* Murat es saboteado por sus amigos-enemigos yupis y yopes. Los agitadores y subversivos tienen el fierro del mismo establo. Por la corrupción, urge un golpe de timón en el gabinete. El tiempo se acaba.
* Por la experiencia en seguridad pública y nacional, y político-administrativa, las decisiones del gabinete de seguridad no se toman por ignorancia, sí por ineptitud, estupidez y hasta mala leche.
En política no hay casualidades, sino causalidades. Y si a ello sumamos la premisa enseñada por Maquiavelo en su obra El Príncipe “piensa mal y acertarás”, mucho huele a podrido en Oaxaca.
Ante los hechos objetivos es una verdad axiomática, tan evidente que no requiere demostración.
No es nada casual que ocurra en vísperas del Tercer Informe de Gobierno de Alejandro Murat.
Se fortalece así la fundada presunción que los últimos acontecimientos de violencia política y terrorista, tienen como claro objetivo desestabilizar y generar ingobernabilidad en el Gobierno.
La intensificación de la agitación por parte de diversas organizaciones sociales, no es fortuita ni surge por generación espontánea. Son acciones concertadas en las cañerías de la peor politiquería.
A río revuelto, ganancia de aquellos dirigentes políticos, públicos y clandestinos, que desde los 70 están dedicados a sacar provecho de las situaciones de caos prefabricado en este estado sureño.
La violencia política provocada por dirigentes de organizaciones sociales radicales, se agrava con las presuntas acciones subversivas de la narcoguerrilla y del narcoterrorismo en algunas regiones.
El conflicto en Tlacolula amenaza salirse de madre por la disputa de escuelas entre la Sección XXXII de la CNTE y los padres de familia de la comunidad, y en Seguridad Pública por la corrupción.
No hay que olvidar que, se ha deslizado la posibilidad de un posible interinato. O porque Alejandro Murat se incorpore al gabinete de Andrés Manuel López Obrador o porque se incendie el estado.
Posibilidad nada descartable por el afecto y estrecha cercanía del Gobernador con el Presidente de la República. Para nadie es desconocida la alianza del llamado PRIMOR, establecida entre ambos.
Bajo este contexto, obligado es preguntar a quién o a quiénes beneficia la agitación y subversión. Seguramente no nos equivocaremos si apuntamos a los ex gobernadores enemigos de José Murat.
Este escenario se fortalece por los requerimientos ministeriales y financieros al ex Gobernador Gabino Cué por la masacre de Nochixtlán y a Alberto Varga Varela por su escandalosa corrupción.
Tampoco hay que descartar, por supuesto, la fundada presunción que se trate también de “fuego amigo” de los cómplices de los ex gobernadores enemigos de Pepe Murat, en el gabinete legal.
No hay que perder de vista que los dirigentes de las organizaciones sociales radicales que agitan, tienen en las ancas el fierro del mismo establo. Es decir, el dueño de la jauría suelta es el mismo.
Indispensable es insistir, pues, en preguntar quién o quiénes traicionan al Gobernador Murat. Es un secreto a voces que Murat es permanente saboteado por sus amigos-enemigos yupis y yopes.
El objetivo de unos, enloquecidos por la soberbia y la ambición sucesoria y otros, dolidos porque no les han dado lo que quieren, es promover un interinato y obligar a Murat a dejar el Gobierno.
La masacre de cinco elementos de la Policía Estatal Preventiva en San Vicente Coatlán, lo pone de manifiesto dolorosamente, otra vez, al involucrar a las dependencias del gabinete de seguridad.
A la luz de trayectorias de expertos en seguridad pública y nacional, y político-administrativas, no se trata de decisiones tomadas por ignorancia, sí de ineptitud, estupidez y hasta de mala leche.
Cómo es posible que se tome la decisión de enviar al matadero a escasamente ocho elementos en dos patrullas a una zona considerada “foco rojo”, por la existencia de narcotráfico y guerrilla.
No es posible que lo ignore Héctor Anuar Mafud, por tercera ocasión Secretario General de Gobierno, responsable de la política interior, o el titular de la Secretaría de Seguridad Pública.
Raúl Ernesto Salcedo Rosales presume en su currículum más de 20 años de experiencia en el Centro de Inteligencia y Seguridad Nacional (CISEN), hoy Centro Nacional de Inteligencia.
Salcedo es cuestionado legalmente. Se le corresponsabiliza como jefe de Estación del CISEN en Oaxaca de la masacre en el desalojo en la supercarretera en Nochixtlán, el 19 de junio de 2016.
Más indignante es aún que la masacre policíaca en San Vicente Coatlán, Ejutla, destape la cloaca de la escandalosa corrupción en la Policía Estatal Preventiva y la Secretaría de Seguridad Púbica.
En las redes sociales proliferan las detalladas denuncias sobre la venta de servicios a las empresas constructoras de la supercarretera a la Costa, por el robo de maquinaria en La Cementera.
“Los jefes traen compromisos con las constructoras, les pagan un dinero extra y dicen que es nuestra obligación cuidarlos, así como cuidamos a presidentes municipales, bailes y pachangas”.
“Los jefes dicen que no tienen para gasolina y por la pinche gasolina nos mandan a patrullar en esas zonas. ¿Por qué creen que pusieron la comandancia en Ejutla? El presidente se reporta con el secretario”.
“El día que el secretario fue a Ejutla, se puso una borrachera que lo tuvieron que cargar. Ahí se comprometió a regalar otra patrulla que les entregó el jueves, por ese maldito dinero mataron a nuestros compañeros”.
“Toda esta semana el Comisionado se fue a México, el encargado es Panchito y ya saben lo ratero que es, el Comisionado vino a vacacionar a Oaxaca, Panchito y su familia se la pasan robando. De dónde sacaron su riqueza su hermano y su hijo más que de la Policía”.
¡Descansen en paz los policías masacrados. Nuestro apoyo y solidaridad con sus familias. Exigimos que sus asesinatos no queden impunes!
alfredo_daguilar@hotmail.com
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@efektoaguila