relación bilateral, una de las relaciones más complejas, intensas, de alta controversia en el pasado y al mismo tiempo una de las de mayor proyección en el futuro inmediato, sobre todo para nuestro país.
En 2014, sólo para citar unos datos ilustrativos de la dimensión y la estrechez de la relación, el comercio bilateral entre México y Estados Unidos sumó 534 mil millones de dólares. Estados Unidos se ha consolidado como el primer socio comercial de México, mientras que México es el tercer socio comercial de Estados Unidos. Por otra parte, en el orden demográfico, hay 11.4 millones de personas nacidas en México que viven en Estados Unidos, mientras que alrededor de un millón de ciudadanos estadounidenses viven en nuestro país.
Nos une una frontera de más de tres mil kilómetros, comerciamos productos y servicios por más de mil millones de dólares cada día, tenemos una historia común compleja que sin duda sigue impactando en la realidad actual y por encima de todo, nos une nuestra gente, en una cultura crecientemente bicultural por los intensos flujos migratorios, en ambos sentidos.
Ese es el tamaño y la complejidad de la relación que deberá conducir ahora el nuevo embajador mexicano. Académico acreditado, Basáñez Ebergenyi es licenciado en Derecho por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), maestro en Administración Pública por la Universidad de Warwick, maestro en Filosofía Política por la Universidad de Londres y doctor en Sociología Política por la Universidad de Londres.
El nombramiento de Miguel Basáñez coincide con una de las embestidas más fuertes y estridentes de la ultraderecha oscurantista, representada hoy por el magnate inmobiliario Donald Trump, quien hoy marcha a la cabeza, según varios estudios de opinión, entre los 10 aspirantes a la candidatura del Partido Republicano a la Presidencia de Estados Unidos. De alcanzar su objetivo, el empresario ha declarado que replantear la relación con México y endurecer la política migratoria sería prioridad de su gobierno.
Donald Trump dijo que hay que levantar un gran muro en la frontera entre Estados Unidos y México y que, además, debe ser pagado por los vecinos del sur, pues “México no es nuestro amigo… México manda a su gente, pero no manda lo mejor. Está enviando a gente con un montón de problemas (…). Están trayendo drogas, el crimen, a los violadores.”
Contra los argumentos simplistas y xenófobos de Trump, los trabajadores migrantes han sido pieza central en la prosperidad sostenida de la mayor economía del mundo, con su trabajo, su talento, su consumo y sus impuestos, como lo han documentado varios estudios económicos. Los mexicanos en Estados Unidos, por ello, están cada vez más empoderados y cada vez en mayor medida contribuyen a la riqueza cultural y la fortaleza económica de nuestros vecinos del norte.
Pero el nombramiento del nuevo embajador mexicano también coincide con una de las más cordiales relaciones entre los gobiernos de los dos países, el del presidente Enrique Peña Nieto, a la mitad de su sexenio, y el del presidente Barack Obama, en su segunda administración al frente de la Casa Blanca.
La calidez de la relación la retrata el número de veces que ambos mandatarios se han reunido en este breve periodo. Apenas cinco meses después de tomar posesión el presidente Enrique Peña Nieto invitó, y el presidente norteamericano aceptó, visitar México para una gira de trabajo del 2 al 3 de mayo de 2013.
El 19 de febrero de 2014, en el marco de la Cumbre de Líderes de América del Norte, los Presidentes Enrique Peña Nieto y Barack Obama sostuvieron una Reunión Bilateral. El 6 de enero de 2015 los Presidentes de ambos países nuevamente sostuvieron un encuentro en Washington, D.C.
Tienen mucho que decirse y mucho que interactuar ambos mandatarios. El reto común es cómo enfrentar la volatilidad en los mercados económicos, energéticos y financieros del mundo, con la devaluación del yuan, la moneda china muy fuerte hasta hace un año, la devaluación de la mayoría de monedas, incluido el peso, ante la búsqueda de estabilidad y seguridad de los capitales, fenómeno que endurece cada vez más al dólar.
El reto común es cómo manejar fenómenos históricos y estructurales como la migración de México hacia Estados Unidos, que de acuerdo al CONAPO tiene como causas principales la oferta-expulsión de fuerza de trabajo, la oferta empresarial y educativa con factores asociados con la demanda-atracción y la oferta social y turística con factores sociales que ligan a los inmigrantes con la familia, amigos, comunidades de origen y de destino.
El reto es cómo consolidar nuestra relación comercial en un esquema de ganar-ganar, para enfrentar la inevitable competencia con otros mercados. Sin demeritar el impacto negativo en sectores como el agropecuario, que es preciso revisar y replantear, desde la entrada en vigor del TLCAN, en 1994, el Producto Interno Bruto de México se triplicó. 21 años después de firmar el Tratado, muchos productos están hechos, en una larga cadena productiva, en los tres países y juntos, México, Estados Unidos y Canadá, nos convertimos en la zona económica más grande y más prometedora del mundo.
Entre estas coordenadas de fortalezas, oportunidades, desafíos y amenazas tendrá que inaugurarse una nueva etapa en la relación entre México y Estados Unidos. Es una nueva etapa que tendrá que conducir, con los lineamientos presidenciales y las directrices de la cancillería mexicana, el nuevo embajador Miguel Basáñez. Ampliar y no restringir los derechos de nuestros hermanos migrantes en Estados Unidos, cientos de miles de ellos oaxaqueños y de origen oaxaqueño, tendrá que ser prioridad esencial.