Hace años había un anuncio que decía “todo México es territorio Telcel”. No sé si todavía exista esa propaganda chocante, pero al menos nos pone a pensar si en realidad la empresa Telcel, la del globito azul, es la dueña de este país.
A la mejor si, porque cuando se le ocurre, a todos los usuarios nos pone a sufrir de a gratis.
Cuando eso pasa no tenemos más margen que pensar que en realidad estamos bajo el dominio y las orejas de alguien muy poderoso.
El domingo 5 de este mes, miles de personas oaxaqueñas pudimos comprobar que en realidad estamos bajo los caprichos del dueño del globito azul.
Desde las diez de la mañana, si no es que antes, de ese día domingo, cientos de teléfonos de Oaxaca dejaron de funcionar. Pero no se trató de cualquier teléfono, sino los de aquellos que tenían que ver algo con las elecciones, como operadores y representantes de partido, diputados, candidatos y principalmente periodistas.
Muchos de estos últimos fueron personalmente a los centros de atención a clientes para que les dijeran qué es lo que pasaba con su aparato. La respuesta que daban era simple: que había sido reportado como robado, y que no tendría línea sino hasta 24 horas después. Pocos fueron los celulares que tuvieron servicio antes de las 24 horas, pero hubo otros que se fueron más allá de las 48 horas sin servicio.
Así que el día de las elecciones muchos periodistas se tuvieron que quedar en casa porque la única forma que tenían de comunicarse era a través del wifi. En una palabra, se quedaron atados y con la poca información que fluía trabajaban.
Aquí una pregunta. ¿Quién pudo haber tenido la información de los números de teléfono de los periodistas y operadores políticos para bloquearlos? Parece como si esa información hubiera salido de las oficinas de comunicación social del gobierno del estado.
Pero hay más preguntas: ¿para quién trabaja Telmex o Telcel? Desde luego que no es para sus usuarios, eso lo sabemos todos, sino para políticos que pudieron comprar su precio para desconectar a cientos y cientos de personajes que estaban relacionados con las elecciones a gobernador, a diputados y a presidentes municipales.
Los teléfonos que no fueron cortados durante horas, al menos eran cortados durante largos segundos en cada llamada.
Además, todo Oaxaca se quejó de la señal telefónica demasiado baja que teníamos. Pocas oportunidades había para comunicarse.
Si Telcel está en todo el territorio de México, es seguro también que es el oído de los que saben pagar el precio.
Sería más cierta la publicidad de Telcel, si en lugar del globito azul fuera la oreja de Carlos Slim.
La frase chocante que escuchamos hace años de “Todo México es territorio Telcel”, es tan cierta, que no solamente incluye espacios territoriales sino ciudadanos también. Parece que pertenecemos al grupo Carso, o a Inbursa, o directamente a Carlos Slim, o a los tres. La cosa es que aunque protestemos, no podemos hacer nada y tampoco tenemos escapatoria.
Ahí están, hay que decirlo con cierta tristeza, aparte de las extensas superficies territoriales, los medios de comunicación, las empresas de toda índole, suspirantes presidenciales, deportistas, académicos, filántropos, pobres y ricos y todos los que nos hemos atrevido a usar un aparato que nos pone en contacto con todo el mundo.
Después de esto habrá que hacerse una última pregunta: en realidad ¿quién va a gobernar Oaxaca? ¿El gobernador electo, o el que tenga más información?
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