Reacción ciudadana o manipulación: Ernesto Ruiz

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“Donde hay educación no hay distinción de clases”. Confucio

 

Oaxaca no deja de sorprenderme -ojalá no deje de hacerlo nunca-, es por demás mencionar todo lo hermoso que existe en nuestra tierra; pero ahora, lo que me ha dejado impávido fue la reacción de los valerosos padres de familia de Mitla, pasaron de la indiferencia a la defensa de sus escuelas y de su pueblo, ante el cierre carretero que hiciera la sección 22 y la amenaza de entrar a su comunidad a “rescatar” escuelas que se encuentran en manos de la sección 59, decidieron acudir ellos al lugar en donde estaban los Maestros y desalojarlos. Según las crónicas el resultado fue varios vehículos con afectaciones, algunos lesionados –no de gravedad- los pobladores retuvieron a 5 Profesores y los maestros al Presidente, otros funcionarios y policías municipales, todos liberados luego de un acuerdo logrado con “gran oficio político” de nuestro gobierno, pero sobre todo se hizo notable la buena voluntad de los hijos de Mitla.

Esta acción, posicionó en mí una agradable sensación, ¡Oaxaca no está dormida!, Reacciona ante la trémula actuación del gobierno y los abusos de unos cuantos. Eso me llena de esperanza, cuando menos estoy convencido de que esos padres serán ejemplo de valor civil para sus hijos, pero además deben serlo para todos los oaxaqueños; hacer frente a tan insensibles huestes no es fácil, hay mucho en juego, por ello, cuando menos desde humilde espacio, yo en lo personal les reconozco su determinación y estoy seguro que muchos oaxaqueños se los agradecen, porque esto se puede constituir, al menos eso espero, en el movimiento de padres de familia que exijan al gobierno y a los maestros cumplir con sus responsabilidades.

Sin embargo, ante estos desafortunados eventos también me llama la reflexión: ¿qué sentirán los verdaderos educadores? Aquellos que se han preparado y esforzado para educar, aquellos Maestros que en otros tiempos se ganaron el respeto, homenaje y cariño de nuestra sociedad; ¿qué dirán ellos? Al ver que muchos de sus “colegas” dejarán al futuro de Oaxaca sumergido en la ignominia, que poco a poco han destruido lo que les costó tanto construir, ¿Les preocupará el destino de sus hijos? Ya no digamos de los nuestros, ¿será que no dicen nada precisamente porque de forma egoísta sólo cuidan de su bienestar? No conozco las respuestas, pero sé, que si hay Maestros conscientes del daño que se la he hecho a Oaxaca, con su silencio se vuelven cómplices.

En este entuerto, la sección 22 argumenta que son grupos relacionados con su contraparte la 59 y con el PRI, los que han buscado hacerle frente a su “movimiento democrático y de reivindicación social”; por supuesto que entre los padres de familia habrá quienes sean militantes o seguidores del PRI, pero también de otros partidos políticos e incluso los hay que tengan simpatía con la sección 59, pero de lo que no queda duda, es que lo acontecido se convierte en una reacción de indignación, de protesta, de hartazgo ciudadano ante los atropellos y abusos de los estupendamente regenteados maestros de la sección 22 y no sólo de ellos, sino de cualquier “líder social” –todos en un tiempo aliados de Cué- que en búsqueda de “mejoras sociales” utilizan, de forma impune, los bloqueos, las marchas y el chantaje para conseguir sus fines  y que con sus desmanes provocan tanto daño no sólo a los niños, sino a nuestro bello estado, que lamentablemente sostiene con alfileres su economía . –a pesar de lo que dicen los del desgobierno-, pues dependemos en gran medida del turismo, del comercio, y de las pocas empresas que se arriesgan a invertir en nuestra tierra.

Por supuesto, no es de celebrar el accionar de la violencia, pero ante el vacío de un gobierno que no halla –o no quiere encontrar- una solución que mejore los niveles de educación de la niñez oaxaqueña y que no obliga a los maestros a cumplir con sus deberes, es justificable la acción de los padres, incluso es aceptable que el hecho se replique en otros municipios (como ha sucedido en otras comunidades de manera aislada) para con ello obligar al gobierno y sección 22 a firmar un pacto en el que se podría estipular, por ejemplo:

  1. a)Que los Maestros se comprometen a cumplir al 100% con el Calendario escolar;
  2. b)Se establezcan reglas claras y mecanismos eficientes para regular la asistencia de los Maestros a sus centros de trabajo, para que en el caso de falta injustificada estén sujetos a sanciones considerables;
  3. c)La aplicación de una necesaria evaluación obligatoria –que bien puede ser la aplicada por la SEP o bien una convenida con la UNAM- a todos los Maestros, la cual permita conocer el nivel de su preparación y permita aplicar medidas que les sirvan para continuar desarrollando sus actividades académicas con mejor preparación;
  4. d)Que dejen los sindicatos magisteriales de ser protectores de Maestros sin ética, que permita la aplicación de la ley en los muchos casos de abuso que algunos de sus miembros cometen contra nuestros niños;
  5. e)Que el IEEPO vuelva a su papel de instituto regulatorio de la educación y no siga, como hasta ahora, guiado y bajo el yugo de la sección 22;
  6. f)Que el gobierno asuma completamente su obligación, tal como lo consagra el artículo 3º de la Carta Magna, haciendo valer la ley y el pacto firmado; para que no se exponga nuevamente a la sociedad en actos como los acontecidos.

Claro, todo esto sería en el supuesto de que los pueblos de Oaxaca decidieran actuar para poner orden en un estado, en el que ha quedado demostrada una vez más la ineptitud del gobierno. Porque aún con la ofensa al pueblo de Mitla, los cínicos de la sección 22, se dan el lujo de promover movilizaciones para protestar en contra de “la agresión”, insistiendo en el caos y la destrucción sistemática de nuestro estado, sin que las autoridades hagan nada para desarticularlos a pesar del ultimátum, o tal vez sólo los están usando como pantalla que protege los 300 millones que le autorizaron a Gabino.

Por lo pronto, esperemos que haya un valiente que decida formar una gran Asociación de Padres que aglutine a los de todo el estado, que tenga como objetivo por un lado, sacar de su  creciente displicencia al gobierno del estado y por el otro frenar los abusos del magisterio, todo en aras de lograr mejores índices en la calidad de educación.