Rebeldes sirios liberaron el miércoles a 48 rehenes iraníes a cambio de la excarcelación de más de 2.000 prisioneros civiles detenidos por el Gobierno en Damasco, anunció una agencia de asistencia humanitaria turca que ayudó a sellar el acuerdo.
La brigada al-Baraa, un grupo insurgente sirio, capturó a los iraníes a inicios de agosto e inicialmente amenazó con matarlos por considerarlos miembros de la Guardia Revolucionaria de Irán enviados para luchar en favor del presidente Bashar al-Assad.
La república islámica, uno de los aliados más cercanos a Assad, negó la acusación y dijo que se trataba de fieles chiíes que realizaban un peregrinaje hacia un santuario en Siria. Teherán pidió al gobierno turco y al qatarí que usaran sus contactos con los combatientes para lograr su liberación.
“Los 48 iraníes han sido liberados y están siendo llevados a Damasco, acompañados por funcionarios sirios e iraníes”, dijo Bulent Yildirim, jefe de la agencia de ayuda humanitaria IHH.
A cambio, el Gobierno en Damasco ya comenzó la liberación de 2.130 prisioneros civiles, la mayoría de ellos sirios, pero entre los que también hay turcos y personas de otras nacionalidades, agregó.
Dos canales de televisión iraníes también reportaron que los 48 rehenes habían sido puestos en libertad.
No hubo confirmación por parte del Gobierno sirio, que periódicamente ha liberado a cientos de prisioneros a lo largo de los 21 meses que lleva el conflicto. Sin embargo, Damasco siempre ha recalcado que aquellas personas detenidas “no tienen sangre en sus manos”.
Las fuerzas del Gobierno sirio han alcanzado acuerdos locales con grupos rebeldes para intercambiar prisioneros, pero el anuncio de liberación del miércoles sería el primero en el que se excarcelan ciudadanos extranjeros.
Grupos de oposición acusan a Assad de detener a decenas de miles de personas por motivos políticos durante sus 12 años en el poder y afirman que las cifras se incrementaron abruptamente tras el inicio de la guerra civil.
Las personas desaparecidas se convirtieron en un reclamo fundamental de las protestas callejeras contra Assad que emergieron por primera vez en marzo del 2011.
Turquía es uno de los detractores más feroces de Assad, un importante partidario de la oposición e incluso ha propuesto una intervención internacional en Siria.
También ha sido sumamente crítico de la postura de Irán en la guerra donde han muerto hasta el momento unas 60.000 personas, según estimaciones de Naciones Unidas.
Reuters