Más de 500 millones de personas alrededor del mundo conectadas a una misma red, que digitaliza sus vidas (gustos, preferencias, relaciones e ideologías) y que les otorga el poder de exponerse en la medida que deseen. Esa fue la creación que Mark Zuckerberg puso a disposición de los cibernautas… un universo llamado Facebook.
Con esta creación, Zuckerberg pasó de ser un detestable hacker a uno de los hombres más exitosos del mundo.
Pero Zuckerberg es más que eso. Hoy es el personaje que inspiró a Red social (Social Network), un controversial filme sobre Facebook, que este viernes 28 de enero llega a las salas de cine nacionales y que cuenta con ocho nominaciones a los premios Óscar.
Basada en el libro Multimillonarios por accidente, del escritor estadounidense Ben Mezrich, y dirigida por el cineasta David Fincher, Social Network explora el período y las aparentes circunstancias en las que se gestó Facebook.
La cinta expone cómo en el 2003, en un desordenado cuarto de universitarios de Harvard, surgen los cimientos de lo que sería la red social que revolucionó al mundo.
En esta producción, su guionista, Aaron Sorkin, reúne diferentes verdades sobre el nacimiento de Facebook, con el objetivo de presentar los hechos tras bambalinas del popular sitio.
Víctima y cómplice. La verdad, en Social Network, es expuesta como un recurso resbaloso, que sugiere que el creador de Facebook, Mark Zuckerberg, (interpretado por Jesse Eisenberg) termina siendo víctima de su propia creación y, según explica Sorkin (en notas de la producción), se arrepiente de las relaciones que estropeó.
Durante la mayor parte del filme, Zuckerberg –quien creó Facebook a los 19 años– es expuesto como un genio, pero también como un anarquista socialmente inadaptado, un hacker capaz de traicionar amigos para lograr lo que desea.
Proyección, ofrecer acceso a la vida privada de los demás y tener un sitio cool (que no fuera profanado con anuncios publicitarios) era lo único que a Mark le importaba, según la cinta. El dinero nunca formó parte de sus prioridades.
Para escribir el guion de Social Network, Sorkin se apoyó en fuentes públicas, como reportajes y expedientes legales, pues nunca tuvo acceso a Zuckerberg, quien ha dicho que no piensa ver la película.
“Sabía que si hacíamos nuestro trabajo, si hacíamos justicia a la historia, todos los involucrados en ella probablemente la desconocerían”, ha dicho David Fincher, director del filme, en notas suministradas por la producción.
En esas circunstancias, el guionista decidió echar mano de un recurso muy valioso: el blog escrito por Zuckerberg en su época universitaria. En esta bitácora, el genio descargaba su disconformidad con la sociedad.
Es de ese blog que los productores se enganchan para comenzar el filme: dolido porque su novia lo dejó –por su prepotente actitud–, Mark expresa en ese sitio su frustración y burlas hacia su expareja.
A partir de ese blog nace el sitio Facemash, precursor de Facebook, que el hacker pone a disposición de los estudiantes de Harvard para votar por la chica más sexi de la universidad. En menos de cinco horas, Mark había colapsado toda la red de la universidad.
La noticia de que un estudiante de 19 años había hackeado el sistema de Harvard llega a oídos de dos hermanos ricos que estudian en el campus y que quieren implementar un sitio web de citas.
Ellos acuden a Mark para que elabore los códigos de esa web. Él, sin pensarlo, acepta la oferta.
Pronto, se da cuenta de que la idea de crear una red donde se pueda husmear en la vida de las personas conocidas, conocer sus gustos, intereses y relaciones sentimentales, es un recurso al que cualquiera le gustaría tener acceso.
Por eso crea thefacebook.com, una red social destinada, inicialmente, a estudiantes de Harvard. Pero en un abrir y cerrar de ojos esta se esparce como un virus en otras universidades de EE. UU.
Desde entonces, se comienza a tejer una telaraña de engaños en la cual Mark se convierte en la presa de demandas, de quienes se proclaman cofundadores y autores intelectuales de Facebook.
Así, Social Network transcurre entre el presente, momento en que el joven afronta dos demandas diferentes por la autoría de Facebook, y el pasado, el año 2003, a los siete años siguientes de la creación de la red social.
En un tribunal, él y los demandantes relatan, a la misma vez, sus versiones de cómo se creó el sitio.
“Deseaba que los actores llegaran al punto donde podían hablar con la velocidad e informalidad de la vida real, donde las cosas se traslapan”, explica sobre la dinámica del filme su director, quien, incluso, llegó a grabar 200 tomas distintas de una misma escena, para plasmar un ambiente de controversia.
A partir de mañana, usted podrá juzgar si la producción cumplió con su objetivo de descorrer los entretelones de Facebook, y si Mark Zuckerberg termina por ser un antihéroe redimido.
Agencias