Refinerías en México, un negocio acotado

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A pesar de que la reforma energética aprobada por el Congreso abre la oportunidad a que empresas privadas construyan refinerías en México, que actualmente importa cerca del 50% de gasolinas, esta posibilidad se ve acotada debido a que es un negocio de pocos márgenes y muy altas inversiones, coincidieron analistas.

La propuesta, que fue enviada para su aprobación a los 31 congresos locales, permitirá que la Secretaría de Energía (Sener) otorgue las asignaciones para la refinación de petróleo, en colaboración con la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH).

“La reforma propiciará una mayor integración en la cadena de valor a partir de la extracción de los hidrocarburos, lo que permitirá un abasto suficiente de gasolinas, gas metano y gas licuado de petróleo a precios competitivos”, expresó el primer dictamen presentado en el Senado sobre la propuesta de reforma.

Atractivo para pocos

El atractivo por incursionar en asociaciones con Pemex para construir o reconfigurar sus actuales refinerías, así como construir nuevos complejos por parte de empresas privadas se ve limitado por la propia naturaleza de este negocio, con bajos márgenes de rentabilidad, dijo el Senior Researcher del Centro de Investigación para el Desarrollo AC (CIDAC), Luis Serra.

“Siempre hay empresas dedicadas a esto de la refinación, y pueden ser más eficientes que Pemex. Creo que sí habrá firmas que quieran venir, aunque no en un número tan impresionante”.

Pero la apertura del sector puede atraer a compañías especializadas en la refinación, y comprar de manera directa los barriles de crudo a Pemex para refinarlos en el país, y venderlos a otras compañías que decidan comercializarlo, pues también ahí se dará la apertura, aseguró el director de la consultora del sector energético GMEC, Gonzalo Monroy.

“Pueden venir empresas como Valero, que sólo se dedica a la refinación, y lo hacen muy bien, por lo que no requieren de tener toda la cadena desde la explotación hasta la venta al menudeo”.

La gráfica muestra que las importaciones se triplicaron entre 1997 y 2012, mientras que la producción de gasolinas se estancó.

Agencias