Las autoridades federales políticas y educativas han recibido en las mesas de negociación la paquetería de la agenda educativa de la CNTE–Sección XXII de Oaxaca. Y si bien el grito de batalla de la disidencia magisterial es la abrogación de la reforma laboral educativa del gobierno de Peña Nieto que abarcó sólo evaluación de aptitudes, la clave se localiza en la exigencia de los maestros de aprobar el Programa de Transformación Educativa de Oaxaca (PTEO).
El dato mayor radica en que el PTEO es una verdadera agenda educativa de la XXII. Pero que el PTEO fue procesado y definido en enero de 2012 por la Sección XXII pero con el apoyo institucional del Instituto Estatal de Educación Pública de Oaxaca (IEEPO) del gobierno aliancista PAN-PRD de Gabino Cué Monteagudo. Este PTEO fue presentado por Cué al Congreso local como iniciativa de ley el 14 de agosto de 2014, después de haberse aprobado la reforma educativa de Peña Nieto con el apoyo del PAN y del PRD.
De ahí que las movilizaciones magisteriales de la XXII han sido producto del descuido federal en el periodo 2010-2014 en que se consolidó la propuesta del magisterio disidente, de la complicidad del gobierno aliancista PAN-PRD de Cué con la XXII y de las autoridades políticas federales que dejaron avanzar el proceso autonomista local hasta la víspera de la votación de la ley XXII-Cué de educación.
El enfoque educativo del PTEO que la XXII y sus aliados en la CNTE están enarbolando en Gobernación y la SEP es político, ideológico, comunitario, de democracia comunal, autogestionario, con tintes de teología de la liberación religiosa, colectivista y promotor de la alianza comunidades-liderazgos políticos magisteriales para controlar comunidades, gobiernos municipales y el gobierno estatal. Su base viene del modelo comunitario indígena de usos y costumbres que se imponen aún a los no indígenas y que desaparece la individualidad social para construir un comunitario colectivo obligatorio.
Así, la educación debe tender a forjar espíritus rebeldes, comunitarios, colectivistas, como una forma de liberación social. Puede decirse que el modelo político es el mismo que aplicó la política educativa del periodo 1910-1982 acreditado al dominio intelectual de la Revolución Mexicana pero para reforzar la ideología del régimen priísta. La clave ideológica del PTEO parte de la dialéctica dominación-resistencia, la primera asumida por los gobiernos priístas y la segunda por la educación para la rebelión. El eje político señalado por el PTEO sobresale la polarización ricos-pobres en Oaxaca que buscará romperse a través de la educación revolucionaria.
El PTEO como iniciativa de ley fue frenada por la amenaza de destituir al gobernador Cué por romper con el pacto federal con una ley local contraria a la república. Del nacimiento de la autonomía sindical de la XXII en 1979 a la iniciativa de 2014, la XXII construyó su fuerza local a lo largo de treinta y cinco años, aunque financiados por el gobierno estatal con becas, recursos, dádivas y dinero secreto desde 1990.
Y el IEEPO de Cué ayudó a la XXII a redactar en noviembre del 2010 un sistema estatal de evaluación educativa diferente al aprobado en la reforma de Peña Nieto.
De ahí que exista una negociación entre dos proyectos educativos, uno federal y otro autonomista estatal apoyado por la alianza PAN-PRD, el gobernador oaxaqueño Cué y ahora López Obrador con la CNTE.
Política para dummies: La política es eludir la categoría del camarón porque camarón que se duerme… se lo lleva una marcha.
Sólo para sus ojos:
• En Los Pinos existe el optimismo de que el perdón solicitado por el presidente Peña Nieto por la “casa Blanca” tenga efectos positivos en sacar al tema de la agenda política de lo que resta del sexenio y sobre todo que no sea tema en el 2018.
• A pesar de todos los obstáculos, Donald Trump se enfila a la candidatura presidencial del Partido Republicano. Y haber llegado pese a todo da indicios de que se trata de una candidatura altamente competitiva. Por eso hay preocupación en el lado demócrata de Hillary Clinton.
• En el PRI hay certezas de que cuando menos los gobernadores de Veracruz, Quintana Roo y Chihuahua enfrentarán cargos de corrupción y tendrán que abandonar el poder antes de terminar. Inclusive, se asume que ésa sería una condición para darle certeza al sistema anticorrupción que el presidente Peña Nieto quiere como parte de su agenda para el 2018.