La victoria no debe alejarnos de la reflexión y la autocrítica, fue una de los frases que resonó en el salón presidentes en la reunión de evaluación que en el CEN del PRI se llevó a cabo la semana pasada. Y es que a pesar de que los resultados para el priismo nacional constituyen un triunfo bajo cualquier circunstancia, existe amplia evidencia de una profunda desazón sobre los partidos políticos y del rechazo ciudadano que son objeto. Así aunque el PRI en Oaxaca es la primera fuerza, lo hizo con la votación más baja de los últimos cinco procesos electorales y con un rechazo en un sector importante en la población: los jóvenes.
Una de las pruebas contundentes es que la candidata joven del PRI por excelencia, en el distrito 09 de Santa Lucía no convenció con sus propuestas y perdió. Por eso y por muchas razones más la Red de Jóvenes del PRI en Oaxaca se tiene que renovar. Y lo necesita hacer bajo un proceso abierto, en donde participen todos los que quieran, puedan hacerlo y lo más importante quienes tengan una visión de futuro progresista sobre lo que los jóvenes en Oaxaca necesitan.
Porque la realidad para los jóvenes es abrumadora, porque ha resultado fallido el método del Presidente del Comité Directivo Estatal del PRI Anuar Mafud con los jóvenes, nuestros problemas en Oaxaca no se resuelven convirtiendo a algunos en empleados y censurándolos.
La estrategia actual no contribuye a propiciar que en Oaxaca se gesten cambios verdaderos desde el PRI. Porque mientras no se generen cuadros capaces de ganar elecciones y con posibilidades de transformar urnas ganadas en buenos gobiernos, no habrá resultados políticos que festejar. Lo peor, es que parece no lograr entenderlo. En vez de ver en la renovación de los sectores una oxigenación, ve una amenaza.
Actualmente la dirigencia de jóvenes priistas está caduca, lleva más de un año y medio con el período vencido. Es ilegítima y no cuenta con los consensos. La apuesta nuevamente de ganar tiempo para ostentar el cargo es una doble derrota moral de la dirigencia actual. Esta es una razón más por la que debe haber un proceso de renovación.
Si un partido no logra tener procesos democráticos al interior de su organización, no tiene argumentos para hacer de su propuesta una opción de triunfo. Si el PRI no democratiza la organización del sector juvenil, los jóvenes no tendrán argumentos para poder convencer. Y lamentablemente, aunque duela reconocer, no existirá garantía de que por la vía democrática se pueden postular candidaturas.
Porque si ese es el PRI en Oaxaca, los mismos priistas habremos de rechazarlo. Rehuirlo, denunciar su intolerancia y exhibir su ignorancia. Reprochar que sus fobias intenten volverlas posiciones partidistas y recordarle que la agenda de un partido progresista y social demócrata incluye la discusión de temas de fondo: como la ampliación de participación política de los jóvenes, el derecho de las mujeres, el desempleo y la seguridad social juvenil, la educación de calidad en Oaxaca.
Hoy, existen una nueva generación dispuesta a pelear porque el PRI no sea lo que únicamente hemos leído en los libros: un sistema totalitario, vertical y anacrónico, dónde hay que congraciarse con el que detenta el poder para poder participar. En Oaxaca, el PRI no puede ni debe ser el partido que restaure o preserve formas e ideas propias del nacionalismo revolucionario. En esta reflexión y autocrítica hay que decir también que el voto sirvió el 7 de junio, porque nos enseñó nuestras debilidades. La elección reciente emite señales de alerta, de que hay amenazas y castigos.
Por eso, para poder enfrentar con éxito el próximo proceso electoral, el PRI en Oaxaca debe ser un partido incluyente, capaz de generar a nivel de tierra contacto con la gente. Debe erigirse como un partido de propuestas tangibles, más que de cuentos y añoranzas. Tiene que ser un partido que promueva la libertad de pensamiento y la confrontación de ideas, porque es así como se ganan elecciones. Porque para poder disparar con las ideas y sacudir conciencias en cada oportunidad que se presente, necesitamos estar preparados, capacitados y convencidos que tenemos un partido que es opción de triunfo.
Dispuesto a combatir desde el nivel local, la cúspide de las contrariedades que Oaxaca enfrenta: la pobreza. Porque la pobreza, como siempre sostengo, mata y enferma. Mata porque los casos de muerte materna no tienen que ver con la capacidad de los médicos, está asociada con problemas como el servicio de agua potable, drenaje y alcantarillado. Enferma, porque la falta oportunidades inhibe el ánimo del colectivo social y destruye el valor cívico en la ciudadanía. Y lo anterior es un caldo de cultivo que incentiva la transgresión de la ley.
Ante esta realidad, el PRI no debe tener miedo y tiene que realizar ejercicios democráticos al interior. Hoy los jóvenes priistas hemos decidido no tener miedo, vamos a participar con más fuerza y convicción.
Igmar Francisco Medina Matus.
@igmarmatus