Reforma laboral: Isaac Leobardo Sánchez Juárez*

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En los últimos días el tema económico más importante es la reforma laboral que el Presidente de la República envío al Congreso para su análisis y en su caso aprobación. Aprovechando cambios recientes en materia constitucional (Iniciativa presidencial de trámite preferente.), el Presidente decidió que el tema más urgente resulta ser la modernización de la Ley Federal del Trabajo. Se parte del supuesto, según el cual, el problema del desempleo, la precariedad laboral y el bajo ritmo de actividad económica encuentran su origen en lo desfasado del marco legal. Congruente con un enfoque dominante en economía, las autoridades consideran que la clave se encuentra en flexibilizar el mercado laboral.

 

Flexibilizar significa básicamente lograr que los empresarios puedan contratar y despedir sin problema a los trabajadores, que no existan límites a la operación del mercado, ya que, según la teoría económica ortodoxa, el mercado asigna de forma eficiente los recursos cuando no enfrenta obstáculos y regulaciones. Según este punto de vista, el trabajo es una mercancía como cualquier otra. Adicional a lo mencionado, flexibilizar implica reducir prestaciones y beneficios para los trabajadores, para presionar a la baja los costos empresariales. No menos importante, flexibilizar significa que los sindicatos pierdan importancia o bien desaparezcan por carecer de sustento.

El problema de una visión de este tipo, de acuerdo con la opinión de diversos colegas y un servidor, es que una reforma conducida así únicamente incorporaría a la ley lo que ya sucede en la práctica. En la actualidad, un gran número de trabajadores se encuentra laborando en condiciones de subempleo e informalidad. La flexibilidad es más la norma que la excepción. Son muy pocos los trabajadores que pueden disfrutar de los beneficios consignados por la actual Ley Federal del Trabajo.

Tengo la impresión de que en México, como en otros países en desarrollo ocurre que los cambios en las normas que favorecen la actividad de los grupos cercanos al poder siempre terminan cumpliéndose, mientras que aquellos dirigidos a los grupos de menores ingresos, no se aplican con frecuencia, generándose una desigualdad extrema provocada por plutócratas que son muy celosos de sus intereses. En este sentido, son éstos agentes y no el mercado lo que daña el bienestar de la mayoría.

Si la ley que hoy en día se intenta modificar hubiera funcionado como debería, en la actualidad tendríamos una clase trabajadora en el sector formal numerosa y con un ingreso creciente, por tanto un mercado interno solido que podría contribuir a la creación de círculos virtuosos de acumulación y crecimiento. La realidad ha sido otra, los trabajadores con remuneraciones de hasta un salario mínimo crecieron en un millón 430 mil entre 2007 y 2012, los que ganan hasta dos salarios mínimos aumentaron en 2.4 millones, los que ganan más de dos y hasta tres salarios mínimos se incrementaron un millón 27 mil. Por otra parte, se redujo el número de aquellos que ganan más de tres salarios mínimos, en cerca de un millón 900 mil. En conclusión se ha incrementado la cantidad de trabajadores mal pagados y se reduce la de los que tienes pagos más decentes.

En función de esta situación, el diagnóstico del gobierno federal, consiste en flexibilizar el mercado laboral; es decir, precarizarlo -lo anterior está sujeto a polémica si se lee la iniciativa base. Actualmente existe en México una abundancia de mano de obra no calificada, si el mercado decide quien es contratado y a que precio (salario), entonces veremos un ajuste en precios y cantidades que aunque podría ser eficiente no garantiza equidad y justicia. Por la forma en la que opera el mercado, todo exceso se paga con un precio bajo y toda escasez con un precio alto, en este caso de mano de obra no calificada. El exceso de mano de obra conduciría a una reducción del salario, hasta alcanzarse un equilibrio que podría dejar satisfecho al empresario deseoso de reducir sus costos, pero insatisfecho al trabajador que quiere satisfacer sus necesidades y no puede, por enfrentarse a un pago demasiado bajo.

Una vía de mejora es incrementar la cantidad de personas entrenadas, capacitadas y educadas, aumentar nuestra dotación de capital humano, esto conduciría a un mayor crecimiento y generación de empleo. Pero si ésta dotación se vuelve demasiado grande y existe un mercado totalmente libre, nuevamente aparecerían problemas de bajos salarios, en este punto vuelve a aparecer la necesidad de regulación, entendiendo que el trabajo no es una mercancía más, hablamos de personas, las cuales son el centro fundamental por el cual existe el sistema económico.

Por lo pronto, si las autoridades realmente quieren resolver problemas como el bajo nivel de productividad laboral (lo que nos hace poco competitivos ante el Foro Económico Mundial), la informalidad y el desempleo, las reformas deben darse en otros ámbitos a los que ya he hecho alusión en esta columna: fiscal, educativo, ciencia, tecnología, corrupción, industrial, agropecuario y macroeconómico. Precisamente, en el último renglón, debe modificarse el actual enfoque basado estrictamente en la estabilización y asumir la idea de que es posible implementar políticas macroeconómicas contra-cíclicas para alentar el dinamismo de la actividad productiva.

A pesar de lo que he expuesto, la reforma laboral sí es necesaria, pero debe ser del tipo que afecta los intereses creados durante muchos años, tanto por los sindicatos como por los grupos en el poder empresarial. En el caso de los primeros debe modificarse su actual operación en base al chantaje y el secuestro de los derechos de los trabajadores. En el caso de los segundos, debe castigarse a aquellos que no cumplen con la normatividad y que se coluden con las autoridades y sindicatos para simular su aplicación. La reforma debe lograr un equilibrio entre la protección de los trabajadores y el impulso a la productividad y competitividad de los centros de trabajo.

Sobre las razones de la reforma laboral propuesta…

De acuerdo con la iniciativa enviada por el ejecutivo al legislativo, la propuesta de reforma al mercado laboral es el resultado de: a) un marco jurídico laboral rebasado ante las nuevas circunstancias demográficas, económicas y sociales; b) una legislación que no responde a la urgencia de incrementar la productividad de las empresas y la competitividad del país, ni tampoco a la necesidad de generación de empleos; c) la existencia de condiciones que dificultan que en las relaciones de trabajo prevalezcan los principios de equidad, igualdad y no discriminación; d) el anacronismo de las disposiciones procesales, lo cual constituye un factor que propicia rezagos e impide la modernización de la justicia laboral; e) la necesidad de avanzar hacia mejores prácticas en las organizaciones sindicales, que favorezcan la toma de decisiones; y f) una normatividad laboral que no prevé sanciones significativas para quienes incurren en prácticas desleales e informales contrarias a la ley.

Sobre el contenido de la reforma laboral propuesta…

Por su extensión no lo consigno en la columna, pero le invito a revisar el siguiente enlace:

http://gaceta.diputados.gob.mx/Gaceta/62/2012/sep/20120904-II.html#Iniciativas.

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* Profesor en economía de la UACJ, Miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI)