Los estudiantes del CCH Azcapotzalco de la UNAM fueron agredidos por grupos de choque, por los porros, como se les conoce. Cansados de las constantes agresiones, el pasado 3 de septiembre los estudiantes decidieron marchar hacia Ciudad Universitaria y manifestar, ante las autoridades universitarias, su malestar por la violencia y la inseguridad que prevalece en los campus, escuelas y facultades de la UNAM.
La protesta estudiantil dio inicio al pie de la Rectoría de CU, cuando de pronto, irrumpieron grupos de jóvenes enmascarados armados con bastones y bombas molotov para agredir a quien se les atravesaba en la explanada de la Rectoría.
El número de estudiantes se multiplicaba, se defendían, corrían a ponerse a salvo de los petardos lanzados por los porros anarquistas, los porros golpeaban al estudiantado sin distinción, hombres y mujeres por igual fueron heridos por los golpeadores.
El saldo de la salvaje agresión fue de varios estudiantes heridos, cuatro de ellos de gravedad, uno resulto herido en el riñón por lo que tuvo que ser operado de urgencia dos veces para salvarle el vital órgano y con ello la vida.
Estos actos de salvajismo que indignan por la impunidad y el uso de la violencia que nadie impidió, deja claro que los elementos de seguridad de CU no sirven para la maldita cosa, como fue el caso del coordinador operativo de vigilancia, Jesus Teófilo Licona Fierro, quien solamente fue suspendido en sus labores por los mandos universitarios. Sorprende también, que las autoridades académicas brillaron por su ausencia, dejaron hacer y dejaron pasar los hechos delincuenciales sin solicitar auxilio de ambulancias, paramédicos, bomberos o policías, en aras de una autonomía confundida. Como si se tratara de una Cataluña cualquiera.
Estos actos salvajes e impunes, se cometen debido al estado anárquico que priva en los campus; situaciones que dejan al estudiantado universitario a merced de la inseguridad y la violencia, lo que hace evidente que la autonomía universitaria, en ocasiones, se confunde, precisamente, con la impunidad al no aplicarse leyes y reglamentos en beneficio de la seguridad y la vida de los estudiantes.
Lo hechos violentos ocurridos, el pasado 3 de septiembre, se suman a otros igual de lamentables, que tuvieron como resultado las mismas y acostumbradas promesas y condenas de las autoridades universitarias y judiciales, en el sentido de hacer justicia, misma que no ha llegado a los campus universitarios. Ni llegará, toda vez que los porros que hirieron a los estudiantes de gravedad, que fueron aprehendidos por la Procuraduría General de Justicia de CDMX, fueron puestos en libertad en menos de 24 horas que duró su detención debido a que nadie levanto actas en su contra.
¡Increíble el poder político que mece la cuna!
La violencia del crimen organizado, la venta de drogas, los ambulantes protegidos y tolerados por la “vigilancia universitaria”, los asesinatos de Lesvy Berlin Osorio, los narcomenudistas, el tránsito de los taxistas que llevan droga, la ocupación ilegal del Auditorio Justo Sierra, que por cierto, el Rector Enrique Grau no ha podido recuperar al patrimonio universitario; son problemas acumulados que están formando una bomba de tiempo.
De ahí que nos preguntemos: ¿Quienes mecen la cuna en la UNAM? ¿El ataque del 3 de septiembre es consecuencia de intrigas que se tejen en secreto para provocar la renuncia de Enrique Graue? ¿La trama urdida contra el estudiantado esconde fines partidistas? ¿Quienes le impiden al Rector recuperar el Auditorio Justo Sierra ocupado por drogadictos, parasitos y porros? ¿Quienes están utilizando a la UNAM para crear un estado de violencia en CDMX?
Hay que ir armando el entramado para llegar a saber lo que se está gestando para crear este clima violento utilizando la manipulación, la intriga, el engaño y el aprovechamiento de las tersas condiciones políticas del país para crear fantasmas cuando todavía no es de noche.
Las maniobras con este perfil históricamente se han descubierto por ser artificiales y no tener justificación que les den fuerza, como en esta ocasión en la que se utilizaron mercenarios para meter miedo a un estudiantado que supo responder con la fuerza que da ser mayoría racional para enfrentar las provocaciones, la violencia e impunidad.
El estudiantado conforma un pliego petitorio que presentarán hoy lunes a las autoridades universitarias, mismo que incluirá acciones que garanticen la seguridad física; la expulsión de los porros de los planteles universitarios; la prohibición de que directores de escuelas preparatorias, CCHs, facultades e institutos tengan a sueldo a porros para su protección; la reestructuración de los cuerpos de vigilancia por personas eficaces, preparados para impedir cualquier brote de violencia que amenace a la Universidad y al estudiantado.
En suma, no debemos tolerar, bajo ninguna amenaza, que la Universidad sea instrumento político de unos cuantos, toda vez que el interés general de la sociedad esta por encima de los intereses de unos cuantos que “están meciendo la cuna”.
@luis_murat
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