“La competencia en las democracias es cereblal, no física.” Este fin de semana en una plática entre amigos reflexionabamos sobre la urgencia de reinventar la política y en el reto de capacidad de innovación al que se enfrentarán quienes estén dispuestos a intentarlo. Concluimos que la política democrática es una batalla por las buenas ideas políticas y sostenemos que en Oaxaca, por ejemplo, la cultura más que un elemento de identidad puede ser un motor de crecimiento y desarrollo.
La cultura en nuestro estado tiene el potencial para ser la mecha que detone la regeneración urbana y social. Es una oportunidad para superar la crisis que vivimos y colocarnos en la ola de las transformaciones que en el mundo se están gestando. Por eso, urge abrirle paso a la revolución del conocimiento y a la vanguardia cultural, para que Oaxaca pueda ser por diferentes razones a las de hoy, una metropoli atractiva y de interés internacional.
La prospectiva realizada, no es del todo optimista, hay que reconocer. Porque en los procesos electorales que vivimos, no únicamente los de nuestro estado, no hay tantas propuestas novedosas. La mayoría de las campañas, no todas, se han circunscrito al ataque frontal de los adversarios. Lamentablemente, las campañas de contraste (guerra sucia) están ganando espacio en la acción política, lo peor es que son el reflejo de lo que la política se ha convertido en nuestro país y en Oaxaca. Las propuestas dejaron de ser importantes y lo central es desacreditar y descalificar.
Con este tipo de campañas perdemos todos, son un suicidio colectivo. Pierde el sistema de partidos, porque los partidos políticos cada vez tienen menos credibilidad, pierden los candidatos porque el descrédito del que forman parte acentúan rencores que no se olvidan y se vuelven subjetivos cuando llegan al poder; y perdemos los ciuadanos, porque pasa de lado la oportunidad de contribuir con nuestra participación política a ayudar a gestar un mejor país.
Por esta razón, tenemos que reinventarnos, innovar y proponer. No podemos permitirnos acostumbrarnos a la inexistencia de un debate público sustantivo. La creatividad no es genética, es más bien el resultado de un ambiente de convivencia de personas que tienen ideas. Un proyecto siempre es mejor, cuando se piensa entre más personas.
Aún tenemos preguntas que no podemos responder. Por ejemplo, ¿Quién cuiadará hoy el interés nacional? ¿Quiénes son los candidatos y candidatas capaces de pensar sinceramente en el bien de Oaxaca, de México? ¿No es hora de replantear plataformas políticas?
Dijo Winston Churchill, que el éxito es el resultado de ir de fracaso en fracaso, sin perder el entusiasmo. Thomas Alva Edison fracasó más de mil veces antes tener éxito en el invento de la bombilla eléctrica. Estoy convencido y me alienta palpar que existe una generación de oaxaqueños que no se conforma, que está dispuesta a innovar, a disparar con la ideas en cada oportunidad que se le presente, que tienen la voluntad de reinventar la política o estar dispuestos a morir en el intento. ¿Quién más se une?
Igmar Francisco Medina Matus
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